2015-08-31.ABC.CIVOLITO RUIZ QUINTANO

Publicado: 2015-08-31 · Medio: ABC

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ABC (Madrid) - 31/08/2015, Página 80
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VerbolarioPaella, f. Comida basada en el arroz que, servida en restaurantes de playa, adquiere la forma y textura de un accidente.   POR RODRIGO CORTÉSCon el final del verano reabre sus puertas este museo del Homo Hispánicus, con toda esa etno-logía castiza que proporciona la especie ibérica y que se basa en las diferentes formas de ser que tiene el es-pañol. En la ampliación del edificio nos detendremos hoy en una de la últimas salas. Allí encontramos al «hombre-ca-maleón», el tipo que tarda un pestañeo en estar «a la última» y abraza determi-nada tendencia, normalmente llegada desde Estados Unidos, que acaba de des-cubrir en internet, pues es la red la prin-cipal fuente de inspiración de este sub-grupo humano. Si hace treinta años encontrábamos cuatro o cinco fe-notipos (pijos, macarritas, horte-ras y tipos normales, gente ni fu ni fa) y con eso nos íbamos orien-tando, ahora son decenas las que supuestamente existen gracias a la extraordinaria porosidad de es-tos ejemplares.  Cuando aquí hay «hipsters» a los que aún no les ha crecido del todo la barba, desde el pasado mayo esta familia ya está pasada de moda. Al parecer ha sido engullida por los «muppies», que aho-ra constituyen lo más moderno desde que salieran de la imaginación de la es-critora Michelle Miller, que va camino de hacerse rica con una pamplina que, si nos atenemos a su repercusión en las redes sociales, ha hecho fortuna y crea-do una manera de ser que ya cuenta con una línea de moda. «Muppie» viene de «millennial» (la Generación del Milenio, que siguió a la Generación Y) y de la pa-labra «yuppie», que definía a aquellos jóvenes triunfadores de los ochenta que jugaban al squash.  El camaleón macho o hembra ya sabe que los «muppies» son adictos a las re-des sociales, tienen entre 22 y 35 años (ni más ni menos), son bloggers, run-ners, han estudiado fuera (aceptamos el Erasmus como experiencia académi-ca), practican el bikram y tienen toda la electrónica de la marca de la manzana. Si usted se cruza por la calle con uno no le será tan fácil reconocerlo como a un «hipster», a los que las gafas de pas-ta, la camisa de cuadros y las barbas (los tirantes eran aleatorios) iban pregonan-do. No, Miller ha querido dotar a este grupillo de un presunto fondito interior más espiritual, de tal manera que un «muppie», de Chamberí por ejemplo, es un tipo comprometido con lo sosteni-ble, la alimentación cardiosaludable, el ejercicio físico y la cultura de ONG, ade-más de hablar al menos dos idiomas y encantarle viajar. El dinero, dice su crea-dora, no es lo más importante. [Que se lo digan a ella, que vende el libro a 17 dó-lares]. Las características del «muppie» se repiten en cada una de las entradas que se encuentra del término en inter-net. Calcadas. Son centenares los repor-tajes, en papel o soporte digital, que se limitan a repetir, como dos gotas de agua,  los rasgos que dibujó Miller. El «hombre-camaleón» seguramen-te fue «grunge» en su día, luego «gene-ración X», más tarde «millennials» y al final «retro» o sabe Dios. Si quiere más información sobre este aluvión de seres, las vitrinas de este museo ofrecen ejem-plares de «canis», «frikis», «gamers», «darks», «otakus» o «emos». Discote-queros, raros, gente oscura o peleada con la vida, adictos al videojuego... La ta-xonomía es amplia, tanto que cuando usted termine de leer esto los «muppies» pueden ser historia y un «biólogo social» habrá alumbrado ya otra presunta es-pecie que aquí procreará al minuto. Quién sabe, quizá todo esto comen-zó cuando a las magdalenas empeza-ron a llamarlas cupcakes... El «hombre-camaleón»Nueva tribu Michelle Miller (a la izquierda) se inventó una nueva raza urbana, los «muppies»: jóvenes profesionales, cardiosaludables, bloggers, ecologistas, deportistas... ¡Uf!  Homo hispánicus ÁLVARO  MARTÍNEZChivolito, humorista de velorio: da el pésame, se sienta junto al ataúd y luego se va al patio y comienza su función Chivolito, mote de Salomón No-riega Cuesta, al que dicen Chi-volito por una verruga en la frente, es un humorista de velorio reporteado por Alberto Salcedo Ra-mos: –Chivolito llega al velorio a las ocho de la noche... Da el pésame a los deudos y se sienta al lado del ataúd. Allí permanece un rato en si-lencio, con el rostro desconsolado. Es su manera de expresar respeto por la ceremonia religiosa. Luego se va al patio y comienza su función, que suele prolongarse hasta el alba. En este velorio de España el pa-pel de Chivolito lo hizo ayer Felipe González, Gonzalón, con un artícu-lo de fondo sobre Cataluña, de Ta-rradellas («¡Cony! ¡Quina Catalun-ya ens a deixat Franco!») a nuestros días, estos días azules y este sol de la infancia, que dijo el poeta soria-no de Pdr Snchz. Dice Gonzalón no tener respon-sabilidades (si se refiere a que na-die se las ha pedido nunca, lleva ra-zón). También dice «gobernanza» (palabro robado a Strauss-Kahn) por «gobernación». Y «castellano» por «español», prueba de que no se le da bien ninguno de los dos. Más una di-sertación sobre la teoría de la conec-tividad de Arturo Mas, sacada ur-gentemente de algún apunte wiki-pédico sobre la noosfera del jesuita Teilhard de Chardin, padre de la Red. O sea, chivolitadas. Porque nadie recuerda (él, desde luego, no lo hace) que fue Gonzalón, «superando la pesada herencia de la dictadura» (la misma que prote-gía a «Isidoro»), quien impuso el sis-tema electoral proporcional (base de la partidocracia) y las autono-mías (la idea era colocar a la futura militancia de provincias). Gonzalón, amigo y jefe de Pascual Maragall, prologuista de Rubert de Ventós, fi-lósofo bajo palabra de honor y con un amigo en «Madrit» que le implo-raba que se quedaran en España: –¡Si os vais de España, soy más moro! «Moro», aquí, sólo era Gonzalón, a quien no encarceló nadie, ni si-quiera Fraga, como dice otro Chivo-lito, Durán y Lérida, pues Fraga sólo encarceló a Trevijano… y para favo-recer a Gonzalón.IGNACIO  RUIZ-QUINTANOCHIVOLITOVISTO Y NO VISTOEsta especie autóctona cambia de piel y de cultura urbana para estar a la última. Pero el traje no le dura tres telediarios. A algún «hipster» no le ha dado tiempo a que le crezca la barba. Ahora hay que ser «muppie». Lo pone en internetABC842449900001315361LUNES 31.8.2015Editado por Diario ABC, S. L., Juan Ignacio Luca de Tena, 7, 28027 Madrid. Diario ABC, S.L. Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta publicación, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa. Número 36.404 D.L.I: M-13-58 Apartado de Correos 43, Madrid. Publicidad 902 334 556 / Suscripciones 901 334 554 / Atención al cliente 902 334 555.