2006-03-02.LA ESTRELLA DIGITAL.TREVIJANO LOS ARRASÓ LAS PESQUISAS DE MARCELLO

Publicado: 2006-03-02 · Medio: LA ESTRELLA DIGITAL

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TREVIJANO LOS ARRASÓ 
LA ESTRELLA DIGITAL 020306 
LAS PESQUISAS DE MARCELLO 
Este Sánchez Dragó tiene mucho mérito con su programa de libros al amanecer en Telemadrid, que en la madrugada de ayer se convirtió en un debate político sobre los complejos de la derecha española, es decir, del PP. El de su famosa Convención de este fin de semana que nació muerta porque los complejos de Rajoy no son, precisamente, ante la izquierda o el llamado progresismo, sino más bien ante Aznar y su guardia pretoriana que aún permanece colocada en lugares estratégicos del PP (Acebes, Zaplana, etc.) y que el ex presidente del Gobierno vigila y atornilla desde FAES, la Fundación ultraconservadora convertida en faro ideológico del Partido Popular. 
Pero en el programa de libros de Sánchez Dragó, que se declaró conservador, liberal y reaccionario, estaba un invitado muy especial: Antonio García Trevijano. Quien a la hora del debate político allí surgido —y en el poco tiempo que le permitieron hablar— arrasó al resto de autores y tertulianos con su discurso de la democracia y de la libertad. Con su verbo explícito frente a la partitocracia vigente y la sopa de etiquetas que hoy día alimenta tanto a la derecha (conservadores, cristianos, liberales) como a la izquierda (comunistas, socialistas, socialdemócratas), sin olvidar el camelo del centro que nunca existió, como lo explicó el autor de El discurso de la República, que era más bien el discurso de la nación española y de la teoría democrática contra el derecho de la “autodeterminación”.
Trevijano tiene pendiente una reflexión global sobre el momento político español y sus posibles salidas o vías de encuentro con la Democracia, si es que ya no es demasiado tarde para ello. Porque el régimen, aunque está alcanzando cotas de decadencia muy notorias, ha encontrado sistemas de autodefensa eficaces, al estilo de las vacunas que inoculan la enfermedad para que te defiendan de sus congéneres. Por ejemplo, todo este lío de la España federal, confederal, multinacional y partitocrática, que espanta a los españoles y que nos lleva al desastre histórico de la mano de Zapatero, provoca una reacción de clara autodefensa de los verdaderos poderes fácticos del régimen de la Transición ( partidos nacionales, editores, banca, grandes empresas, Iglesia, Ejército —que aún colea—, Corona e incluso sindicatos). Es decir, cuando agotada la Transición había que caminar hacia la ruta de la Democracia, llegan los nacionalistas, organizan un caos en el Estado, asustan a casi toda España y surge aquello de “Virgencita que me quede como estoy”.
El pobre Fernández Laskety, mandatario de FAES y escudero del zaplanismo, y un autor polítólogo de poca monta que por allí deambulaba quedaron atónitos y perplejos ante la clarividencia del discurso de la democracia y de la libertad de Trevijano, que dijo, sin más y con bastante razón, que Aznar y Zapatero son ideológicamente iguales, aunque tengan sus modos y sus políticas propias. O que PP y PSOE —derecha e izquierda, si se quiere— son lo mismo (máxime desde que se cayó el muro de Berlín), porque en realidad estos partidos son maquinarias de poder y de funcionarios que se visten de lo que sea, y todos ellos en pos de eso que se llama centro, que no es otra cosa una Estado del Bienestar con sus distintas prioridades para unos y otros. Las diferencias ideológicas y programáticas pueden aparecer cuando las reglas del juego son democráticas, y con dificultad. En un mundo global es, sin embargo, bastante difícil diferenciar las ideologías, y más en una partitocracia, donde priman los intereses y ambiciones particulares de los autócratas, aunque sí hay distingos en prioridades, modales y objetivos. Si en Alemania, que sí es una democracia, gobiernan juntos la derecha y la izquierda, en España, que es una gran cama redonda de intereses cruzados y profesionales (mucho mediocre) del poder, que cruzan las líneas enemigas con la mayor facilidad, ni les cuento.
Por lo demás, Trevijano dejó claro que España es una nación en sí, digan lo que digan los nacionalistas, que encima de lo que llevan son enemigos declarados de la democracia y la libertad; y que los orígenes de la izquierda y la derecha unos vienen de la Ilustración y las revoluciones, por una parte, y los otros de la tradición, con la religión como hilo conductor, por la otra. Y dicho esto mejor ni siquiera hablar de los pretendidos liberales, que, salvo unas excepciones muy contadas que se ven en su actitud política y personal, son el mayor de los camelos de las pretendidas ideologías de la derecha, no hay sino oír por las mañana al mandril de la COPE —y a su comuna de chimpancés airados—, que se suele presentar en sociedad como el ideólogo del liberalismo español para darse uno cuenta de lo que pasa en el PP. O estudiar los modales políticos, mañas periodísticas (el protector del mandril), y el pensamiento liberal de Zaplana, para conocer el calado de sus ideas y saber cómo las gastan los más notorios liberales del PP. Antonio Garrigues, que fue de liberal con el hoy famoso Florentino Pérez en las elecciones generales de 1986, se estrelló. Y don Florentino, que es otro notorio liberal, se va del presidencialismo del Real Madrid sin convocar unas elecciones inmediatas para nombrar, como si fuera un absolutista, a su sucesor. O sea, muy bonito lo de Sánchez Dragó y mejor lo de Trevijano, que más bien parecía Trajano en esa noche libresca de la televisión.