1994-09-16.LAVOZDGALICIA.VINTE ANOSDESPOIS JOSE LUIS RODRIGUEZ PARDO

Publicado: 1994-09-16 · Medio: LAVOZDGALICIA

Ver texto extraído
8 / ColaboracionesViernes16 de septiembre de 1994La palabra en políticaFEDERICO ABASCALL A política no es el arte de la verdad, pero tampoco es un ejerci­cio de mentiras. Se cultiva en ella un verbalismo de apariencias cir­cunstanciales y de palabras a veces engañosas, necesarias tal vez, y ello justificaría el rechazo mutuo entre política e intelectuales. A Fe­lipe González se le han atribuido incumplimientos de promesas, aquel referéndum sobre la OTAN fue una palabra torcida para ende­rezar a un país inclinado, y un semanario nada tendencioso, como Cambio 16, necesitó en la primera legislatura socialista nada menos que una portada doble para desplegar la larguísima nariz de un Pino- cho/González. Aznar acaba de decir que González o, más bien, su palabra «no vale nada», y nada vale «porque no es creíble». Está en lo cierto el líder de la oposición.Aznar se siente ahora tan engañado por González como éste, en otros tiempos, se sintiera engañado por Adolfo Suárez y como, no se­ría extraño, González se sienta engañado por Aznar dentro de un par de años. Nadie ignora que en política el nunca jamás compromete so­lamente un rato y que las mentiras, los incumplimientos o las falsas verdades suelen venir inspiradas por la necesidad o la conveniencia de adoptar una línea política a circunstancias cambiantes. Pero la descalificación rotunda de la palabra de un jefe de Gobierno, cuando éste se decide a responder en el Parlamento a una serie de interpela­ciones de la oposición, parece al menos inoportuna, sobre todo cuan­do esa decisión se toma en el momento más oportuno.La frágil salud del PapaALBERTO GARCÍA MARRDERLa frágil salud del Papa Juan Pablo II empieza a preocupar al mundo católico y ningún porta­voz del Vaticano puede desmen­tir lo que ya es palpable y no se puede ocultar. Las imágenes de Juan Pablo II, encorvado y de­crépito, al bajar de! avión que lo llevó a Croacia han estremecido por su patético realismo. Rom­piendo la tradición de sus viajes al extranjero, el Papa tampoco pudo arrodillarse para besar la tierra yugoslava, debido a una reciente operación de cadera.Aunque el Vaticano ha des­mentido los rumores de que el Papa sufra de la enfermedad de Parkinson, en algunos círculos religiosos se habla que Juan Pa­blo II podría romper la tradición de más de 800 años y retirarse antes de morir, senil e inválido, en el cargo. El Papa Celestino V fue, en 1294, el último jefe de la Iglesia Católica que trató de re­nunciar. Los cardenales pensa­ron que estaba loco por preten­der jubilarse y la historia cuenta que lo encerraron en una fortale­za, donde murió misteriosamente seis meses después.■ Meridiano de actualidad*Francófilos y franeófobosCARLOS GARCÍA BAYÓNFrANCIA, vecina pirenaica, ha dado lugar, por voluntad dramá­tica e histórica, a francófilos y francófobos. La España liberal con clamor y la España cavernícola de tapadillo, se humedecieron y hu­medecen antes por Rousseau y Voltaire; luego por Víctor Hugo y Zola; ayer por Camus y Sartre; ahora por Mitterrand, Delors, Re- vel... Estos días he visto a Mitterrand, pálido, mineralizado, lento, automático, la mirada antigua, la nariz estricta, la boca ascética, las manos exangües. Un cáncer de próstata le perfora silencioso y fatal. La próstata en Francia —decía Clemenceau—, es tan inútil como el Senado. Pero, no. La próstata, el cáncer, sirve al menos para la he­roicidad. Ahora en Mitterrand, antes en Pompidou, en De Gaulle, en Clemenceau. ¿ Qué serían los franceses sin heroicidad y patriotis­mo?, ¡Le Gran Si ele, el Siglo de las Luces! Y manando sin descan­so, el repuesto de los nuevos filósofos, la nueva novela, la nueva ola, la nueva Chanel, la nueva cocina, la nueva derecha; y siempre, para francófilos y francófobos, el eterno Luis XIV como lo pintó Rigaud, lo decoró Versalles y lo santificó la grandeur.Ahora Mitterrand, en esta tradición racial de la heroicidad, pasea su próstata por la Galia como una oblación, mantiene el estilo y la palabra leyendo, no sólo a Racine y Moliere, sino a San Pablo y el Eclesiastés, aunque con lejano agnosticismo, para transmitir al suce­sor la historia, quizás la próstata —lo señalo con el máximo respe­to—, siempre la grandeur; y la francofilia yfrancofobia que todo ha­bitante del Elíseo está obligado a cultivar en el nacionalismo euro­peo y chauvinismo galo. También sueña (como Sartre en su crepús­culo) con negritas sensuales y danzas eróticas. ¿Con negritas? ¡Bah, son metáforas! Lo que sueña apasionado Mitterrand es con la propia estatua y memoria, sinuosa concupiscencia, sierpe lúbrica. Y merece el sueño. Estos días argumentaba: «Yo he concedido a Francia el pe­ríodo de paz cívica y social más relevante y fecundo del siglo, y Francia bajo mi mandato ha seguido siendo la Francia cabeza y co­razón de Europa». ¿Y quién vendrá después? Los candidatos están releyendo a San Pablo y el Eclesiastés, afilando el rostro, discipli­nando los labios y planificando la dialéctica para que los nuevos francófilos y francófobos puedan seguir sustentando sus pasiones.Vinte anos despoisGoN este mesmo título acaba de ter lugar un Encontró na Universidade de Verán do Escorial e, tamén, de publicar un artigo periodístico, facendo memoria de cousas que pasa­ron hai vinte anos, o meu que­rido amigo e un dos partici­pantes no Encontró do Esco­rial, Alfonso A. Gándara.Nada tiña que ver o título do encontró coas aventuras dos mosqueteiros ó servicio da Raíña de Francia que contou, cunha perspectiva temporal semellante, Alexandre Dumas, senón cunha aventura política comezada en España, segundo dixo o seu principal impulsor e protagonista, Antonio García-Trevijano, o mesmo día en que o almirante Carre­ro, cal un novo Elias, ascendía ó ceo, e que se chamou a Xun- ta Democrática.AnécdotasEu, que non participei direc­tamente nesa aventura, aínda que fomos invitados na viaxe que fixeron a Galicia os cata- láns Andréu i Abelló, Josep Benet e Antonio Gutiérrez, e, xa antes, máis privadamente, Santiago Alvarez, non comen- tana nada do moito que alí se falou e das anécdotas que se contaron, empezando pola vi­sita de Antonio García- Trevijano a Manuel Fraga na cidade de Londres, se non fose porque hai poucos días lin un artigo periodístico firmado polo que fora máximo repre­sentante daquel invento tardo- franquista que se chamaron Asociacións de Estudantes, o señor Ortega e Díaz-Ambrona, posteriormente ministro con Adolfo Suárez, baixo do título La segunda transición, como aplicable á España de hoxe en día.Non vou tratar de discutir os argumentos e o contido do ar-JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ PARDOtigo, senón mostrar publica­mente o meu rexeitamento, e coido que facéndome portavoz tácito de moitos máis, de que se poida aplicar o concepto de segunda transición a algo tan natural no sistema democráti­co como é a alternancia no go­bernó en función dos desexos libremente expresados ñas ur­nas polos cidadáns.Por esa razón é pola que eu titulo este artigo Vinte anos despois e fago referencia á Xunta Democrática, xa que a utilización do concepto segun­da transición para se referir ó momento político na actuali- dade supon unha clara detur- pación histórica do que signi- ficou a transición e do papel que nela xogaron todos os seus protagonistas, incluíndo, como é léxico, á Xunta Demo­crática, o Consello de Forzas Políticas galegas, a Assemblea de Catalunya ou a Plataforma de Organizacións Democráti­cas, por citar algúns organis­mos unitarios.O que, en troques, está a ocorrer nos nosos días a res­pecto da nosa historia política máis recente é esa especie de conspiración de silencio que nos leva directamente ó dia de hoxe, sen intermedio algún.Unha coartadaComo moi ben dicía Vidal Beneyto na conferencia inau­gural do Encontró do Escorial, a chamada obxectividade his­tórica non é máis que a coarta­da dos historiadores para me­ter de matute a súa propia in­terpretación subxectiva dos feitos históricos e, deste senso, non cabe dúbida que ós histo­riadores actuáis e clase políti­ca en xeral non parece intere- sarlle moito a nosa máis re­cente historia.Non se entenda, interesada­mente, que se pretende unhanova división dos españois ou que se está a facer revanchis- mo cara a algún dos protago­nistas, dende o bando que nada arriscaba, dos feitos que conduciron á transición.Que, por certo, alguén terá que explicarnos como foi po­sible que aquelas arelas de progreso e liberdade se con- verteran hoxe no desaforado medro do consumismo, espe­cialmente dirixido á conquista do lecer, mercando, pra iso, televisores, lavadoras, robots domésticos, etcétera, e gastar despois o tempo gañado, dian­te do mesmo televisor, para seguir as reviravoltas de cal- quera culebrón venezolano ou o reality show de turno.Trátase tan só de denunciar esa estraña conspiración tácita a fin de que se poida rescatar a nosa recente historia e ós seus protagonistas para poñelos no lugar que lies corresponda, ceo ou inferno, pero como personaxes que existiron e fi­xeron cousas.Nomes esquencidosDesbotar, aplicada ós perso­naxes que interviron, e inter- veñen, no quefacer colectivo a cultura de kleenex do usar e ti­rar. E nesta tarefa tanto entra a Xunta Democrática como, en ringleira e a xeito enunciativo, os trabados de redacción do Estatuto Galego, pois todo o mundo fala do Estatuto dos 16, pero esquence os nomes dos poñentes do Estatuto que está vixente, que é a carta constitucional da Galicia de hoxe.E tamén, a sombra ominosa dunha pistola, uns bigodes e un tricornio coas estrelas dun tenente coronel da Garda Ci­vil, ameazando, precisamente, ós protagonistas desa historia que todos parece queremos es- quencer.