1973-03-07.DIARIODEBURGOS.MADRID.EL DERRIBO UMBRAL
Publicado: 1973-03-07 · Medio: DIARIODEBURGOS
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EL DERRIBO DIARIO DE BURGOS. CRONICA DE MADRID. 7 MARZO 1973 FRANCISCO UMBRAL Ha comenzado el derribo del edificio que fuera sede del diario «Madrid», en la calle del General Pardiñas. Parece ser que se necesita el dinero del solar para pagar a la gente. Va a quedar, efectivamente, un hermoso solar en pleno barrio de Salamanca, por el que se pueden sacar unos buenos millones de pesetas para fundar otra cosa más pertinente que un periódico. Desde que el periódico no funciona, los antiguos redactores, que le tienen querencia al barrio, se reúnen en la cafetería «Dickens», que está enfrente, y allí hacen proyectos, escriben cosas y eligen representantes corporativos para las gestiones legales. Yo creo que con el tiempo acabarán fundando otro periódico en la cafetería, porque son gente lista y emprendedora, de modo que lo mejor sería demoler asimismo la barra del «Dickens». Es lo que tiene esto del periodismo y la cultura, que se derriba un periódico y la gente acampa en un café, y si derriba usted el café para poner un Banco, los periodistas y los cafeteros acampan bajo el puente de Toledo y fundan, a lo mejor, un Club político, que es peor. El derribo de la antigua Casa de la Moneda, en la plaza de Colón, y el derribo del edificio del «Madrid», en el mismo barrio de Salamanca, dejan dos hermosos huecos en una zona noble de la ciudad, dos espaciosos solares que no debemos desperdiciar levantando en ellos nuevas Cecas ni periódicos, sino aprovechar para zona verde, supermercados, aparcamientos o nuevos campos de fútbol, que los que hay están un poco lejos. En su día se abrió concurso urbanístico para premiar los mejores proyectos arquitectónicos con vistas a la futura plaza de Colón. El señor Chueca Goltia y otros profesionales presentaron muy interesantes ideas que fueron premiadas y seguidamente olvidadas, pues en la actualidad se está construyendo allí un aparcamiento y encima se piensa colocar la estatua de Colón, que es mala, canija y fea. Pues bien, con el solar que deja el «Madrid» podría hacer el Ayuntamiento otro tanto: abrir concurso de ideas urbanísticas para construir allí, por ejemplo, la gran plaza de la Prensa, el monumento al periodista cesante o una fuente luminosa dedicada a Gutenberg, inventor de la imprenta. En esa hermosa plaza, los periodistas jubilados del «Madrid» podrían tomar el sol por las tardes, comentando y recordando aquella famosa tercera página del periódico, que ahora ha sido antologizada en libro, e intercambiándose anécdotas retrospectivas de sus respectivas secciones periodísticas: los toros, el teatro, la política, etc. Plaza de Calvo Serer, sería el nombre adecuado. Se dice que las inmobiliarias, que también tienen su corazoncito, se niegan a construir bloques para vender por pisos en el futuro solar, y que los fabricantes tampoco quieren montar una fábrica de longanizas sobre las ruinas de un periódico. Lo más digno, si seria convertir el solar en plaza, y para ello ha corrido ya el rumor, por la cafetería «Dickens» de encargarse a Juan de Avalos un monumento que iría en el centro de dicha plaza, monumento en el que aparecerían las figuras estilizadas de García Trevijano, Antonio Fontán y Calvo Serer, procurando evitarles toda apariencia de mártires y llevando en sus manos, respectivamente, un paquete de acciones del periódico, un ejemplar del «Madrid» abierto por la tercera página y, en cuanto a la figura de don Rafael Calvo Serer, se le pondría en la mano derecha, alzada en alto, un pasaporte. Los antiguos redactores del periódico han querido estar presentes en el acto de demolición de la primera piedra acompañando el lúgubre golpeteo de las piquetas legales con el recitado del poema a las ruinas de Itálica y del soneto de Quevedo que comienza asi: «Miré los muros de la Patria mía...». Finalmente, todo el personal congregado entonó con sentimiento el himno funeral del maestro Lara, «Madrid, Madrid, Madrid, en Méjico se piensa mucho en ti», disolviéndose el acto, seguidamente, dentro del mayor orden y respeto a la autoridad competente. Pero la naciente Primavera madrileña apunta ya, jubilosa, en el nuevo solar, el tomillo se come la prosa de los editoriales y el jaramago perfuma la información conflictiva. La vida triunfa siempre de la política y mejor andaríamos si todos los periódicos de Madrid se demoliesen, estando tan necesitados como estamos de zonas verdes para que jueguen los niños, las mayorías silenciosas del futuro.