1995-02-09.ABC.ZIGZAG.ESTADO DE LA NACION.REPRO ARTICULO MUNDO AGT
Publicado: 1995-02-09 · Medio: ABC
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20/ABC OPINIÓN JUEVES 9-2-95 Comentarios liberales EL IRRESPONSABLE LAS constituciones españo- las suelen ser albergue de paradojas y posada de des- propósitos pero no dejan de establecer algunos principios legales de necesaria y es- tricta observancia. Así, en la vigente de 1978, se esta- blece la irrespon- sabilidad del Rey, por las razones y circunstancias que concurren en su magistratura. Pues bien, probable- mente ningún es- pañol, cuando la Constitución daba sus primeros vagidos, dio ma- yores pruebas, necesarias e in- necesarias, de responsabilidad como el Rey. Ninguno tam- poco tenía mayor responsabili- dad moral al eximírsele de la legal, y por ello cabe tanto feli- citarle como felicitarnos, por- que sin el sentido de la res- ponsabilidad, es decir, de sa- ber perder un poco cada día, en brillo, en poder, en aparien- cia, en luces, no hubiera sido posible sacar adelante oscura- mente, mediante maniobras sordas y dificultosas, un cam- bio de régimen sin derrama- miento de sangre ni mutua pe- tición de responsabilidades, con las depuraciones consi- guientes. Finalmente las depuraciones llegaron, pero la limitación constitucional de la irresponsa- bilidad en España a una sola persona ha estado en vigor hasta hace poco. El miércoles 8 de febrero, Felipe González Márquez asumió en exclusiva esa irresponsabilidad y la arrojó al rostro, entre atónito y cariacontecido, de la sobe- ranía nacional, sita en las Cor- tes. González declaró solem- nemente que él fue quien acabó con el antiterrorismo de Estado que manchaba la vida nacional y la trayectoria inter- nacional de nuestro país desde 1975 -tesis hasta ahora sólo sostenida por Jon Idígoras para intentar manchar al Rey de España en el «caso GAL»- hasta 1986, año en que por fin remató tan difícil tarea, tanto que le costó toda una legisla- tura. Pero además denunció que sólo él impide la vuelta a la inestabilidad política «del pri- mer tercio de siglo», cuando los aventureros de la política, a lomos de la «prensa adicta», conseguían con facilidad la di- solución de las Cortes y la convocatoria de elecciones desde el poder, según el po- drido sistema de los partidos turnantes. Probablemente González, en su casi sublime, por oceánica, ig- norancia, se ha sentido heredero de los fundadores de la República de 1931. No sabe, el pobre diablo, que sus argumentos son ni más ni me- nos que los utiliza- dos por don Miguel Primo de Rivera para acabar con el sistema constitu- cional que, aun lleno de defectos, dio a Es- paña el mayor período de esta- bilidad y prosperidad en mu- cho tiempo, concretamente desde 1874, en que Cánovas consiguió reconducir por lo ci- vil el pronunciamiento de Martínez Campos. Es una casualidad nada ca- sual que también entonces el desarticulador de la legalidad constitucional -con la culpable pasividad del monarca, que le costó el Trono- dispusiera del respaldo incondicional de los representantes de la burguesía catalana, cuyo comporta- miento en este siglo ha osci- lado.generalmente entre el gol- pismo y el separatismo, siem- pre dentro de una sostenida incapacidad para asumir sus responsabilidades en la con- ducción de los destinos es- pañoles. Quienes escudándose en la «gobernabilidad» y la «recupe- ración económica» atacaban la antigualla de los partidos turnantes y la libertad de Prensa, consiguieron durante algunos años mantener la fic- ción de que con cierta prospe- ridad -más cierta a mediados de los años veinte que de los noventa- podía comprarse la indignidad política nacional. Por aquel entonces escribía Manuel Azaña que era menes- ter aguantar una democracia con todas sus imperfecciones para no soportar una dicta- dura perfecta. Tampoco lo fue la de Primo, porque ninguna es eterna. Aunque Berenguer -tan actual- siguió tronando contra la «vieja política», la «prensa irresponsable» y esas cosas contra las que truena el único irresponsable hoy. en el poder, que no es precisa- mente el que protege la Cons- titución. Federico JIMÉNEZ LOSANTOS ZIGZAG Estado de la Nación Antonio García Trevijano ha publi- cado en el diario «El Mundo» un articulo del que, por su interés, re- producimos el siguiente párrafo: «Frente a la fuerza.de unos pocos partidarios, convertidos a causa de su corrupción en gobernantes con- servadores, no puede alzarse la de- bilidad de todos. El prestigio dei po- der, desprovisto de autoridad, se ha desvanecido. El de las instituciones se mantiene a ras de suelo con la burda propaganda de los editores del poder. El pueblo desprecia a la autoridad. Pero la vota para hacerse la ilusión de que no la teme. Los adultos renegaron de su pasado. Nadie confía en el porvenir. La juven- tud perdió las creencias de sus pa- dres, sin dejar sus miedos y prejui- cios. Heredó sus ignorancias y repu- dió sus entusiasmos. Salvo en raras iniciativas civiles,1 el egoísmo imbécil desplaza, como la mala moneda a la buena, al egoísmo inteligente. La falta de oportunidades llega al ex- tremo de privar a las nuevas promo- ciones de la oportunidad misma de corromperse. La izquierda disimula, con demagogia y utopías de pro- grama, su traición a la democracia política. El paro, la delincuencia, el te- rrorismo y la subvención se unen a la incompetencia educativa para cegar las fuentes de la energía civil que ne- cesitaría la transformación de la so- ciedad política. Los nacionalismos destruyen la Nación. La política fi- nanciera y presupuestaria, a remol- que de decisiones foráneas, imposi- bilitan toda estrategia industrial. Y la alternancia deja intacta la política económica derivada de la rendición de Maastricht.» Del consenso al sosiego El sosiego es la adulteración feli- pista de la idea del consenso. Los Pactos de la Moncloa perseguían la garantía de la paz social para poder realizar la transición política. El Go- bierno felipista invoca ahora el hora- ciano espíritu sosegado del sabio para encubrir sus chapuzas políticas. El presidente del Gobierno tiene un modo muy personal de utilizar las pa- labras al servicio de su ambición polí- tica. Así la noble virtud del sosiego se convierte para él en una actitud que sirve para garantizar la permanencia de González en la Moncloa al precio del silencio cómplice de la oposición, y todo ello con el pretexto de no per- der la coyuntura favorable para supe- rar la crisis económica. En la memo- ria de los españoles está fresca la muy sosegada manera con la que el PSOE se opuso a la UCD, en una época tan sosegada que sólo se vio amenazada por un intento de golpe de Estado que, gracias al sosiego de González y Guerra, se pudo superar. El sosiego felipista es la nueva ver- sión de la patente de corso. Zozobra democrática Si hacemos caso al ministro de Economía en su respuesta al presi- dente de la CEOE, José María Cue- vas, las elecciones serían un ele- mento de incertidumbre que crearía más problemas de los que resolvería. Habría que añadir así un nuevo con- cepto a la teoría política: la zozobra democrática, para designar aquel es- tado de incertidumbre, inseguridad y perplejidad que se produce entre los ciudadanos cada vez que son llama- dos a las urnas y que encuentra su sosegado correlato en la olímpica se- renidad de las dictaduras. El PP de Guipúzcoa El asesinato de Gregorio Ordóñez va a producir felizmente unos resul- tados no deseados por los cobar- des pistoleros que lo perpetraron. En sólo una semana, se han reci- bido en la sede del PP de Guipúz- coa 200 solicitudes de afiliación. La cifra es más significativa si se tiene en cuenta que el PP cuenta con unos 444 afiliados en San Sebastián y 721 en Guipúzcoa. La reacción del pueblo vasco permite aventurar un triunfo del PP en la capital donostia- rra superior aún al obtenido en las elecciones europeas del año pa- sado, en el que fue el partido más votado. Ojalá a este avance le acompañe el hundimiento definitivo de la coalición proetarra Herri Bata- suna, brazo político y no menos ar- mado de la banda mafiosa. IOS DOMINGOS, ABC LE LA REVISTA PARA LOS QUE BUSCAN SALIDAS PROFE- SIONALES. Información clasificada para conocer el panorama laboral y todas las posibilidades de trabajo. Lo ABC ABC (Madrid) - 09/02/1995, Página 20 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.