1984-08-19.DIARIODLERIDA.UN LIBRO Y UNAS REFLEXIONES EMILIO ROMERO
Publicado: 1984-08-19 · Medio: DIARIODLERIDA
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OPINION-IDEAS ¡ b r o v u i i as A los veraneos hay que llevarse libros, y especialmente aquellos veraneantes que tenemos la obligación y el gozo de leer. Este vera- no me he hecho acompañar por los dos libros de Jáuregui y de Vega, contando las actividades del antifranquismo; el de Federico Ysíttt, con el título de «Quién hizo el cambio»; el libro de Raúl Mo- rodo «La transición política»; el de «Todo nuestro proceso consti- tuyente», de Raymond Carr; y novelas de Vázquez Montalbán y Rosa Montero. Como se darán cuenta los lectores, mi veraneo no «stá siendo tranquilizante sino excitante. Los temas y los autores fueron elegidos adrede, porque de otro modo el verano me resulta especialmente aburrido. Ya he hecho mención —aunque siga la actualidad— a los libros de Jáuregui y de Vega. de Hoy voy a referirme al • Feiderico Ysart, «n cuya porta- <la aparece oana eapléndida fo- tQgraifiía de AdoCIfo Siiárcí, uno ide los ^ a n i d es restauradores -de la democracia de 1977. \ JES. LIBRO , I ia Federico Ysart es un buen pe- xicjdrsta de da nueva generación, con la aquellos orígenes de liniversidajd die Navarra, y luego cÉ>n 'el ejercicio de un periodis- mo de contestación en Madrid, .principalmente en célebre aventura periodística de Cal- vo Serer y de Trevijano en el diario «Madrid». Se marchó an- liquidación de aque- t-es de la llo, y tuvo dos protecciones Que fueron las de Martín Villa y Gregorio López Bravo. Me pa- reció siempre un periodista que tendría sitio de relieve en este llegó la res- d u ro oficio. Pero tauración democrática, abando- nó el periodismo y se embarcó con la operación de Adolfo Suá- rez. Llegó a ser hasta subsecre- tario con el súper ministro Abril Martorell. En Icis últimas elec- ciones no consiguió el escaño p or la tribu de Adolfo Suárez. Me mandó antes del verano su lo puse en el maletín libro, y p a ra leerlo en agosto. Ya lo he hecho, y de una sentada. Esta es la primera celebración del libro. Está muy bien escrito, es en- tretenido, también es revelador de algunas cosas, y ha seleccio- . n a do muy bien ciertos documen- tos históricos de gran relevan- cia. Y después de decir todo es- to, añado lo siguiente: es un li- bro escrito por un político, mu- c ho más que por un periodista. Se le ha olvidado su oficio, res- pecto a los contenidos —y no a la manera de escribir—, y la intención está muy clara: de- fender, sin objeciones, el modo de la restauración democrática; glorificar el como mecanismo insustitutible; y si- t u ar a Adolfo Suárez en el tro- no de la agudeza, de la sagaci- dad, del ingenio y de los bue- nos resultados. Federico Ysart merece, por parte de todo aque- llos a los que encuinbra, salva y enaltece, una gratitud ostensi- li- ble. Es, e.xactamente, este que bro, como todos aquellos centrismo como novedades de Fraga, los políticos a la ma- elaboran nera de memorias. No son las memorias de Federico Ysart, sino de la crónica entusiasta sus principales amigos. Todo es- to lo enriquece con informacio- nes económicas, y de otro ca- rácter, recogidas desde sus pro- pias fuinciones públicas. El libro de un periodista tiene que ser otra cosa. Me refiero —claro es— a ese periodista o escritor independiente «a lo Galdós», que escriba de los demás, y de Jos episodios, sin compromisos. O incluso que, habiéndolos te- nido, renuncie en beneficio de una. crónica veraz de la histo- ria. Uno de los encubrimientos iniciales y gordos de Federico Y s a r t . f ue el del análisis del pri- m er Gobierno de la Monarquía, el 12 de diciembre de 1975. Es- los tablece nombramientos de Areilza y del viejo Garrigues, ry no menciona para nada la nove- dad principal, que fue el nom- bramiento de Adolfo Suárez co- mo ministro secretario general del Movimiento;, se le olvida, igualmente, Jque se presentó candidato a uño de «los cuaren- ta de Avete», en competitividad con el marqués de Villaverde, y c,ue fue apoyado con entusias- los falangistas históri- mo por cos. Se le olvida también que ocupaba —por ausencia de Fra- ga— el Ministerio del Interior cuando los muertos de Vitoria. En fin: todo el libro está lleno de olvidos, pero lo que quiere testimoniar lo hace con brillan- tez. Tiene muchas cosas valio- sas, y lo he leído con mucho interés. Unicamente la coriosidad de sabeíf aHora mis- mo su sitio: si el tóxico de la sus- política sigue traído o abriga alguna esperan- za de regresar al periodismo. teniéndole tengo ESTA ESPAÑA IGNORADA Desde el Cantábrico me vine' al Mediterráneo, y en un lugar que conocía escasamente. Me tentó rnás de una vez el viaje de vacaciones a ese larguísimo bra- zo de tierra que se m e te en el Mediterráneo, divide el m ar y una parte queda convertida en una especie de lago enorme y es en la otra el Mediterráneo La auténtico. Me refiero a INVIERTA CON EL 30% DE INTERES M á x i in seguridad. Con inversión superior al medio millón, viaje giatis a Inglaterra fin de .semana, todos los gastos paga- dos p a ra dos personas. 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Pero el caso es que en España hay cosas que ha hecho el Estado —c^ue es su obliga- ción— y otras las han llevado ilustres y adelante ciudadanos meritorios. Este es el caso. Es- ta ciudad alargada de La Man- ga del Mar Menor es una de las cosas más originales que tiene está nuestro país, que todavía o en situación de construcción d»^ crecimiento. Esto lo tienen otros 'países y lo convierten, me- diante las vacaciones, los depor- tes náuticos y el gran espectácu- lo, en una de las maravillas eu- ropeas. Mi reflexión es la de que los políticos y los gober- nantes tienen un altísimo por- centaje de actividad política y un mmimo de preocupaciones para ci'ear cosas. El ideal sería al revés. Nuestro país sigue en la frontera de un tercermundi.s- mo castizo, monumental e his- tórico y de un país moderno e industrial. Aún no hemos , pasa- do esta barrera, y los síntomas horizonte que aparecen en el son los de permanecer donde estamos, o ir hacia atrás. Por eso el me parecía obligado hacer reconocimiento y el elogio de un hombre símbolo, como To- más Maestre, v orientar mi ad- vertencia a toda esa pueril prep- cupación de nuestros políticos y de nuestros periodistas, por- que el presidente del Gobierno esté veraneando en el Caribe. Es verdad también que la isla ve- nezolana de Orchila tiene me- nos futuro que La Manga del Mar Menor. Cuando escribo'esta tensión política na- crónica, la cional es superior a la de l^s obras. Mal camino. Manga del Mar Menor. Me asom- bra que nuestro país tenga tan- tos políticos célebres, muchos de los cuales no han hecho na- da, y otros han sido causantes de males, mientras que existen realizado españoles que han grandiosas, obras singulares o LOS Ensayo y Gíeneías Sociales sos r a ra y no conocida por el médico— quedan expuestos ien f o r ma sumaria y sistemática pa- ra encontrar fácilmente lo que el lector busca. «El manejo del libro se ha fa- cilitado mediante varios recur- sos: no sólo por la ordenación de las materias en los capítulos y su índice inicial —que lo cons- tituye en un verdadero «diccio- nario clínico» de síntomas y sín- dromes— sino también por el índice alfabético fi- exhaustivo nal, que comprende también en- fermedades, signos y maniobras según sus epónimos de autores. Pero, además, por las numerosí- simas referencias de unas pági- nas a otras en el texto, que per- mite relacionar los distintos pro- cesos o ampliar aspectos diferen- tes de f o r ma rápida. El «Manual de diagnóstico etio- lógico» es un gran legado de don Gregorio a la Medicina españo- la, y merecía la pena darle con- todos tinuidad p a ra beneficio los clínicos en ejercido, t a n to in- ternistas, generalistas de asisten- cia primaria o de hospital, como especialistas. El libro es un ins- t r u m e n to de consulta diaria en cualquier duda diagnóstica y pa- ra reorientar un caso problema. «Difícil y osado empeño, la ac- tualización de un libro tan per- sonal, tan rico no sólo en ejcpe- riencia madura sino en visión e interpretación la Patología humana. Si me he de- cidido a t a m a ña empresa, atri- justifica- búyase a una doble ción: la ilusión de que las nue- vas promociones médicas no per- dieran el contacto con un maes- singulares de GREGORIO MARAÑON. —Ma- nual de diagnóstico etiológico. Decimotercera edición, aumenta- da y puesta al día por el profe- sor Alfonso Balcells, catedráti- co de Patología General de la Universidad de Barcelona. Edito- rial Espasa-Calpe, S. A. Madrid, 1984. 1.200 págs. «Durante su estancia 'sn París, en plena guerra ci\'il española, pudo Gregorio Marañón realizar tiempo atrás era lo que desde puro proyecto y deseo: escribir un «Manual de diagnóstico etio- lógico» p a ra uso de los clínicos. Lo terminó ya en Madrid, des- pués de dedicar siete años a su redacción. La realidad fue una obra completísima y de enorme valor práctico, que pronto pose- yeron todos los médicos españo- les y se extendió por todos los países de habla castellana. Las sucesivas ediciones, hasta once en vida del autor, son prueba del éxito y aceptación que el «Manual» alcanzó. «•Frente a los libros, entonces en boga, de «diagnóstico diferen- cial» entre enfermedades, Mara- ñón escogió otro camino más cercano a la realidad operativa del acto médico en su fase diag- nóstica: el médico no se-encuen- t ra con enfermedades «etiqueta- das» ya las que identificadas, describen los textos, sino con «n- fermos que acuden con sínto- mas únicos o múltiples —hema- turia, fiebre, cefalea u otro do- lor, anorexia, disnea, insomnio, etc.—, y su problema es buscar la causa, trazar la pesquisa diag- nóstica: este es el objetivo que se propuso Marañón, al poner en manos de sus colegas un li- bro que les sirviera de «cicero- ne» auxiliar. «En esta obra los grandes sín- dromes de la Medicina clínica cotidiana, analizados p a ra des- cubrir la enfermedad de fondo —a menudo común, en otros ca- la tro y una obra —llamados a ser imperecederos—,. p or el simple hecho de «no estar al día». Tam- responsabilidad bién porque de ser fiel a la «letra y al espí- ritu» del autor, era propósito ini- cial y f i r me en mi aceptación del encargo. Como el lector com- probará, expresamente he que- rido respetar la estructura gene- ral del íibro y su f o r ma de re- dacción y no he modificado los conceptos personales de Mara- ñón, basados en un dilatado co- nocimiento de las enfermedades y nierecedores todavía de u na atención los su- perados, entonces como leccio- nes recientes en la historia de la Medicina. «experimental» «Estoy convencido, p or q t ra parte, que incluso en el m u n do que se avecina, cada vez más in- clinado al uso de los ordenado- res y de las máquinas para u na batería de «screening-tests», el papel del hombre-médico seguirá siendo insustituible. Ni se podrS mecanizar, automatizar el diag- nóstico, ni cabe prescindir de la razón humana len la recogida y oportuna selección de datos, o en la sucesiva elaboración de los mismos, p a ra —rectificando qui- zá u na y otra vez el i-umbo— orientar el reconocimiento de la enfermedad en un enfermo». En definitiva, el «Manual de diagnóstico etiológico» es el gran legado del doctor Marañón a la Medicina clínica, un índice ex- haus-tivo de enfermedades, sín- d r o m es y signos, así como tam- bién u na guía p a ra encauzar los «problemas cü'nicos» en que se desglosa la Jiistoria de un enfer- mo. Es también un compendio de toda la Medicina clínica tal co- la observa el generalista y mo el especialista, y un instrumen- to de consulta diaria isstra el mé- dico, en cualquier d u da diagnós- tica. Julio GARCIA Suscríbase a DIARIO DE LERIDA Llame «I teléfono 27 01 00