2014-08-12.ABC.HIJOS RUIZ QUINTANO

Publicado: 2014-08-12 · Medio: ABC

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ABC (Madrid) - 12/08/2014, Página 72
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Los chiquillos de los políticos se casan (o no) con las chiquillas que tienen las Marías de los Costus  En 1934, Steiner tenía cinco años. Hubo en Francia un gran escándalo financiero y los an-tisemitas se echaron a la calle al gri-to de «¡Muerte a los judíos!» Steiner recuerda a su mamá bajando las per-sianas y a su papá gritando: «¡Sube las persianas!», tomándole de la mano para mirar. Entonces le dijo algo que marcaría su vida: –No debes tener miedo nunca: lo que ves se llama historia. (Que es la versión bien educada de la paliza que a Cellini, con cinco años, le propinó su padre cuando apareció una salamandra en el fue-go, para que jamás olvidara tan ex-traordinaria visión). En América, el vicepresidente Joe Biden, que tiene cara de Paquito Es-plá y que cree que África es un país e Irak una democracia suiza, ha co-locado a su chiquillo de cobrador del gas ucraniano en lo que bom-bardea Mesopotamia. Porque, para la historia, los po-líticos no tienen hijos; tienen chi-quillos, que luego se casan (o no) con las chiquillas que tienen las Ma-rías de los Costus. Aquí, el chiquillo de Suárez ma-taba toros. El chiquillo de Gonza-lón se dejó coleta (no nos cansa-remos de señalar el origen filipes-co-cantinflesco de Pablemos). El chiquillo de Aznar tasaba la obra de Gerardo Rueda para Blesa, que era más de perdices que de colla-ges. Las chiquillas de Zapatero asustaron a Obama («lo que ves se llama historia», debió de decirle Michelle). El chiquillo de Rajoy per-dió al fútbol, con sus padres de-lante, 23-3 ante el equipo Libertad Constituyente patrocinado por Tre-vijano. Y los chiquillos de Pujol… Emilia Landaluce nos contaba el domingo las habilidades (muy de la psicología de Uday o Qusay Hussein) que un pujolín, con las yemas de los dedos (que tampoco serán las de Warren Beatty) ensa-livadas, hizo con los canapés en un cocktail con el Príncipe de As-turias. «Fill meu!». Deditos escri-biendo en el hojaldre de un cana-pé lo que los dedos bíblicos en la cal de la pared en el festín de Bal-tasar: –Mené, téquel, fares. («Comptat, pesat, dividit») IGNACIO  RUIZ-QUINTANOHIJOSVISTO Y NO VISTOEn el extremo más occi-dental de la provincia de Málaga, sobre una suave loma situada a dos kilómetros del lito-ral, se levanta Manilva, enclavada en la Costa del Sol y muy cerca ya de la provincia de Cádiz. Vol-ver allí significa el retorno a la casa familiar, donde han crecido mis hi-jos. Es un escondite en el que solo existe la tranquilidad, la paz, el so-siego y el silencio. Es como si la pro-pia naturaleza del municipio te obli-gara –aunque sea a la fuerza– a des-cansar.  Manilva tiene todo lo bueno de las grandes ciudades pero con las como-didades propias de un pueblo. Si uno no quiere, no se encuentra con nadie. Y lo contrario.  La población se sitúa en la ruta de la serranía –cerca de los llamados pue-blos blancos–, de modo que, a menos de  veinte minutos de allí, uno puede optar por las más variadas actividades: desde practicar deporte en Sotogran-de en un campo de golf fabuloso, salir a divertirse en Marbella o acercarse a San Pedro Alcántara, a media hora en coche, donde por otra parte se come es-tupendamente.  Yo he crecido en Manilva y tengo un cariño especial a todo lo relacionado con mi pueblo, que asocio con recuer-EL VERANO, TODOS LOS VERANOS   ManilvaEl oasis «secreto» de Málaga Situada en la ruta de los pueblos blancos de la costa occidental andaluza, el municipio conjuga unas playas apacibles con un entorno rodeado de vides   dos personales, como el jardín de la casa de mi familia o el chiringuito «Ba-hía Beach», desde donde se disfruta de una impagable puesta de sol a pie de playa.  Pero Manilva no es solo relajo y di-vertimento: la localidad cuenta tam-bién con una amplia historia a sus espaldas. César León, que fuera ar-queólogo e historiador municipal, co-menta muchas veces que, pese a la mezcolanza de culturas, «Manilva ha sabido conservar intactas sus cos-tumbres y sus fiestas de gran arrai-go», como la vendimia o la festividad de Nuestra Señora del Carmen. El pa-trimonio cultural de la localidad no es precisamente despreciable: los Castillejos de Alcorrín –una gran for-taleza amurallada del siglo IX a.C.– y el entorno del Castillo de la Duque-sa, «compuesto por necrópolis, villa, termas y una factoría de salazón de pescado» suponen dos visitas inex-cusables para quien se deje caer por estas tierras.  Precisamente por su historia y tra-dición artística, uno de los pueblos blancos del interior, Gaucín, próxi-mo a Manilva, se ha convertido en un importante núcleo de galerías de arte que permanecen abiertas durante todo el verano. Una vez allí, merece también la pena disfrutar de una de las mejores vistas del Estrecho y el Peñón, cuando el horizonte es infi-nito. Poca gente se acerca hasta allí, la mayoría algunos británicos afin-cados en la zona.  Tampoco uno puede irse de Manil-va sin probar la uva de moscatel, que a mediados de agosto está en su pun-to de sazón. Si hay algo que echo de menos estando aquí son las cenas en el jardín de mi casa en los meses de verano, cuando el único manjar (¡pero qué manjar!) que degustábamos eran las uvas moscatel de Manilva acom-pañadas con un queso. A tiro hecho  E Dónde dormir El Duquesa Golf (Nacional 340. Tel. 952 89 0725), para los amantes de este deporte. Y el Hotel Don Agustín (Duquesa de arcos, 57. Tel. 952 89 31 39)  E Dónde comer En la carretera de Casares está la Venta Victoria, con una tortilla de patatas magnífica. Más arriba está «The Forgue», donde se escucha jazz y cocinan cordero al curry.  E Dónde divertirse De entre sus 8 kms. de playa destacan la de San Luis de Sabinillas, Los Toros, El Negro, Las Arenas y Chullera, que conforman la Reserva Ecológi-ca Playas de ManilvaMARINA FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA MAÑANA, San Vicente de la BarqueraABC En Manilva se puede disfrutar de ocho kilómetros de playa 842449900001314332MARTES 12.8.2014Editado por Diario ABC, S. L., Juan Ignacio Luca de Tena, 7, 28027 Madrid. Diario ABC, S.L. Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta publicación, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa. Número 36.020 D.L.I: M-13-58 Apartado de Correos 43, Madrid. 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