1999-06-21.ELMUNDO.EL MONSTRUO RAUL DEL POZO
Publicado: 1999-06-21 · Medio: ELMUNDO
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EL MONSTRUO EL MUNDO. 21 JUNIO 1999 RAUL DEL POZO Ni siquiera me atrevo a decir su nombre por si me llega su venganza. Pero creo que el político del que hablo es un monstruo o un mito. En su Diccionario de Mitos, Carlos García Gual comenta aquella frase de Aristóteles: «A medida que envejezco y me siento más solo, me he hecho más amigo de los mitos». Eso le ocurrió al otro Aristóteles con el mito Jacqueline y también me ocurre a mí, aunque mi vecino de columna y maestro, Erasmo, no entienda mi propensión a dejarme seducir por lo falso de las narraciones memorables. Pero es tan desolada y aletargada la realidad que vivimos que para sobrevivir hay que huir del realismo y volver a las fábulas. El político de cuyo nombre no me atrevo a acordarme ha vuelto a vengar su propio ultraje; en el quietismo histórico de esta segunda restauración, apareció con el micrófono transformado en tridente. El derrocado ha causado pavor porque ha quitado la hegemonía a la derecha, el disfraz de centro, y ha arrojado a la izquierda a las tinieblas. Hay preparado un lobby para llevar a Bono a La Moncloa -lo dirige Raúl Morodo-, pero mientras, los favorables y los contrarios al monstruo siguen su enconada batalla. Gallardón, Beiras, Buruaga, la duquesa de Alba, el Rey, Ferrari, Herrera, Pujol, Fefé, Blair, Asiaín, Amusátegui, mi amiga Amalia, Cebrián, Serra, Gutiérrez, Cándido, Jimeno, Miguel, Franco y los que le han dado cobertura bajo el aznarismo con sus quintacolumnistas continúan la guerra de posiciones; también sus adversarios siguen en la brega: Pedro, Juan, Federico, Albiac, Tamames, Castellano, César, Botín, Guti, Romero, Alcaraz, Arrabal, MP, Trevijano, Navarro, Balbín, Gimbernat, Liaño, Sebastián, Ferrán, Burgos, Gómez Marín. Todos se parecen en que ven al deseado, no como a un político normal, sino como un fenómeno. Pedro J. lo ha comparado con un tiburón; es decir, con un pez fabuloso, un escualo de morro puntiagudo, políticamente cartilaginoso, carnívoro de exquisito olfato. Rosa Díez lo ha definido como un monstruo que tiene aterrorizada a la derecha y se ha olvidado de que también tiene arrinconada a la izquierda. Monstruo, en España, sólo se le dice al que hace cosas extraordinarias en el ruedo o en la literatura: a Manolete y a Lope de Vega. Monstruos se les dice a los tritones y a los centauros en las leyendas clásicas. Yo me pregunto quién será ese tritón que ha surgido nuevamente con su caracola emitiendo sonidos que amartillan el oído. Y también me pregunto qué puede hacer contra su influjo el que ha domado a la serpiente de ETA, el que ha serenado al país, el que está ganando la guerra al paro, a la inflación, el que ha licenciado a los quintos. En el combate contra el monstruo, la izquierda ética, la que abomina de la corrupción y la guerra, se ha dejado la mitad de las fuerzas. La lucha entre la estabilidad y la extraña esperanza, entre los acorralados y el monstruo empieza a ser desigual. El máximo error del hombre de la derecha ha sido entregar la máquina de contar a sus propios adversarios. El monstruo o el mito sólo necesitan narradores.