2018-03-01.ELMUNDO.UNA VIDA AL SERVICIO DE LA DIGNIDAD REPUBLICANA FERNANDO PALMERO

Publicado: 2018-03-01 · Medio: ELMUNDO

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OBITUARIOANTONIO GARCÍA-TREVIJANO

Una vida al servicio de la dignidad republicana

FERNANDO PALMERO

1 MAR. 2018 22:04

A. F. de AGUIRRE

Figura ineludible del pensamiento político con obras como 'Teoría Pura de la República', jugó un
destacado papel en la Transición con la creación de la Junta Democrática, desactivada en aras del
'consenso', según denunció, lo que le llevó a la cárcel y a un ostracismo al que siempre se resistió.

"El día antes del nombramiento de Juan Carlos como sucesor a título de Rey, me llamó don Juan para

que fuera a Estoril y allí escribí las dos cartas de contestación en su nombre, una para su hijo Juan Carlos

y otra para Franco. Poco después, cuando ya había jurado, fui invitado al Club 31. Al entrar vi que Juan

Carlos y doña Sofía me saludaban con la mano, pero yo miré para otro lado. Cuando van a salir, todo el

restaurante, menos yo, se puso en pie a aplaudir y gritar ¡Viva el sucesor! Al llegar a la

altura de mi mesa, la gente dejó de aplaudir y Juan Carlos me dice: 'Tono -así es como me

llamaban mi familia y mis amigos-, ¿es que no me vas a saludar?'. Incorporándome un poco, porque yo

seguía sentado, le dije en voz muy alta: 'al amigo, siempre. Al sucesor, jamás'. Me senté y hasta hoy no lo

he vuelto a ver".

La anécdota está recogida del número de abril de 2011 de la revista Leery es síntoma del carácter

insobornable del abogado, notario, pensador y político granadino, una de las personalidades más

anómalas y extraordinarias de nuestra historia reciente, fallecido la noche del miércoles a los 90 años en

Madrid.

Ha contado Jaime Peñafiel que la amistad con don Juan Carlos, al que desde 1969 consideró un traidor

a España y a su padre don Juan (de cuyo Consejo privado formó parte García-Trevijano) arranca en la

Zaragoza de finales de los 50, cuando se produce un encuentro casual entre el futuro Rey, entonces en la

Academia Militar, y un brillante abogado que acababa de conseguir una plaza como notario en Teruel.

Con su primer trabajo bien remunerado, García-Trevijano, amante del lujo y el buen gusto, se compró un

Pegaso Turing descapotable, un modelo hoy de coleccionista, que encandiló al joven cadete. Desde

entonces, se forjó una amistad sustentada sobre todo en la facilidad para ligar con aquel coche y un amigo

adinerado. Una noche, en el Savoy de Zaragoza, don Juan Carlos le preguntó a su amigo: "¿Qué es lo

primero que tengo que hacer cuando sea rey?". Sin saber que sus palabras serían proféticas, respondió:

"Meterme en la cárcel". Aún pasarían algunos años, pero el primer Gobierno de lo que Rafael

Borràs (otro insigne republicano) llamó la Monarquía del 18 de julio lo mantuvo encerrado durante

cuatro meses. Entre marzo y junio de 1976, por orden del ministro de Gobernación, Manuel Fraga

Iribarne.

Convencido de la necesidad de que habría de ser una ruptura democrática la que acabase con la dictadura

a través de un referéndum en el que los españoles eligieran entre monarquía o república, García-

Trevijano había fundado en París, en julio de 1974, la Junta Democrática, de la que formaban parte el

PCE de Santiago Carrillo, el Partido Carlista, los socialistas de Tierno y Morodo y representantes del Opus

Dei, como Rafael Calvo Serer. Para contrarrestar su protagonismo, un año después el PSOE de Felipe

González creó la Plataforma de Convergencia Democrática y propuso, haciendo de la debilidad

virtud, la fusión de ambas. La misma tarde en que se firmó el acuerdo para crear la que popularmente

sería conocida como Platajunta, García-Trevijano fue detenido en su despacho, lugar de reunión

clandestina habitual y donde se había firmado una unión que él sabía que era una trampa. "Durante los

cuatro meses que estuve preso", explicó en varias ocasiones, "Felipe González, en casa de los suegros de

Boyer, pactó todo con Fraga excepto el sistema electoral". Se inició entonces una campaña de

desprestigio, de la que García-Trevijano culpó siempre a Enrique Múgica, a cuenta de su pasado

presuntamente corrupto en Guinea, que él siempre negó, incluso publicando en 1977 Toda la verdad para

contrarrestar las denuncias vertidas en un libro del periodista Rafael Fernández, corresponsal de TVE en

la ex colonia española.

Sin que nunca hayan existido pruebas concluyentes, es cierto que en el despacho del notario se redactó en

1967, bajo su supervisión y la de Francisco Macías Nguema, una Constitución para la futura Guinea

independiente y que fue durante años muy estrecha la relación de García-Trevijano con el político

guineano, convertido en dictador al poco de acceder al poder en octubre de 1968. Las acusaciones de

haberse enriquecido con su labor de asesor y sobre todo con la creación del Banco Central de

Guineapesaron de forma determinante para dejar fuera del consenso político al que aspiraba a ser

primer presidente de una hipotética tercera república española.

Desde entonces, García-Trevijano se dedicó a su labor intelectual, a sus colaboraciones en prensa (entre

otros diarios, fue columnista de EL MUNDO), a sus estudios sobre el arte renacentista, del que era un

especialista reputado, y a poner en marcha el Movimiento Ciudadano por la República Constitucional

(MCRC), ya que no concebía la teoría política alejada de la práctica. Nunca creyó en utopías ni

pretendió construir modelos ideales sino denunciar las razones por las cuales la nuestra no era una

democracia plena, sino una oligarquía de partidos coronada sin separación de poderes real. Autor de El

discurso de la república o Pasiones de servidumbre, su obra más rigurosa, Teoría pura de la república,

es un compendio de todo su saber enciclopédico y su conocimiento de las Revoluciones francesa y

americana. "La teoría pura de la república constitucional", concluye en su obra, "no es una bella idea que

nazca en una mente idealista y se sustente por sí misma. Supone una acción política continuada y

perfeccionada con el movimiento de la libertad constituyente del poder político". Y a ello dedicó Antonio

García-Trevijano sus mayores e incansables esfuerzos.

Antonio García-Trevijano Fortes, intelectual y político, nació en Alhama de Granada el 18 de julio de

1927 y murió en Madrid el 28 de febrero de 2018.