1994-07-25.EL MUNDO.GIRO A LA SOCIEDAD AGT
Publicado: 1994-07-25 · Medio: EL MUNDO
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«GIRO A LA SOCIEDAD» EL MUNDO. LUNES 25 DE JULIO DE 1994 ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO LOS españoles estamos habituados, desde hace más de medio siglo, a no esperar sinceridad o inteligencia en las palabras del poder, o sobre el poder. La dictadura y luego la transición han terminado por crear en la sociedad una tercera naturaleza, por encima de la animal y la cultural, que nos permite vivir y sentir lo público sin recibir de las palabras políticas la más mínima emoción que las conecte con nuestra personalidad. Es un modo de incomunicación social mucho más pernicioso que el de vivir en un mundo de mentirosos. La cruda mentira es tan franca como la verdad. Al negarla constantemente, nos pone constantemente ante ella. Fue el caso del franquismo. Pero la cocida mentira de la transición es de otra índole. Tan tonta como toda mentira, pero tan retorcida como todo fraude. Lo que me empuja a escribir sobre asuntos públicos no es la necesidad de denunciar la mentira del discurso político en el poder, la oposición y los medios de comunicación, cosa que tarde o temprano se descubrirá como en Italia, sino el impulso instintivo de conservar, en mí y en los demás, la frescura del pensamiento social en medio de la degeneración del lenguaje mismo. La expresión «giro a la sociedad», lanzada por el jefe de Gobierno, es buen motivo para esa gimnasia mental. En sí misma, no significa absolutamente nada. Pero situada en el contexto que la enmarca es un fraude ideológico. Se puede girar la dirección política, desde el centro, hacia la derecha o la izquierda. Pero si un jefe de Gobierno dice, después de doce años de ejercicio y con el retorcimiento que lo define, que su política debe girar hacia la sociedad, está lanzando un mensaje de algo imposible de cumplir, sin darse cuenta de que, con ello, está confesando que hasta ahora ha gobernado de espaldas a la sociedad. No hacía falta que lo confesara. Las huelgas generales ya lo habían hecho por él. Pero donde está el fraude no es en la mentira de toda su política pasada, sino en la promesa de girar hacia la sociedad en su política futura. Eso es tan imposible de cumplir como el cambio del cambio, que en el fondo contiene la misma inverosímil promesa. Aunque no se quiera, o no se sepa, siempre se gobierna a favor de una parte de la sociedad y en contra de otra. Decir «giro a la sociedad» equivale a decir «giro al bien común» medieval de Santo Tomás. Pero no es de esa imposibilidad de los fines, que fue pretexto ideológico de todas las dictaduras, de la que quiero hablar. Sino de la imposibilidad de los medios políticos, de la imposibilidad de que el «régimen» pueda dar «un giro a la sociedad» desde el gobierno del Estado de partidos. No se puede gobernar para la sociedad civil con un aparato de poder especialmente concebido y organizado para el gobierno de la sociedad política. Se acaba de celebrar en los cursos universitarios de El Escorial el veinte aniversario de la Junta Democrática. Y ha sido unánime el criterio de los participantes de que la novedad de dicho movimiento, y el secreto de su éxito en el combate por las libertades, estuvo en su fuente original de emanación: la sociedad civil. Pero la Junta fue liquidada por el PSOE y el PCE, en nombre de esa colosal mentira de la ruptura pactada, justamente por eso. Por su fidelidad a la sociedad civil, por la subordinación ideológica y programática que la Junta hacía de la sociedad política y del Estado a la sociedad civil. Esos partidos de la falsa izquierda política querían lo contrario. Y por eso se entregaron, con las armas y bagajes conquistados por las Juntas, al proyecto de los falangistas que querían lo mismo que ellos. Permanecer (unos) y entrar (otros) en el Estado, para subordinar desde allí la sociedad civil y sus aspiraciones democráticas, a una sociedad política organizada en beneficio exclusivo de un oligopolio de partidos. Si el Gobierno quiere girar a la sociedad, que empiece por devolverle, en prueba de arrepentimiento, la representación política que le ha robado con el sistema proporcional.