2003-08-30.LA RAZON.ENCUENTRO EN LAS ALPUJARRAS.RUBIO ESTEBAN

Publicado: 2003-08-30 · Medio: LA RAZON

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ENCUENTRO EN LAS ALPUJARRAS 
LA RAZON 30 AGOSTO 2003 
MIGUEL-MARTÍN RUBIO ESTEBAN 
Mi coche pequeño y valiente me sube a Las Alpujarras almerienses desde la hermosa pedanía de Aguadulce a través de pequeñas carreteras con continuas curvas peligrosas, como corresponde al paisaje montaraz que se nos ofrece, en donde se percibe la mano sensible, tenaz e inteligente del hombre con masivas repoblaciones de pinos sobre una tierra pelada. También comienzan a aparecer escobas en el paisaje, que está bendecido con un agradable olor de serranías, mucho menos áridas de lo que nuestro ojo parece indicarnos. El primer pueblo que encontramos es Enix, que posee una hermosa iglesia con el nombre de san Judas Tadeo, así como una generosa fuente pisistrática cuyo frescor insípido nos sabe delicioso. Es frecuente toparse por las tabernas de Las Alpujarras con camareras de origen rumano, sobre todo moldavas, que ponen en blanco los ojos cuando les citas a Eminescu. Desde este inicio de Las Alpujarras almerienses se divisan los torpes mares de plástico de El Ejido, y en la noche del 23 de agosto Almería, Portus Magnus como Melilla, su prolongación africana, parecía bombardeada por millares de fuegos artificiales polícromos. Es que allí abajo se vive la feria y fiestas de Almería, con corridas de toros, conciertos, festival flamenco y misa solemne. Pero aquí, entre estas poderosas peñas, resuena aún el eco de las rebeliones moriscas, caballo de Troya del Imperio Otomano, y su algarabía cruenta estremece los valles y asusta a los pájaros y a las abejas. ¿Qué bien se entienden desde este escondite serrano, la Arcadia de la Andalucía, los diáfanos análisis sobre Europa del maestro Antonio García-Trevijano!
   Desde la Loma de los Yegüeros, al nordeste de Enix, uno presiente ya los horrísonos golletazos, traspasadores de paletillas bovinas, que algún novillero local infligirá a dos inocentes astados en la tarde del 24 de agosto. Las fiestas de Almería avanzan con alegría y sol garantizado. El mar acuna la ciudad. Mas yo aquí, en una posada de Las Alpujarras más olvidadas me he encontrado con el solemne fantasma de Roger de Laura, iracundo en extremo por haber averiguado por un vagabundo inglés que un catalán con ojillos y nariz de borrachín le quiere imitar y hasta por sus futuras gestas de conquista adumbrar. La verdad es que la hercúlea belleza fantasmal de Roger de Laura se afea con tanta producción de atrabilis transmundana. Yo le digo a Irina, la joven rusa de cuerpo menudo que vive con este noble fantasma, y de consuno con él regenta la posada, que lo calme, que le puede dar algo, que ya es muy mayor ¬incluso siendo un fantasma¬. Efectivamente Irina lo logra calmar. Ella sabe que entre Siberia e Iberia sólo dista una apicoalveolar fricativa silbante sorda, que representa un viento ululante transportando bailarines copos de nieve.
   - No puedo soportar que yo, antecedente de Gonzalo de Córdoba, por cuya patria chica mi errante sombra vive, sea imitado, falsamente emulado y muy mal representado por un enano sin grandeza.
   - Eso que dices, querido, es un pleonasmo, una brutal redundancia alógica ¬le espetó la pequeña Irina de ojos azules, que es muy culta gracias a su adicción a Internet.
   - Los albigenses poníamos en la traición el mayor pecado del hombre, y lo que propone esa degeneración de mi figura es sólo traición, sólo traición. ¿Qué diría nuestro gran Rey Pedro, que introdujo el toscanismo «español» en su reino? ¬y como un poseso Roger de Laura daba puñetazos de niebla en la barra con gran peligro de mi vino blanco.
   - Cálmese, mi general, prefiguración solemne del Gran Capitán. Yo debo seguir hacia el Cerro del Molinero; que ando buscando a un pequeño fantasma angelical a quien han visto por allí.
   - Pues tenga cuidado por los caminos de estas serranías ¬me dijo como cariñosa despedida la «krásne» Irina, que parecía a una heroína sacada de las narraciones extraordinarias de Lermontoff. ¿Qué profética es la lengua en que rojo tiene la misma etimología que bonito (krasiva)!
   - Dasvidania, tovarich.
   Las ruedas de mi coche pequeño volvieron a levantar un polvo de ensueño por los caminos alucinados y fantásticos de Las Alpujarras.