1995-07-02.LA VANGUARDIA.TUSELL BORBONES AGT

Publicado: 1995-07-02 · Medio: LA VANGUARDIA

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56  LA VANGUARDIA

C U L T U RA

DOMINGO, 2 JULIO  1995

"Es falso que la reina
no interviniera en
política", dice Tusell

Viene de la página anterior

de su testimonio es que es falso  que
fuera nombrado por Fernández Mi-
randa,  o de  rebote, como  se ha  he-
cho correr. A Suárez le nombra cla-
ramente el Rey, y ello porque le co-
noce desde hace tiempo y porque ha
seguido  su  trayectoria.  Suárez  era
de los que tuteaban a don Juan Car-
los cuando era príncipe.

-¿Qué  es lo más llamativo en la

evolución de su biografiado?

-En  don  Juan  Carlos  desde  su
adolescencia  se ve una gran  llaneza
en  el trato;  también  una  aguda  vi-
sión  de  lo  que  es  importante,  pero
sin  grandes  preocupaciones  en  tér-
minos de cultura. Y también está el
hecho de ser un gran intuitivo: todo
esto  lo  mantiene.  En  cambio  hay
otras cosas en las que ha cambiado.
Por ejemplo:  era  muy tímido  y de-
jó  de serlo. O como su simpatía: en
parte  es  una  virtud  natural,  y  en

parte  algo  buscado  y  adquirido.
—¿Su trabajo abordará la vida pri-

vada del Rey?

-No,  porque es una biografía  po-
lítica y porque acaba en  1975. Pero
sí hay  que  decir  que  la  Reina  da  a
don Juan  Carlos seguridad. La idea
de que doña Sofía no ha intervenido
en política no es cierta, ella ha esta-
do  muy  cerca  de  él  en  momentos
importantes y siempre le ha  ayuda-
do  a  ponderar  situaciones, a  ver lo
que hay que hacer, o cómo hay que
tratar a cierta gente.

-La pugna entre distintas "fami-
lias"  políticas  del  franquismo  por
colocar  a sus peones en el  entorno
del entonces  príncipe,  ¿cómo la vi-
vió don Juan Carlos?

-Sirvió para enseñarle que la mo-

narquía no es de nadie.

-¿Con  qué "familia" se sentía él

más a gusto?

-Yo creo que con el tipo de perso-
na que se ha sentido  más a gusto es

declara  republicano.  Pero  es  que
don Juan Carlos, cuando era prínci-
pe,  tuvo que pedirle a don Juan  que
no hiciera caso a García  Trevijano,
quien le instaba a hacer unas decla-
raciones en "Le Monde" que le per-
judicarían  a él, a Juan  Carlos. Al fi-
nal lógicamente don Juan atendió a
su hijo, funcionó  el tándem y no hi-
cieron caso a García Trevijano.

—En  la  biografía  de  Fernández
Campo se pinta a don Juan muy re-
sentido  con  los  colaboradores  del
hijo, por no tratarle bien.

-Eso  se  refiere  a  cosas  menores,
como  si la abdicación  de don  Juan
se hizo con la solemnidad  suficien-
te. El responsable de problematizar-
la fue Sainz Rodríguez, que le insis-
tía a Don Juan en que había que ha-
cerla  con  pompa.  ¿Por  qué  se hizo
finalmente  de  una  forma  sencilla?
Pues porque se siguió la tesis de Fer-
nández  Miranda  de ir de la ley a la
ley: si la abdicación  se producía  de
forma solemne, don Juan se conver-
tía en Juan  III y el esquema no  fun-
cionaba.  Pero  el propio  Suárez  me
ha  explicado  que  don  Juan  ayudó
mucho en ese periodo.

-¿Por  qué se  detiene  su libro en

1975?

-Porque  habrá  una  segunda  par-
te.  Mi idea es que Juan  Carlos I de-
sempeña  un  papel  decisivo  en  dos
hazañas  históricas.  Una,  la  restau-
ración  de una  monarquía  que en el
año  38, cuando él nace, parece per-
dida. Y la segunda es la conquista de
la democracia, en la que el rey no es
sólo rey  sino gobernante.  El  segun-
do tomo se llamará: "Juan Carlos I:
la conquista de la democracia".

-¿Y cuándo piensa publicarlo?
-Depende  de  las fuentes  que  re-
sulten accesibles. Yo no hago repor-
taje  periodístico  ni  trabajo  única-
mente  con  fuentes  orales:  mi  libro
está  empedrado  de citas, de cartas,
que en su mayor parte no se han uti-
lizado  nunca.  El  plazo  bueno  para
hacer historia contemporánea es de
20 años, porque te permite  acumu-
lar  suficiente  documentación  de
primera  mano.»

Don Juan Carlos, con doña Sofía  y Alfonso  de Borbón en  1968

con  los  monárquicos  de  verdad,  es
decir,  con  los que  no  le explican  al
Rey lo que tiene que hacer, sino que
están  dispuestos  a  servirle  porque
de esa manera sirven al país, sin ex-
hibirse  demasiado.  De  la  política
franquista,  los  tres  personajes  de
quienes  el  Rey  puede  sentirse  más
deudor son López Rodó, López Bra-
vo y Torcuato Fernández Miranda.

-¿Cómo valora la predilección de
don Juan Carlos por políticos muy
pragmáticos  frente  a  otros  más
"ideológicos"?

-A él durante la transición le inte-
resaba  contar  con  gente  nueva,  in-
cluso desconocida,  para  que no  tu-
vieran enemigos. Y porque además
no podían considerar que ellos eran
"la"  monarquía.  Una  de  las  cosas
que  satisfizo  a  los  militares,  y  que
los mantuvo en su sitio, fue  consta-
tar que la monarquía  no  pertenecía
a  un  grupo,  ni al de  Fraga,  ni  al  de
López  Rodó  ni  al de  nadie.  En  eso
también  hay  perfecta  continuidad
entre  don  Juan  y don  Juan  Carlos.
Nunca  han  enfeudado  la  monar-
quía.  Quien  diga  que  es  el  único
amigo del Rey o la opción  preferen-
cial del Rey no dice la verdad.

-¿Hay  muchos  casos  de  gente

que diga eso?

-Yo  creo que en España hay mu-
chos más cortesanos fallidos que re-
publicanos  convencidos.  Antonio
García  Trevijano,  por  ejemplo,  se

i a MISMO.

NUEVOS  CURSOS
TODOS LOS  DOMINGOS.

El  ojo,  el  oído,  los  cinco  sentidos,  la  adolescencia,  la  menopausia,

el  aparato  reproductor  masculino,  el  proceso

de envejecimiento,  ahora podrá conocer su cuer-

po  a  fondo.  Con  la  décima  entrega  de  la  "Guía

Práctica  de la Salud"  que  La Vanguardia  le regala-

rá  el próximo  domingo.  Una  explicación  detallada

de todos los órganos para que, conociéndose, llegue

a los cien  con  una  salud  de hierro.

LA VANGUARDIA

VidaCaixa

Un libro analiza con humor
el carácter  mallorquín

JUAN BUFILL

BARCELONA. -  "Se habla a me-
nudo de que Mallorca fue un paraí-
so que  está  desapareciendo  poco  a
poco.  Pues  bien,  una  de  las  partes
del paraíso que sigue en pie es preci-
samente esa manera  de ser, exaspe-
rantemente  flemática,  del  mallor-
quín." Este párrafo del libro "Queri-
dos mallorquines", editado por R. y
J. J.  de  Olañeta,  es  representativo
de  lo que  hay  de  homenaje  en  este
ameno y también satírico retrato de
un  posible  "carácter  mallorquín",
en esta guía poética, cómica y prác-
tica que revela las claves, los códigos
sutiles  que  presiden  las  relaciones
personales en lo que fue la Isla de la
Calma y lo es aún  en los lugares  no
frecuentados por el turismo masivo.
A partir de anécdotas y opiniones
aportadas  por  más  de  cien  partici-
pantes en una serie de tertulias  que
tuvieron lugar a lo largo de un año,
Guy de Forestier -pseudónimo  del
arquitecto catalán residente en Ma-
llorca  Carlos  García-Delgado-  ha
elaborado  este  ensayo  ligero  que,
ilustrado por Pere Joan, en tres me-
ses  ha  alcanzado  ya  la  quinta  edi-
ción  antes  de  ser  distribuido  fuera
de Mallorca.

Al hablar  de  identidades  colecti-
vas,  se  incurre  necesariamente  en
generalizaciones  y en tópicos. Pero
si es cierto que no todos los italianos
mienten  ni  todos  los suizos  obede-
cen, también lo es que en  Mallorca
"tener prisa no es una actitud social-
mente  aceptada,  como  tampoco  lo
es hacer una pregunta directa, y mu-
cho menos contestarla". Según el li-
bro,  el mallorquín  es enemigo de la

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Ilustración de Pere  Joan

prisa porque sabe que los urbanitas
"ignorantes, queriendo ganar tiem-
po,  lo  que  consiguen  es  perder  el
'tempo', es decir, el ritmo adecuado
para  que  las cosas  verdaderas  pue-
dan  ocurrir".

Naturalmente,  no todo  es edéni-
co  en  el  comportamiento  del  ma-
llorquín. Junto al saber vivir, la tole-
rancia,  la  discreción,  la elegancia y
ese  fatalismo  que  garantiza  la  cal-
ma,  está  también  una  aversión  al
compromiso y una desconfianza ex-
cesivas. Sin embargo, algo de paraí-
so terrenal tiene esta isla donde, en
una  barbería  cerrada,  se puede leer
el  siguiente  cartel:  "El  barber  és  a
nadar". Y donde todos comprenden
que  el  motivo  del  cierre,  a  media
tarde de junio, está totalmente justi-
ficado.»