2015-07-14.ABC.LA BASTILLA RUIZ QUINTANO
Publicado: 2015-07-14 · Medio: ABC
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ABC SEVILLA (Sevilla) - 14/07/2015, Página 96 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes. La industria europea de la mentira en serie (excluida Inglaterra) nació en París tal día como hoy de 1789, con los sucesos de la Bastilla Cada 14 de julio nos acordamos de que los franceses, en la po-lítica como en la moda, se pa-san la vida haciendo revoluciones para volver al antiguo régimen. Aunque ahí estaba ya la crítica de Platón a las mentiras en Home-ro, la industria europea (excluida Inglaterra) de la mentira en serie nació en París tal día como hoy de 1789, con los sucesos de la Bastilla. En su soberbia disección de la Re-volución Francesa, Trevijano conclu-ye que la toma de la Bastilla es el ejem-plo más notable del tipo bastardo de mito moderno. La Bastilla capitula a las 17.30 horas. El gobernador de la prisión y el preboste de París son de-gollados y sus cabezas, ensartadas en picas, paseadas por la ciudad. La Rochefoucauld despierta en Versa-lles a Luis XVI. «¿Es una revuelta?» «No, Sire, es una revolución». –No sé que se haya visto jamás, salvo en los esclavos, llevar el pue-blo las cabezas en lanzas, beber su sangre, arrancar el corazón y comer-lo…–describe un espantado… ¡Saint-Just!–. Yo lo he visto en París. El pánico del rey y de los líderes de la Asamblea hizo el resto, y con un «Te Deum» conjunto en Notre Dame quedó consagrado el mito de la Bastilla que institucionalizaba una Revolución presidida por el rey (ejecutivo y judicial) con el apoyo de la Asamblea (legislativo), cuyo legado sería, tras del Terror, la fri-volidad del Directorio y el milita-rismo de «le Petit Caporal». Después, la gran mentira del se-cuestro que era huida con final en Varennes (sólo quienes se opusie-ron a la mentira, Robert, Condor-cet, Paine y los Cordeliers, votarían contra la muerte de Luis XVI, pro-poniendo su destierro a la Florida). Hasta llegar a las grandes men-tiras contemporáneas: nadie fue co-munista en Rusia, nadie fue fascis-ta en Italia, nadie fue nazi en Ale-mania, nadie fue franquista en España y todo el mundo fue resis-tente en Francia. Y porque renunciamos a lo im-prescindible para poder consensuar lo superfluo vemos hoy el Tour y nos llamamos socialdemócratas.IGNACIO RUIZ-QUINTANOLA BASTILLAVISTO Y NO VISTOUna imagen...CURRI VALENZUELA Adolfo Suárez estaba en el mejor momento de su vida aquel verano de 1978 (en la imagen, con su esposa, Amparo Illana), aunque él, a quien se adivina feliz, creyera que su viaje en barco por las calas ibicencas le iba a du-rar mucho, tanto como su poder o su fa-milia. Acababa de celebrar su segundo aniversario como el elegido del Rey para pilotar la Transición como presidente del Gobierno; un año antes ha-bía ganado las primeras elecciones democráti-cas, y cuando se tomó esta fotografía prepara-ba el referéndum en el que unos meses después iba a aprobarse la Constitución. Los dos grandes amores de su vida: Amparo, su mujer, y Mariam, la mayor de sus cinco hijos, le acom-pañaban en esos días de descanso, jóvenes y lozanas. Su principal colaborador, Fernando Abril Martorell, compar-tía aún con él planes, confidencias y vacaciones. Las cróni-cas de los periódicos locales han dejado constancia de que, cuando el barco en el que descansaban tocaba puerto y to-dos ellos bajaban para cenar en algún típico restaurante, la gente se arremolinaba a su alrededor para aplaudir a aquel joven político inmerso en la tarea de modernizar España. Los Suárez y los Abril pasaron buena parte de aquel mes de agosto embarcados en un yate de 18 metros de eslora que les había prestado un empresario catalán, en el que se mo-vieron por las costas de Ibiza, Mallorca y Menorca, discreta-mente vigilados por una patrullera de la Armada que no pudo evitar que dos periodistas de «Interviú» le abordaran con una lancha. Suárez les invitó a subir a bordo a condición de que no le preguntaran nada sobre política, algo raro en un hombre que no tenía otros intereses. Varias veces dejó a los suyos en el barco: dos para presidir en Madrid el Consejo de Ministros; otra, para asistir a los fu-nerales de Pablo VI, que murió por aquellos días. Atrás habían quedado sus veraneos en los lugares adecuados para progresar en su carre-ra: primero, en la Dehesa de Campoamor, una urbanización de Orihuela cuyo toque de glamour en los años sesenta era la presencia estival del al-mirante Carrero Blanco; y luego, con el alquiler de un chalé en La Granja que servía de antesala para los ilustres invitados que acudían a la fiesta del 18 de julio que Franco ofrecía en el vecino palacio. En el 78 ya se aproxima-ba a la Mallorca real, donde unos años después, cuando ya jugaba al golf y paseaba en el yate, más lujoso, de su amigo Mario Conde, se compró una casa en la que ya no fue tan fe-liz: las dos mujeres de su vida enfermaron y del poder que había llegado a tener no le quedó ni el recuerdo.Esas olas que mecían la TransiciónAdolfo Suárez y su familia surcaron las aguas de las Baleares en el verano del 78. Navegaban en un yate de 18 metros de eslora prestado por un empresario catalánAMIGOS Cuando Suárez tocaba puerto, la gente se apiñaba para aplaudir al políticoARCHIVO ABC842449900001315292MARTES 14.7.2015Editado por Diario ABC, S. L., Albert Einstein, 10, Isla de La Cartuja 41092 Sevilla. Diario ABC, S.L. Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta publicación, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa. Número 36.356 D.L.I: SE 3-1958 Apartado de Correos 43, Madrid. Publicidad 902 506 860 / Suscripciones 901 400 900 / Atención al cliente 902 530 770.