2003-03-22.VEINTIUNO.57.LA PROFANACION DEL TEMPLO PEDRO FERNANDEZ BARBADILLO
Publicado: 2003-03-22 · Medio: VEINTIUNO
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LA PROFANACIÓN DEL TEMPLO.CRÓNICAS Y NOTAS REVISTA VEINTIUNO. PRIMAVERA 2003 PEDRO FERNÁNDEZ BARBADILLO El Museo Guggenheim de Bilbao, el “¡Bienvenido, Mister Marshall!” en versión posindustrial vasca de los 90 ha sido ridiculizado cuando mostraba su majestuosidad. Un grupo de irreverentes colgó un cuadro falso que no desentonó en la colección general. Una práctica frecuente pero infalible, para mostrar lo absurdo del arte abstracto. Otro de los budas del siglo XX, el diario “Le Monde”, también ha visto expuestas sus vergüenzas. Incluso los transgresores se convierten en tradicionalistas con el paso del tiempo. Asalto irreverente en el Guggenheim Toda tradición tiene un comienzo, un día en que la primera de sus repeticiones constituyó una innovación. Hoy día, el arte abstracto o posmoderno o como lo quieran denominar sus mandarines, si tuvo algún impulso renovador se ha convertido en un fósil y en un elemento de perversión. Antonio García Trevijano está publicando en La Razón una serie de artículos sobre el arte contemporáneo. En uno de ellos, recogiendo las tesis ya enunciadas a principios del siglo XX y todavía vigentes, afirmaba (La Razón, 16-1-2003) que “cuando no es claramente simbólico, el arte abstracto domina al hombre moderno, lo hace desconfiar de sí mismo y de su capacidad para comprender el mundo, la razón y la belleza, mediante fórmulas culturales esotéricas semejantes a las de los chamanes de los pueblos primitivos”. Algo idéntico ocurre con la nueva teología en la Iglesia. El catecismo y los Mandamientos eran sencillos y comprensibles por todos. Sin embargo, los teólogos progres, que copian conceptos y lucubraciones de la teología alemana protestante del siglo XX, los Juan José Tamayo, los Enrique Miret Magdalena y los Hans Küng, forman un corpus confuso, en el que la Resurrección de Cristo ya no es tal. Todo, la Virginidad de María, la Adoración de los Magos, se degrada a simbolismo y sentimiento. Hasta las Escrituras se depuran de los textos que esta secta consideraba poco fiables. En consecuencia, sólo pueden conocer la verdad quienes pertenecen a ese círculo gnóstico; para los demás, como en los cultos romanos y egipcios, hay un conocimiento y unos ritos inferiores. En ambas esferas, los autores del arte y la teología, rebajan al hombre no iniciado, al inculto, a un ser asustado y confuso que para entender debe someterse. Ahora que el arte se ha convertido en un gran negocio y una fuente de ideología en la que se exigen sellos de garantía para entrar, la mejor arma para atacarlo es la risa. En esta crónica ya hemos dado noticia de falsas exposiciones alabadas por críticos; un acto similar se produjo el 21 de enero en el Guggenheim de Bilbao. Mike Nedo, un grupo de artistas, colocó en el museo-franquicia “la peor obra posible. Dos jóvenes, una chica y un chico, accedieron al museo y colgaron durante dos horas y media en su sala principal un cuadro de 50 por 40 centímetros titulado Espiral de amor y pintado en unos minutos por un profano. La farsa se grabó en vídeo y se emitió por televisión. De esta manera, Mike Nedo prosigue la teoría de Marcel Duchamp, uno de los padres del dadaísmo: son los museos y las galerías las que dictaminan lo que merece llamarse arte, luego todo lo que se exhiba dentro de sus paredes puede considerarse como tal. Sobre el recientemente fallecido Eduardo Chillida, uno de los principales componentes de este mercado intelectual, escribió esto García Trevijano {La Razón, 3-II-2003): “La más dañina de las destrucciones del arte en tres dimensiones, la que mejor revela la decadencia artística que ha consagrado y subido a la gloria del arte nacional vasco-español al fallecido artesano Eduardo Chillida, no simboliza ni denuncia la brutalidad de una época de violencia y terror, enrejando el espacio libre en tentáculos de hierro curvados sobre yunques despiadados, como la benevolencia optimista quiere suponer, sino que su propia obra constituye la brutalidad, marcando por ejemplo las rocas del mar con hierros agresivos, al modo como los dueños de una ganadería registran en la piel viva la propiedad de sus reses”. Alegato contra “Le Monde” El diario, nacido en 1944, justo después de la liberación de Francia y a impulsos del propio general Charles de Gaulle, se convirtió en el centro de la vida política, cultural y periodística del país y de las naciones afrancesadas, como España. El escritor católico André Frossard describió así la sumisión de los intelectuales y creadores de opinión a Le. Monde: “Pensáis tan poco en informar que todos hacéis el mismo periódico. En vuestras tres cadenas de televisión, los telediarios no son más que versiones iluminadas de Le Monde. Aquéllos que producen las imágenes y éste proporciona el texto, el tono, el análisis y la reflexión. Los acontecimientos son presentados según el orden de importancia que él ha escogido, y a menudo con las mismas palabras. Al no disponer de la edición del día, que aparece a las tres de la tarde el telediarlo del mediodía reproduce los periódicos de la mañana, inspira-dos en Le Monde de la víspera, quien, desde su fundación, se copia a sí mismo” (36 pruebas de la existencia del diablo, Rialp). Esta dictadura de las conciencias se está resquebrajando desde hace años, en concreto desde que Francois Mitterrand llegó a la presidencia de la república. Ahora se ha publicado un libro que arremete contra el trío que desde 1994 dirige el grupo editorial (El Mundo, 21- 11-2003, y El Periódico de Cataluña, 2-III-2003). Se titula Acusación contra “Le Monde”. Del contrapoder al abuso de poder. Se editó en España para evitar filtraciones (y represalias) y en un día vendió 60.000 ejemplares. Sólo el semanario L’Express se atrevió a hacer una prepublicación. De los autores, los periodistas Philippe Cohén y Pierre Péan (es llamativo que los grandes libros de denuncia los escriban en Europa no profesores de universidad sino periodistas. ¿A qué se deberá el silencio de la pretendida sede del pensamiento libre?, el más conocido es este último. Péan destapó el escándalo de los diamantes regalados a Valery Giscard d’Estaing por el tirano africano Bokassa y la relación de Mitterrand con el régimen colaboracionista de Vichy. El libro lo ha publicado una filial de la editorial Fayard, cuyo presidente, Claude Durand, está a punto de jubilarse. Los autores acusan a los jefes del vespertino, el director del grupo, Jean-Marie Colombani, el jefe de la redacción, Edwy Plenel, y el presidente del consejo de vigilancia y de la sociedad de lectores, Alain Mine, de “denunciar en nombre de la moral en el mismo momento en que sus dirigentes se liberan de ella. Mientras el diario de referencia daba lecciones de civismo a los políticos y a los empresarios, su presidente se olvidaba de esos bellos principios en su conducta personal” Aportan además numerosos testimonios y documentos, como que Colombani, con un salario de 35.000 euros mensuales, trató de fijar su residencia fiscal en Córcega para pagar menos impuestos. Las acusaciones se refieren a la manipulación de artículos en las elecciones presidenciales de 1995 y de datos de difusión. Una generación que desaparece En estos meses han fallecido tres nombres importantes de la cultura española de la segunda mitad del siglo XX, que empezaron a publicar a lo largo de la década de los años 40. El primero fue el escritor catalán José María Gironella, fallecido el 3 de enero, a los 85 años de edad en Arenys de Mar (Barcelona). Su famosa trilogía sobre la guerra civil vendió millones de ejemplares. En concreto, de Los cipreses creen en Dios (1953) se vendieron más de seis millones de ejemplares en español. El consejero delegado de Planeta, José Manuel Lara Bosch, declaró que Gironella contribuyó al despegue de la editorial, hoy la mayor empresa del sector en España. A su funeral apenas asistieron autoridades. La Generalitat manifestó sus condolencias mediante una nota de prensa de la consejería de Cultura; ni se envió un telegrama oficial. Y es que a Gironella los catalanistas exaltados le consideraban un traidor por preferir el castellano para la literatura. Canal Plus emitió el 7 de enero una entrevista a Gironella hecha recientemente y guardada para esta ocasión. Entre otras cosas, declaró que tenía una pésima opinión de Francisco Franco, a quien se negó a visitar aunque se lo propusieron. Se refirió a la política de Jordi Pujol en Cataluña y le tachó de culpable ante la Historia por estar conduciendo a la juventud catalana hacia un patriotismo nacionalista falso y absurdo, basado en circunstancias históricas inventadas o magnificadas. Dijo que comparar la lengua española con la lengua catalana era como comparar un elefante con una hormiga. Y que el alcance geográfico del catalán, en todo caso, terminaba en Perpiñán. Un hombre, por tanto, independiente, lo que sin duda ha pesado en su marginación y silencio. El sentimiento de viejo también lo debió padecer Emilio Romero, muerto el 12 de febrero, a la misma edad de 85 años. En este caso, el silencio que cayó sobre él debió dolerle mucho, porque este periodista castellano fue durante mucho tiempo más importante que numerosos ministros. Dirigió Pueblo entre 1946 y 1976 y disparó las ventas por encima de los 200.000 ejemplares anuales, cifra por la que hoy día suspiran muchos directores de periódicos. Crió a una generación de periodistas que llena los diarios, las radios y las televisiones. Uno de sus “capitanes”, Raúl del Pozo, dijo de él en el obituario que escribió (El Mundo, 13-11-2003) que dirigió Pueblo “como un avezado lobo de mar en un galeón de papel. (...) Era del régimen pero en muchos aspectos trajo novedad’ progreso, libertad, vanguardia y sobre todo, noticias. (...) Fue franquista, pero a él nunca le indultó la democracia. (...) Y tenía la facultad de convertir en un reportero a cualquiera que se hubiera envenenado por el periodismo”. Amilibia (La Razón, 14-11-2003) recordó que “en Pueblo, gentes de todas las tendencias ya teníamos hecha la Transición mucho antes del 76. Pero Emilio Romero no pudo sobrevivir a la suya, a la de su casta”. El tercero en esta lista es el historiador andaluz Antonio Domínguez Ortiz, fallecido a mediados de enero a los 93 años. Recibió el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 1982 y el Nacional de Historia en 1998. Uno de los últimos actos en que participó fue el homenaje que en octubre le rindió la Real Academia de la Historia, donde, junto al Presidente del Gobierno, José María Aznar, presentó una edición especial de su libro España: tres milenios de historia, que ha sido la más popular de sus obras. La gracia de los ‘graffitis’ Hace unos años dimos aquí la noticia de que el socialista francés Jack Lang, ministro de Cultura de los Gobiernos de Francois Mitterrand, había montado una exposición con uno de los artes del siglo XX: el graffiti, antes llamado pintada o garabato. La tolerancia hacia estos actos de gamberrismo ha acarreado la formación de bandas en toda España, en las que hay hasta niños de 12 años que compiten entre ellas por pintar trenes y vagones de metro (El País, 16-XII- 2002). Para conseguirlo, sus integrantes asaltan las cocheras o paran los trenes cuando en ellos sólo va el conductor. Graban su aventura y a cambio pueden recibir 6.000 euros. Los policías que les investigan creen que tienen ya el carácter de tribu urbana, al igual que otros grupos marginales, como los rapados. El negocio de estas pintadas se mueve en torno a revistas de música de distribución en Internet, a un circuito de bares en el que se exhiben los trabajos de los graffiteros y a algunas tiendas que venden los aerosoles y pinturas que utilizan. Aunque hay detenciones, las condenas son escasas; además, estos hechos tienen la consideración de falta gracias al nefasto Código Belloch. A la Renfe y el Metro de Madrid una pareja de vigilantes les cuesta 300.000 euros al año; y limpiar las pintadas de un vagón un gasto de 18 euros por metro cuadrado. La clonación pierde a su mascota La mascota de la clonación ha tenido que ser sacrificada. El primer animal nacido por obra de la acción humana, sin intervención de la naturaleza, fue muerto el 14 de febrero pasado. La oveja Dolly nació en 1996 a partir de una célula adulta de otra oveja después de más de trescientos intentos fracasados. Al poco de nacer mostró una enfermedad no prevista: un envejecimiento acelerado. Dolly ha muerto a los seis años de edad cuando la vida media de sus congéneres es del doble. Un proyecto de película con un final de película. ¿Por qué en el cine y la literatura casi todas las fábulas sobre descubrimientos científicos y mundos mejores concluyen con un final pesimista? En estos meses también se ha sabido que otro supuesto avance científico fue un montaje. La perra Laika, considerada hasta ahora el primer ser vivo que salió al espacio exterior, murió de miedo durante el viaje espacial y los soviéticos la sustituyeron cuando regresó la cápsula a la Tierra. En Estados Unidos, el Congreso está tramitando un proyecto de ley que prohíbe toda clonación con seres humanos. Los legisladores norteamericanos y sus electores no han sido seducidos por los argumentos de los inmensos beneficios médicos que la clonación desparramará sobre la humanidad. Actualmente, detrás de estas investigaciones no hay más que intereses monetarios y a veces un afán demoníaco, como el de la secta raeliana.