1995-10-01.DISENSO.TAL COMO ERAMOS JULIAN AYALA

Publicado: 1995-10-01 · Medio: DISENSO

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o dónde estaba usted en 1 975 ' 

rllU~2....:....I-:=~ __  i -__  -+-~~~1  sólo desde el punto de vista biológico, pues la obviedad de tal 

Todos éramos más jóvenes entonces, lo que no  se debe entender tan 

aftrmación la convertiría en una futileza gratuita, sino también desde 
las vertientes ideológica y política. 
Personajes como Manuel Hermoso, que accedían por primera vez a la 
actividad pública, lo hacían con un bagaje de nuevas ideas y un dis 
curso distinto al  de  sus homólogos políticos anteriores.  Otros, como 
Jerónimo Saavedra o José Carlos Mauricio, aportaban también una 
forma nueva de entender y hacer política, forjada en las luchas de la 
clandestinidad. 
Había, además, una fe  ilusionada en la democracia naciente, un deseo 
espontáneo e ingenuo de no caer en pasados errores y una tendencia 
general de respeto hacia las formas en que la democracia se desarrolla. 
Esa frescura inicial se ha perdido hoy,  y con ella se han ido también 
los principios ideológicos e implantado, a la inversa, la ética del  'todo 

~ ___  vale' con tal de alcanzar y de mantenerse en el poder. 

Hemos querido ejemplarizar esa marcha de la miseria a la nada en 
cinco líderes de  distintas tendencias.  Evidentemente hay otros -no 
sólo en la vida política, y algunos más coherentes en su trayectoria-, 
pero éstos han sido los grandes corredores de fondo.  Y siguen sin 
jubilarse. 

Julián Ayala 

MANUEL HERMOSO ROJAS. Nadie hubiera asegu 
rado,  cuando sorbía el  tibio consomé de  la am 
nistía en  la cena pre liminar a la gran manifesta 
ción de julio de  1976 en Santa Cruz de Tenerife, 
que Manuel Hermoso Rojas iba a llegar a donde 
ha llegado en la política canaria. Por esas fechas 
se había destapado públicamente como integran 
te  del  Grupo de Demócratas Independientes, de 
Antonio García Trevijano. 

Poco antes de la  muerte de Franco, el enton 
ces director provincial de SODlCAN (Sociedad 
para el  Desarrollo Industrial de Canarias) había 
trabado  contacto,  a  través  de  Jesús  García 
Manrique,  antiguo  militante  comunista,  con  el 
grupo de García Trevijano, presidente de la Jun 
ta Democrática que auspiciaba el  Partido Comu 
nista de  España. 

Más tarde, eliminado Trevijano de la escena 
política,  Hermoso  se  integró, junto  con  otros 
prohombres y promujeres de Tenerife, en el Par 
tido  Socialdemócrata  de  Francisco  Fernández 
Ordóñez y, a través  de  este  grupo,  en  la  Unión 
de  Centro Democrático, de Adolfo Suárez. 

En  1979,  encabezando  la  lista  de  UCD  al 
Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, se pre-

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sentó a las elecciones locales y las ganó, siendo 
el  primer alca lde de  la democracia en  la  capital 
tinerfeña. Fue el  principio de una fulgurante ca 
rrera  hasta  la  cima del  poder  po lítico  en  Cana 
rias.  El PSOE nunca se arrepentirá lo  suficiente 
de no haber sabido captar a Manuel Hermoso. A 
los dirigentes socialistas de entonces -corría el 
año  1983, Hermoso se había quedado sin  parti 
do  y ellos estaban henchidos de soberbia políti 
ca- sólo  se  les  ocurrió  la  mezquindad  de 
ofrecerle de nuevo la dirección provincial de 
SODlCAN. Manuel Hermoso prefirió desem 
barcar  al  frente  de  sus  amigos  tecno-demó 
cratas  (Adán  Martín,  Luis  Suárez,  Miguel 
Zerolo)  en  un  pequeño  grupo  localista,  for 
mado  en  1979  en  algunos  municipios  del 
Norte de Tenerife:  AT!. 

El PSOE nunca se arrepentirá 
lo  suficiente de no haber sabido 
captar a Manuel Hermoso 

JERÓNIMO  SAAVEDRA  ACEVEDO.  Sus  tri unfos 
como Príncipe de los Estudios en el Colegio de 
los  Jesuitas,  de  Las  Palmas  de  Gran  Canaria, 
no auguraban que iba a terminar de ministro en 
los gobiernos crepusculares de Fe lipe González. 
La vida  de  cualquiera da muchas  vueltas  y  la 
de Jerónimo Saavedra no  es un excepción. 

Llegó  a  Tenerife  a  principios  de  los  años 
'70 como  profesor de  Derecho del  Trabajo  de 
la Universidad de La Laguna. Venía de Madrid, 
donde había impartido clases en la Compluten 
se,  y  estaba  aureolado  por unos  cursos -en 
tonces todavía no estaba generalizado el  angli 
cismo masler-
en Colonia y en Florencia, so 
bre sindicalismo. 

Desde  el  primer  momento  conectó  con  los 
grupos universitarios de la oposición al  régimen, 
siendo  casi  el  único  representante  activo  por 
entonces del  Partido Socialista Obrero Español, 
en  el  que  ingresó  en  1972.  Desde  el  Instituto 
Universitario de la Empresa (lUDE), que creó y 
dirigió,  fue  impulsor junto  a  profesionales  de 
diversas tendencias (Antonio González Viéitez, 
Óscar Bergasa, Antonio Carballo Cotanda, Luis 
Fajardo  y Gumersindo Trujillo)  del  primer Es 
tatuto de Autonomía de Canarias de  la  postgue 
rra española, proyecto que sirvió de  plataforma 
agitativa a la oposición del  momento, articulada 
fundamentalmente en  torno al  PCE. 

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