1995-10-09.EL MUNDO.GENERACIÓN DEL 77 AGT
Publicado: 1995-10-09 · Medio: EL MUNDO
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GENERACIÓN DEL 77 EL MUNDO. LUNES 9 DE OCTUBRE DE 1995 ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO El Gobierno de Felipe González se irá. El tercio de españoles que le apoya quedará. La corrupción de los hombres con poder no tiene nada de impresionante o sorprendente. Lo que de verdad acongoja y desconcierta es la corrupción de socialista pasará. Los dos tercios de intelectuales y periodistas que lo sostienen quedarán. Lo que asusta a los hombres templados no es el crimen de la razón de Estado o el latrocinio de la razón de Gobierno, sin democracia eso es lo normal, sino el asesinato y el robo de la verdad a mano armada por dice que la verdad está secuestrada. No es verdad. Ojalá lo fuera. No hay nada verídico que secuestrar, porque nadie se estremece con la verdad. ¡A quien le importa! Tanto miente el que no para de mentir como el que habitualmente escucha la mentira, sin inmutarse, como si oyera transición se inició con una gran mentira y la gran mentira, la de que esto es una democracia, continuará. El Gobierno de la impotencia activa caerá y la impotencia pasiva de la oposición le sustituirá. En un país mediterráneo, que se ha burocratizado hasta en la cama de los campesinos, se puede vivir mucho tiempo sin gobierno. Pero un gobierno no puede vivir sin país. Y el de España no lo tiene. España no levanta cabeza verídica desde no se sabe cuando. Muy pronto «festejaremos» la gran mentira del 98. y la de la crisis del imperio español. Pero, al menos, en aquel desastre nacional, un puñado de intelectuales tuvieron el atrevimiento de decir la verdad. ¿Cual? Muy simple: que no había en realidad crisis del imperio puesto que no había imperio que criticar. Sólo se trataba de una decepción de la fantasía nacional, o sea, de una crisis de la conciencia española. Mirado con distanciamiento, el sobresalto que catapultó a la generación del 98, la energía que hizo de unos buenos escritores unos grandes hombres, fue la necesidad vital de proclamar la verdad contra la mentira oficial. Pero, como era de esperar en un movimiento regeneracionista, el afán de verdad no traspasó los límites de aquel pequeño núcleo de intelectuales honestos. La clase política suplantó la verdad con la ficción de la alternancia en el poder. Cien años después nos encontramos en una situación parecida. Pero esta vez ni siquiera existe ese pequeño núcleo de inteligencias insobornables que sea capaz de decir la verdad. ¿Cuál? Muy simple: que no hay en realidad crisis del Gobierno ni de la oposición puesto que no hay gobierno ni oposición que criticar. Que sólo se trata de una decepción de la fantasía de la transición, o sea, de una crisis moral e intelectual de la conciencia española. En la generación del 98 hubo de todo, incluso gigantes del pensamiento y de la investigación científica. Pero hoy sólo recordamos a los poetas, novelistas y filósofos. Y entre estos, a esas dos grandes personalidades de la cultura que fueron, sin duda, el españolista Unamuno y el europeísta Ortega. Como si los Torres Quevedo, los Ramón y Cajal o los Santayana no fueran de aquella generación. Pero la generación de intelectuales del 77, aparte de vivir mejor que la del 98, gracias al patrocinio del Ministerio de Cultura, y de los medios oficiales y oficiosos de comunicación de la gran mentira, y aparte de la buena o mala calidad de su arte, ¿que ha producido de verídico o de universal? Los pocos escritores de talento que todavía nos regalan con su prosa son anteriores al 77. Hoy nadie sabe, ni se preocupa de saber siquiera, de qué sirve ya el pensamiento y la investigación de la verdad moral, ni donde está, en la política, la libertad de acción. Y sin conocimiento de la verdad moral y sin libertad de acción de los ciudadanos, una sociedad solo puede aspirar a ser lo peor de lo que pueda ser. En esto no hay límites. O sea, seguiremos gobernados por unas instituciones que han dado paso y mantienen en el poder a Felipe González.