1977-12-09.ECO CANARIAS.VILALLONGA

Publicado: 1977-12-09 · Medio: ECO CANARIAS

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LAS  PALMAS  DE GRAN  CANARIA,  Viernes. 9 de  Diciembre. 1977 

EL  ECO  DE  CANARIAS  —  PágllnB  17  í 

mill|llllllllllllllllllllllilllllllllllllllllllllllllUllllllllllllllllllilllllllllllllllllllllllllllllllllllllilll»llllllllllllllllllllllllllilillllllilllllillH 

I  f IGURAS  ¥  G Í N T ES  AHORA  SE PUBUCAN  SUS  NOVELAS EN 

i 
1 

POLEMreomALLONGA 

i 

De  niño conootió  a Alfonso XIII a quien se pres entó asi:  "José Luis de Vilallonga para servir a 
Dios, a España y a  Vuestra Majestad". 

Combatió con los nacionales, pero después  se  marchó  a  la  Argentina y  Francia. 
"Siempre  viví de la  pluma,  incluso  fabajé  de negro de escritores  que  ahora  son  amigos". 

naba  con  cambiar  la  faz  de 
mundo  y  adivinó  el 
futuro 
del  pequeño:  «Ya  se  lo  <iue 
es 
serás...  Socialista».  ¿No 
José  Luis  de  Vilallonga 
e. 
flafael  de  los  Cobos  qae  pin 
ta  en  «Allegro  bárbaro-?  Sin 
duda. 

—¿Es  monárqui  o an  ¡ra? 
—Si  lo  es  Carrillo  ¿p.*v  qué 

no  yo? 

—¿Donjuanista? 
—¿De  Don  Juan  de  Bornón? 

Por  alecto  personal,  sí. 
—/•  Antifranquista? 
"—Me  da  rabia  la  palabra. 
Ahora  todos  dicen  que  sou  an 
tifranquistas. 

—¿y  tu  pelea  con  el  "-ar 

ques  de  Villaverde? 

—¿Quién  es  el  marqués  de 

Villaverde? 

Se  queda  tan  pancho.  Se 
rio.  Pulcramente  vestido.  Tra 
je  oscuro,  el  nudo  de  ia  cor 
bata  perfecto,  cabeza  de  p'a 
Da, estampa  de  galán  de  cine 
a  lo  Rotí-jlfo  Valentino.  E-. 
una  revista  europea,  publicó 
un  artículo  en  torno  al  mtr-
qués  de  Villaverde  que  éste 
juzgó  injurioso..  Ganó  el  plei 
to  el  marqués.  Vilallonga  lue 
condenado  a  pagar  una  mul 
ta  simbólica  —un  franco  i -an 
cés—  de  «satisfacción  ds  .'n-
jurias».  Insistió  Vilallongí FH 
otro  artículo  y,  en  enero  pa 
sado.  fue  de  nuevo  cond  na 
do a  pagar  una  multa  de  vf in 
te  mil  francos.  Creo  que  lii,, 
un  .pleito  más  entablado  ycx 
el  marqués  contra  Vílall.in 
ga-,  le  pide 
unos  cincuenta 
millones;  «No se  qué  le  da.án 
ni  me  preocupa, jjaga  im-^VT-' 
vista». 

CON  LOS  NACIÓNA'.ES 

guna  afinidad  política,  insis 
to en  que  sentí  ganas  de  ab^a 
zarle-  Las  cosas  pas^n.  Y  yo 
lio  creo  en  el  cielo  ni  en  el 
infierno,  pero  pienso  que ÍO-
;lo  se  paga  en  la  vida. 

Vi  cómo  se  abrazaban  'os 

dos,  abrazo  de  amigos. 

servicio— 

—¿Vilallonga  es  novelistai? 
—Soy  reportero  más  que ;io 
veifiSta.  Cuento  cosas  que  vi 
ví  o  que  tanto  oí  contar,  que 
puedo  decir  que  las  viví.  La 
uliima  noche  de  Alfonso  XI11 
en  el  Palacio  Real  —mi  padre 
estaba  de 
la  oi 
contar  tantas  veces  y con  tai 
to  detalle  que  pienso  que  la 
he  vivido  yo  mismo. 
En  las  novelas  sin 

fondo 
político  que  son 
las  menos. 
creo  que  «Solo»  y  otra  mis, 
le  han  comparado  con  Fran 
coise  Sagán,  acaso  por  la  ser.., 
cillez  y  amoralidad  que  hay 
en  ©I  relato. 

TOPO  CON  PÉRON 

Vilallonga  empezó  a  ganar 
se  el  pan  con  el  periodismo 
al concluir  la guerra,  en  «Des 
tino»  y  diarios  de  Barcelona. 
En  1944  marchó  a  Argentina, 
pasando  antes  por  Londres, 
pues  se  había  casado  con 
una  chica  del  consulado  bri 
tánico  que  era  coronel  del 
ejército  polaco  y  no  sé  cuán 
tas  cóias  más.  Se  metió  en 
un  negocio  dn  caballos  y  po 
le  fue  mal,  pero  surgieron 
problemas  con  Juan  Domingo 
Pe.'-ón  y  el  caballero  españc 
retornó  a  Europa?  instalando 
'•se:^-ímk--9mns  4 o í l^  .. se,  , 
muy  a  gusto. 

"' 

—¿Y  eso de  actor,  qiíéT 

—Soy  actor  simplemente poi 
cumpiir  con  los  amigos.  Em' 
pecé  con  el  productor  Napo 
león  Murat  en  «Los  amantes» 
del  director  Louis  Malle.  n 
quien  no  conocía.  Había  una^ -
escenas  a  t^lmllo.  Qibalgáod 
un  Vilallonga,  no  pariente 
mío,  quien  eofeímó.  Me  lla 
maron  y  Malie  me  aumentó 
el  papel-  Lá  película  ganó  el 
León  de  Oro  en  Venecia.  Ade 
más,  era  filme  pionero  de ero 
tismo.  Audrey  Hepburn  mé 
llamó  después  a  Hollywood 
para  «Diamantes  en  canapé». 
Y  siguieron  otras,  hasta 
las 
treinta  y  ocho  que  llevo  in^ 
terpretadas. 

tiempo, 

De  todos  modos,  confií-o':. 
que  siempre  vivió  de  la  plu 
ma;  «En  París,  incluso  traoa-
jé  de  negro  de  escritores  que, 
fuerpn 
al  cabo  del 
amigos».  Y  añade;  «No 
soy 
ambicioso.  No  sueño  con  for 
tuna.  No  necesito  yate  ni  co 
ches  de  carreras-  Me  basta 
«son  vivir  a  mi  manera».  No 
hi).  mucho, Vilallonga  se  pres 
tó  a  hacer  un  anuncio.  Álaru-
nos  se lo echaron  en  cara,  pe 
ro  él  se  ríe;  «Si  me  hubieran 
pedido  que  anunciara  una 
marca  de  f alzoncillos,  acaso 
hubiera  dudado  y  hubiera  di 
cho  que  no,  pero  se  trataba-
de  anunciar  un  coñac  y acep 
té  encantado.  Nada  malo  haj 
en  el  trabajo  de  modelo,  creo 
yo.  En  Barcelona,  hubo  qu  en 
estimó  qué  hacer  él  anuncio 
era  una  humillación.  Pues  nj 
Me  gustó  ese  tratólo». 

ilmbral  recordaba  muy  ci 
rlosamemte  a  Vilíülonga  «a 
6aAMilk>de  una  mujer,  Mylens 
Demongeot,  en  «Cleo  de  oin-

4^ ^•, 

Es  Vilallonga 

«mil  cosae». 

un  hombre 

—Ante  todo,  escritor 

-re-

celca—. 

Español,  vive  en  París.  Sus 
novelas  no  cruzaban  la  froi-
tera,  aunque  sí  encontraban 
lenguas  de  otros  ijeíses.  Aho 
ra,  Vilallonga  cae  en  manos 
de  los  suyos,  dé  los  españo 
les.  En  los  escaparates,  do3 
títulos  de  un  golpe:  «Alleg  o 
b&rbero» y  «Sólo». In  un  rela 
to,  hay  macollo  de 'historia  de 
Espada.  En  el'Otrqr'lw  lUn^mm 
tiOeí ávwitur»  i^-.pift 
*;Qti», en el eimor. é$i&a.éAliza, a 

joven 

un  cuarentón. 

—En  España,  soy.nuevo-An 
teriormente,  a  ningün  editor 
se  le  ocurrió  publicar  mis M-
bros.  Era  imposible.  Habrían 
caído  en  el  cepo  de  la  censa-

'  ra..  • 

ro». 

El  prefiere  «Allegro  barba 

—Sí,  sí, me quedo con  «Alle 

go,  fue  alcalde  de  Madrid  y 
ministro  de  Instrucción  Públi 
~ca.  El  padre  de  José  Luis  de 
Vilallonga,  el  barón  de  Segur, 
catalán,  era  militar  y  amigo 
personal  de  Alfonso  XIll. 

De  niño,  Vilallonga  conoci^i 

ai  rey. 

«Alfonso  XIII  tenía  cara  dd 
rey.  El  labio  inferior  en  for 
ma  de  gárgola-,  le  mandíbu 
la,  autoritaria,  de  no  entender 
que  su  mentón  prominente  "e 
debiera  únicamente  a  una 
iiipliiftriiíiítaHa.  Los  ojos, 
.,_.  \,^ ,,„.„,..,..„ 
ii^l\„ 
coüKf  iea ^B-bóH, 
iSfeFe  ¿b 
damente  insisteá<) 
do  buandó  se  fijaban  por  pn 
mera  vez  en  el  rostro  desea 
nocido  de  una  mujer». 
También-retrata  al  entonces 
Príncipe  de  Asturias: 

' 

«Su  belleza  sobrecogía  poi 
los  qqe  en  ella  había  de  m-
mero  y  de  engañoso.  En  sos 
grandes  ojos  azules  y  melan 
cólicos  no  había  ni  un  a¿omo 

iqoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo 

ll  Ha interpretado  38 películas y 

| 
no ha mticho un  anuncio de coñac 

Ahora  escribe  la  trilogía 

"España":  los  últimos 

cuarenta  años 

, 

• 

- (áase  social.  La  nobleza 

de  curjosidad-  Su  tez  era  de 
doncella,  de  aquellas  doute 
lias  que  antiguamente  s ica-
rraban  en  los  conventoo  per 
cuestiones  de  honor.  Su  boca 
bien dibujada,  sonreía bla ida 
mente,  sin  razón  aparen  ?,  o 
til  vez  por  imperativo  de  su 
onciencla.  Sus  manos  eran 
demasiado  herniosas».  Lo  hd 
bía  observado  «ataviado  con 
el  blanco  uniforme  del  aito 
mando  de  la  Marina  de  gue 
rra». 

=  X><>»QOOOOO0O0OOOCMX}OOOOOO0OOO0OOOOOOOOOOOOOOO0(> 
a 
gro  bárbaro».  Es  de  tema  es-
a 
pañol. Empieza  con  la  monar-
S 
quía  de  Alíonso  XIII  y,  a  tra-
S 
vés  de  una  historia  familiar, 
S 
que  es  la  de  mi  familia,  se V3 
E 
el  4esnioron^inIento  d©  una 
S 
se 
s 
viene  abajo,  decae.  Dos  miem 
5 
iferos  jóvenes  de  esa  fajnilia 
= 
,noble  acaban  el  uno,'  victini i 
s 
.jck  dos  prostitutas  francesa > 
s 
'con  las  que  vive  en  delirio  de 
S 
, sexualidcidí  y  perversión,  y  ol 
= 
otro, encargado .<íe  un  pelotón 
5 
de  ejecución  de  revoluciona-
s 
ríos.  «Alléirro  bárbaro»  es  no-
E 
. vela  traducida  a  catorce  len-
E 
guas.  «Soló»,  sin  embargo,  es 
S 
novela  francesa  sin  el  fondo 
E 
político  que  hay  en  casi  todos 
s 
S  mis  relatos.  M«  habría  gusta 
do  que  se  editase  antes  «Fies 
S 
E 
ta»,  por  ejemplo. 
S 
Madrileño,  cincuenta  y  sie 
S 
te  años,  está  casado  con 
'% 
E 
que  fue  cotizada  modelo  Sv 
E 
liann»  Stella.  José  Luis.de  Vi 
E 
lallonga  y  Cabeza  de  Vaca  ess 
s 
grande  de  España,  marqués 
s 
de  C^stellvell  y  de  Castehne-
E 
ya,  bí^róh  de Segur,  de  MVda 
y  de  Maldanell.  Su  abuelo 
E 
S  materno,  marqués  de  Porta-

Cuando  el  padre  de  Vila 
llonga  presentó  a  su  chico  al 
Rey: -«Mi  hijo,  Señor»,  el  chi 
quillo  diría  aquello  de  «José 
Luis  de  Vilallonga  para  ser 
vir a  Dios, a  España  y a  Vues 
tra  Majestad».  ¿A  los 
ocho 
años?  Más  o menos. Y es  muy 
posible  que.  como.ocurre  '.n 
«Allegro  bárbaro», 
le  dijess 
al  monarca;  «Seré  artista». Y 
qué'  a  solas  con  el  Rey,  aña 
diera:  «Quiero  hacer  algo  qae 
haga  felices  a  las  gentSa» 
Probablaméñte  el  soberanj  se 
dio  cuenta  de  que  el  crío  so-

SERVIR  AL -REY 

Cuando,  a  los  once  años,  ! 

España  pasa  a  ser  república, 
la  familia  se  traslada  a  Fran 
cia  y  José  Luis  de  Vilallonga 
cursa  estudios  en  los  domi 
nicos  de  Arcachon  (1931-1938) 
donde  sé  educa  con  bastante 
liberal-dad  lo  que  influirá  de  , 
finitivamente  en  su  persona 
lidad.  Asimismo,  aprende 
el 
francés,  idioma  en  el  que  ha 
escrito  sus  libros.  Al  estalla' 
la  guerra  civil,  con  sus  dieci 
seis  años, se  enrola  en  el  ejéi 
cito  de  Franco,  interviniendo 
en  las  campañas  del'  Norte. 
de  Valencia,  de Cataluña  y an 
la  histórica  batalla  de  Terue, 
Fue  destinado  al  Tercio  ¿e 
Oriamenii,  de  requemes, 
e-i 
el  que  fue  alférez.  Recuerda 
también  que,  en  Madrid,  áe 
enroló  en  «los  altavoces  del 
frente»,  creados  por  Edgar i 
Neville y Gregorio  Marañen, a 
quienes  i^ecuerda,  pienso  que  i 
con  agrado.  En  Valencia  es 
tuvo  en  la  brigada  italiaiía 
<La  Célere»,  -con  los  «fechas 
negras».  El  dice  que  €ihi,  len 
Valencia,  supo  por  algunos 
italianos  lo  que  era  realmen 
te  el  fascismo  y  que,  en  su 
ánimo,  nació  ya  un  antifas 
cista.  Cuando  le  digo  que  cho 
ca  bastante  que,  luchando 
con  «los  nacionales»,  se  lar 
gue  a  Argentina  y  a  Francn 
cuando  «estalla  la  paz»,  Vila" 
llonga  explica: 

—Combatí  con  los  naciona 
les,  pero  eso  no  supone  qufc 
yo  fuera  franquista.  Duran-e 
la  guerra,  no  había  franquis 
mo  ni  antifranquismo.  Franco 
era  un general joven, con  pres 
tigio.  pero  un  general.  El 
surgió  después 
franquismo 
de,  la  victoria  y  yo  me  fui.  En 
general,  yo  detesto  a  los  ven 
cedores.  Cuando  me  dijeron; 
que,  para  presentar  mis  li 
bros,  habían 
sido  invitados 
Antonio  Alvarez  Solís,  en 
Barcelona,  y  Paco  Umbral  y 
Antonio  García  Trevijano.  a a 
Madrid,  quedé 
sorprendido 
por  Emilio,  Pensé  de  pronto 
que  seria  un  gag  cómico.  No 
le  conocía  y  su  presentac'ón 
fue  estupenda.  Se  olvidó  ce 
su  artículo  tremendo  en 
el 
que  me  llamó  «plumífero  bas 
tardo»  y  otras  lindezas 
de. 
lenguaje  imperial  del  momen 
to,  Emilio  Romero,  pienso,  us 
inteligente.  Aunqxie  sin  nin 

AVISO A LOS LECTORES 
DE  LANZAROTE 
3i  desea  redib|r  EL  ECO  DE CANARIAS 
en  su propio domicilio, te rogamos lo soncite 
de  nuestro  corresponsal,  don Heracllo NIz 
Mesa, Dulcería "Eb POLLO", calle Quirqga, 
número 8 -  Teléfono: 8 1 ^ 2. 

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POWK  G A R R 1 R Ó - 4 » Y R 1 8A 

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(c) Del documento, los autores. Digitalización realizada por la ULPGC. Biblioteca Universitaria.

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co  a  siete»,  de  Agnes  Vardá-
Umbral  también  le  llamó  el 
marqués  de  Bradomín  "de  ¿a 
en 
Junta  Democratice,  allá 
París.  García  Trevijano 
rj 
es 
calcó  que  Vilallonga  no 
un  liberal,  s'no  un  demócra 
ta,  estableciendo  clara  dife-
rencla:^. «Ser  liberal  a  secaj 
hoy  es  ser  un  reaccionario') 
añadió  sin  convencer  a  na 
die.  Umbral  le  llamó,  e-if^  • 
más  de  caballero  e:;pañij;, 
conquistador,  aristócrata  .3 
vantisco,  dandy.  escritor  qjí3 
escrbe  mientras  vive  y  vive 
siemjM-e  a  la  contra.  Le  pre 
gunté  a  Vilallonf^  si  se  s en 
te  más  est--itor  que  político  o 
al  revés.  Reí.rindió  que  aho 
ra  es  harto  difícil 
separar, 
deslindar,  la  literatura  de  la 
política. 

COPAS  CON CARRiLLO 

Vilallonga  se  incorporo  a lá 
Junl;a  Democrátxa  en  P&.is 
por  Santiago  Carrillo,  no  por 
Calvo  Serer.  Una  revista  le 
había  encargado  —hace  unos 
tres  años—  entrevistar  a  Ca 
rrillo.  «Puse  reparos,  pues JJÍ 
conocía  personalmente  a  San 
tiago  Carrillo.  El  editor  se 
encargó  de  establecer  contac 
to  con  él.  Carrillo  me  llamó, 
vino a  mi  casa.  Se sentó  fren 
te  a  mi,  nos  llenamos  un.^s 
copos  de  coñac  y  charlamos 
hasta  la  madrugada.  A mí .iie 
ganó enseguida  porque  vi  qas 
tenía  sentido  del  humor,  cosa 
rara  en  los  comunistas.  Se-
gwK me  dijo, 'había' leído  mi 
libro  «Allegro  bárbaro».'  ut 
entrevista  resultó cordial. GiÜ 
bé sus deolaraciones.  En  aque 
lia  no  inventé  nada-  En  otras 
<~las  de  muchos  a r t i s t a s-
hay  que  inventar  cosas,  hay 
que  añadir  el  talento  propio 
para  suplir  la  falta  dé  talen 
to  de  los  entrevistados». 

José  Luis de  Vilallonga  pien 
«a  ctmttouar  con  sus  múlti 
ples  oficios.  Dentro  de  nada, 
interpretarán  «Fiesta»  acto 
res  como  Ornar  Shariff  y qui 
zás  Glenda  Jackson. así  como 
un  chico  nuevo,  todos  bajo  la. 
dirección  de  Vilallonga.  Sí, se 
ha  decidido  a  dirigir  el  filme 
de  su  novela  «Fiesta».  Ahora, 
como  3scritor,  trabaja  en  una 
Irilogia.  «Espaflas».  Historia 
de  los  últimos  cuarenta  años. 
Parece» ser  que  los  títulos,  en 
español, serán  «La caída»*, «La 
olla  podrida»  y  «La  explo 
sión». 

A  tttulo  de «nécdoia,  subra 
ya  la  coincidencia  de  que,  a 
la  vez  que  él  jresentaba  sus 
libros  en, Madrid, eñ el  níís^o 
edificio,  al  lado, daba  su  con 
ferencia  Carrillo  sobre  el  eu-
rocomunlsmo,  presentado  por 
Froga-  «Y  el  otro  día.  Venía 
yo de  París/ y, en  el  aVión. vía 
jabíín  Carrillo,  desde,  Estras 
burgo,  y  Gswmen  Diez  de  Ri 
vera.  Aún  más,  al  bajar  nos 
ruega  la  azafata  de  Iberia 
que  lío  tomemos  el  autobús, 
que  nos  espera  una  íurgohe-
ta...  En  la  misma,  nos  encon 
tramos con  el  alcalde  Arespa-
coeha^,  que. puso  cara  de 
sorpresa,  pei'to  que  soltó  una 
frase  que  se  me  quedó  gra 
bada;  «En  este  país,  todo  irá 
tóal  mientras  que  a  los  niños 
no  los  eduquemos  como  an 
tes». 

—¿En  qué  partido  milita 

ahora  Vilallonga? 

—En  ninguno.  No  m*  iden 
tifico  con  ninguno  de  ias  que 
están  en  el  parlamento. 

S'enípre  sorprende  José  L." 

de  Vilallonga,  escritor  con 
aire  de 
play-boy.  aunque 
acompañado  de  su  esjMsa  Sy-
llañne  Stella,  íiue  fue  modelo 
de  «Vogue»,  c<»i  quien  casó 
en  Monaco  hace  cuatro  añas 
y  a  quien  dedica  «Allegro 
bárbaro»  y  -Solo».  Simple 
mente  escribió:  «Para  Syllan-
ne». 

(iPY«ESA) 

JAVIER  D€  MONTINt 

•M