1996-05-06.EL MUNDO.TONGO SIN ARTE Y CON ENSAYO AGT
Publicado: 1996-05-06 · Medio: EL MUNDO
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TONGO SIN ARTE Y CON ENSAYO EL MUNDO. LUNES 6 DE MAYO DE 1996 ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO Los actos parlamentarios carecen de interés y de emoción. Hace tiempo que las Cámaras de partido dejaron de ser representativas de la vida de ellas sólo cabe tedio y votación. Se sabe de antemano lo que cada portavoz de partido va a decir y el sentido de cada votación de partido. Los lectores de tribuna asesinan réplicas y dúplicas discurren sin encontrarse. Tópicos muertos, prejuicios anacrónicos, fetichismos semánticos, generalidades sin compromiso, voces monótonas, cifras de estadísticas parciales ni siquiera logran dar a la función parlamentaria la autenticidad de una comedia, aunque todo esté decidido, como en el teatro, fuera del escenario. Más que la falta de humor y de ingenio, lo que aburre es la torpeza en las artes disimulatorias del amaño. El tongo, que el público no perdona en el boxeo, es aplaudido en el arte y ensayo de la lucha libre. Al tongo parlamentario no lo define la ficción del debate, que se da por supuesta, ni la falta de golpes elocuentes que la incultura política no puede propinar, sino el consenso secreto que maniata la oposición al gobierno. Hubo tongo sin arte ni ensayo cuando Felipe González se permitió presumir de que él nunca diría ¡váyase Sr. Aznar!, sabiendo que el aludido no le recordaría públicamente el motivo criminal que causó su «váyase, Sr. González». Hubo tongo sin arte y con ensayo cuando González prometió no criticar nunca en público los errores (crímenes) que cometiera el gobierno en la lucha antiterrorista; cuando Aznar sostuvo que «un gobierno no tiene que controlar al Gobierno anterior» (sus delitos), y que descalificar una materia reservada llevaría a la supresión de la ley de secretos; cuando González, después de aprobar y felicitar al investido por su texto programático, recordó que debía oponerse a la investidura porque era lo que demandaba la lógica parlamentaria al jefe de la oposición nominal. Hubo intento de tongo, sin arte ni ensayo, cuando el investido quiso extender al Sr. Anguita, sin que éste lo dejara, la misma comprensión que la dispensada al Sr. González por su negativa a tongo total, sin el menor arte y con mucho ensayo, cuando González se esposó al Sr. Aznar, como rehén parlamentario, para que éste gobierne sin oposición a cambio de desesposarlo de sus responsabilidades. La falsa magnanimidad de este tongo personal dejó en la penumbra otro tongo político, que causará más quebraderos de cabeza que la inmoralidad otorgada a los gobernantes futuros con el borrón y cuenta nueva, con el pasar la página de la responsabilidad de los gobernantes pasados. En el tongo semántico del federalismo, Anguita desenmascaró al desprevenido Aznar, haciéndole confesar que no todos los pactos secretos con los nacionalistas podrán cumplirse sin cambiar investidura oficial de la descrispación y del sosiego comprimirá al pensamiento y a la libertad de crítica, como factores genuinos de crispación y desasosiego. Por fin llegó a la clase política la calma chicha, el encefalograma plano, que tanto anhelan los gobernantes de consenso. Ahora les toca el turno sosegante a los escritores y periodistas. Los que tan dignamente han sobrevivido al felipismo encontrarán por fin, en el silencio de sus plumas, la libertad que Hobbes descubrió para los esclavos en el silencio de las leyes. La palabra escrita comienza su etapa de servidumbre al gobierno de los que lo tuvieron con Franco. Buen viaje a esta segunda transición hacia el sosiego que siempre procura, en las almas serviles, la liberación de responsabilidades en los amos.