2003-04-14.LA RAZON.TRUCULENCIAS ESPAÑOLAS AGT

Publicado: 2003-04-14 · Medio: LA RAZON

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TRUCULENCIAS ESPAÑOLAS 
LA RAZÓN. LUNES 14 DE ABRIL DE 2003
ANTONIO GARCÍA TREVIJANO 
Las imágenes de la televisión Al Yazira (emir de Qatar) sobre la invasión de Iraq destrozaron la credibilidad de las cadenas estadounidenses en los propios Estados Unidos, del mismo modo que la oposición del noventa por ciento de los españoles, a esa concreta invasión, ridiculizó el malabarismo gubernamental de interpretarla como si fuera un pronunciamiento abstracto contra la guerra en general, del que se aprovechan los violentos de costumbre. Ante las evidencias sociales, una sola palabra de verdad, vale más que mil imágenes o discursos de mentira. 
   España está siendo comentada en todo el mundo a causa de dos evidencias de signo contrario. Su Gobierno impulsó en Las Azores la guerra anglosajona contra Iraq, sosteniéndola luego con apoyo logístico. Su pueblo la rechazó con más clara determinación que el resto de los países europeos, incluidos el francés y el alemán. Perder el tiempo en discutir estas dos evidencias es cosa de niños mal educados. El debate sobre si la lluvia que cae es beneficiosa o perjudicial para el campo no permite que se introduzca la duda de si está o no lloviendo. Los tertulianos se entretienen a propósito de la guerra con este imposible diálogo entre sordos mentales.
   Ante una emisión francesa y otra española sobre el mismo tema, he podido comprobar en tres horas de atenta audiencia que, pese al notable descenso de inteligencia en la clase política y periodística de Francia con relación a la que tenía hace treinta años, su nivel intelectual sigue siendo superior al de la española. Allí no se dudaba de que Aznar, como «solitario caballero de la guerra», ha cambiado bruscamente, sin saber todavía por qué, la tradición de más de un siglo de política exterior, apartándose de Alemania que, en sentido contrario, rompe más de medio siglo de adhesión a los Estados Unidos, como también hacen Canadá y México. El atlantismo de Blair es entendido por razones tradicionales. El de Aznar les suena a pretexto. 
   En la emisión francesa, a nadie se le ocurrió la bárbara extravagancia de que Francia debía elegir entre Estados Unidos o Rusia y China, puesto que todos conocían las implicaciones antieuropeas que comportaba la guerra con Iraq. Nadie ocultó el hecho de que Francia y Alemania desplazaron a la zona un pequeño contingente para presionar a Sadam, a fin de evitar la guerra, como tampoco su responsabilidad en el armamento de Iraq contra Irán. Ni se ponían en duda las obviedades de los hechos antecedentes, ni los partidarios de la guerra acudieron al cínico argumento de alinearse con el vencedor. Los resortes truculentos de la falta de confianza en un criterio propio quedan para los ex ministros y los periodistas de Aznar. 
   El nivel de la clase intelectual española no es inferior en muchas materias al de la francesa. Pero sucede que en los ámbitos de creación de las opiniones políticas, donde el sentimiento prevalece sobre la razón, allí no concurren voces condicionadas por su pasado autoritario. El partido de Le Pen no es «petainiste». Mientras que el autoritarismo del PP, y la inclinación hacia el más fuerte en el orden internacional, aunque no sean de extrema derecha, vienen de una educación franquista. La proyección sobre Estados Unidos de un poder que imponga un orden global en el mundo adquiere aquí un tinte de reaccionaria nostalgia del fracasado totalitarismo europeo. 
   En las decisiones de política internacional donde hagas lo que hagas favoreces alguno de los intereses en conflicto, has de decidir según tu propio interés, sin mirar a quien beneficias o perjudicas. La invasión de Iraq aumenta el poder de Estados Unidos, disminuye el de Rusia y China, deja a Gran Bretaña donde estaba, aborta el germen político de la Unión Europea y crea un resentimiento profundo en los países árabes. Nuestra posición debe estar orientada por lo que conviene a la unidad de Europa. La defensa de esta guerra idiota se ha hecho en todas partes con truculencias. Las españolas han sido más visibles y grotescas que las francesas.