1995-11-05.ABC.SOBRE LIBRO ENTREVISTAS TOM BURNS
Publicado: 1995-11-05 · Medio: ABC
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DOMINGO 5-11-95 CULTURA ABC Pag. 63 Jaime Carvajal: «Las ideas democráticas del Rey vienen de su padre, que tuvo clara la idea de integrar a todos los españoles» Tom Burns publica «Conversaciones sobre el Rey», un diálogo con los protagonistas de la transición Tom Burns Marañón, corresponsal en España del prestigioso «Fi- nancial Times», publica esta semana su libro «Conversaciones so- bre el Rey» en la editorial Plaza & Janes. El volumen está estructu- rado en 21 entrevistas que el autor ha mantenido con otras tantas personalidades de la máxima influencia durante la etapa en la que se gestó y posteriormente realizó la transición a la democracia por medio de la Restauración de la Monarquía en la persona de Don Juan Carlos. Los entrevistados, personalidades que vivieron esta encrucijada de nuestra reciente historia tanto desde dentro del ré- gimen franquista como desde la oposición, arrojan luz diversa so- ABC reproduce una de las más esclarecedoras de las veintiuna entrevistas que integran el volumen Madrid bre la etapa y forman en su conjunto un mosaico esclarecedor, una honda reflexión dialogada. Ellos son Leopoldo Calvo Sotelo, Jaime Carvajal, Santiago Carrillo, Gonzalo Fernández de la Mora, Antonio Fontán, Nicolás Franco, Antonio García-Trevijano, Miguel Herrero de Miñón, Laureano López Rodó, Julián Marías, Rodolfo Martín Vi- lla, Jaime Miralles, Enrique Múgica, Miguel Primo de Rivera, José Joaquín Puig de la Bellacasa, Carlos Rojas, Ramón Serrano Suñer, Luis Solana, José Utrera Molina, Luis Valls y el director de ABC, Luis María Anson. Por su interés y en exclusiva, ABC reproduce en estas páginas la entrevista de Tom Burns con Jaime Carvajal y Urquijo. «Jí IAIME Carvajal es em- blemático de quienes fue- ron miembros activos de la generación del Príncipe. Lo es, en parte, porque es muy inteligente, en parte porque, al triunfar como profe- sional en la banca y en los nego- cios, acumula mucho poder e in- fluencia pero, sobre todo, es em- blemático porque, casi desde la infancia, mantiene una estrecha amistad con el futuro Rey. Carvajal, al alinearse con Don Juan Carlos, es también uno de los más claros ejemplos de lo que se podría denominar monárquicos mo- dernos frente a los monárquicos históricos, quienes como su propio padre, el conde de Fontanar, que fue hasta su muerte en 1960 un in- fluyente consejero de Don Juan, pertenecen a la órbita de Estoril. Lo es porque toma partido por el Prín- cipe, basándose tanto en razones ponderadas como en las especiales circunstancias familiares que le dan a él, como a pocos, un acceso constante y directo tanto a Villa Gi- ralda como a La Zarzuela. Los monárquicos modernos se defienden en 1969 cuando aprue- ban y apoyan la decisión de Don Juan Carlos de saltar el derecho de sucesión y aceptar el nombramiento de Franco a título de Rey. Nadie le tiene que dar a Carvajal lecciones de lo que es el principio dinástico hereditario, porque sabía de ello desde la cuna. Pera él dice, con pa- labra bien moderna, que la vulnera- ción de ese principio por el Príncipe fue una decisión «pragmática», Carvajal conocía muy bien el am- biente monárquico porque, además de la influencia paterna, en su juven- tud perteneció a un grupo de jóve- nes adeptos a la Corona capitanea- do por Luis María Anson. Estos eran los hermanos pequeños de los jua- nistas organizados por Joaquín Satrústegui, el dirigente de Unión Española. Con el tiempo, al alzar la bandera de la Monarquía moderna, Carvajal se distanciaría de ambos mentores. Con mucho mayor motivo nadie tenía que recordarle al propio Don Juan Carlos lo que suponen los de- rectos sucesorios, sí bien exacta- mente esto es lo que harían mu- «Yo creo que Don Juan Carlos se da cuenta de que la democracia era su gran baza para consolidar la Monarquía, era lo que había visto en tantos viajes, y era lo que le había oído a su padre» chos, empezando por el mismo Don Juan y pasando por el director de ABC, Torcuato Luca de Tena,.que, como monárquico histórico y procu- rador en Cortes, votó no al nombra- miento del Príncipe en el pleno del 22 de junio de 1969.' A Don Juan Carlos le reprocha Satrústegui con dureza desde la trinchera «legitimista». Me interesó mucho en mi conversación con Car- vajal cómo éste poco menos que descalificó a Satrústegui, refirién- dose a él como «idealista», y afirmó que, sobre todo a partir de 1969, de ningún modo se sentía representado por el dirigente de Unión Española. Carvajal cuenta cómo a un mes de morir Franco, y habiendo ya Don Juan Carlos asumido las funciones de Jefe del Estado, se preocupó por neutralizar cualquier intento por parte de Unión Española y de los monárquicos históricos por enfrentar a Don Juan con su hijo. Jaime Carvajal, a quien he tenido el gusto de conocer desde hace muchos años, me recibió con su amabilidad de siempre en su senci- lio despacho en la parte alta del ma- drileño paseo de la Castellana. Siempre he considerado que la efi- cacia y el buen hacer de los finan- cieros está en relación directa con la sencillez de sus despachos; en el de Carvajal sólo destaca un grabado sobrio y elegante de la cartuja de Valldemosa en Mallorca, donde la familia de Fontanar tiene el buen gusto y la buena suerte de poseer unas celdas. Carvajal me habló pausadamente y. sin fiorituras de lo que a mí me in- teresaba y de lo que él conoce muy bien; de la formación de Don Juan Carlos, que fue dura; de las relacio- nes del Príncipe con su padres, que tienen, a pesar de todas las discor- dias, la armonía subyacente y fun- damental de conseguir la Restaura- ción de la Corona; y de la imperiosa idea de gentes como él, que enten- dieron que la Restauración monár- quica era una oportunidad excep- cional para conseguir la normaliza- ción política del país. Quise explorar también en la conversación el espi- noso tema del derecho de sucesión. Los libros más vendidos en octubre Según la prestigiosa lista que hace pública periódicamente la Li- brería Rubiños, los diez libros más vendidos durante el pasado mes de octubre han sido: «Lo que el Rey me ha pedido», de Fernández Mi- randa; «Solidaridad», de Mercedes Rivas; «Manos sucias», de Joaquín Navarro; «Tratado de las buenas maneras III», de Alfonso Ussía; «Don Juan», de Luis María Anson; «Tratado de lo mejor», de Julián Marías; «Nacidos para triunfar», de James; «Donde el corazón te lleve», de Su- sanna Tamaro, y «Queridísimos jóvenes», de Juan Pablo II. Descubrí, aunque sin ninguna sorpresa, que las reflexiones de Carvajal en torno a la necesidad de aceptar el nombramiento de Franco, aun a costa de saltarse el principio hereditario, son muy parecidas a las que José Luis de Vilallonga pone en boca del Rey en su biografía sobre Don Juan Carlos. Para ambos es evidente que Franco ño cuenta con Don Juan y que lo importante es conseguir la Restauración de la Co- rona. Me parece importante desta- car esta coincidencia: el círculo de Estoril podría pensar que el Príncipe estaba «mediatizado» por Franco, pero resulta difícil creer que pudie- sen pensar lo mismo del hijo del di- funto conde de Fontanar. AL tomar una decisión pragmá- tica pero inexorablemente controvertida y, sin lugar a dudas, personalmente dolorosa, creo que debió de ser muy impor- tante para el Príncipe saberse res- paldado y apoyado por miembros destacados de su generación como Carvajal, cuya lealtad hacia la Co- rona no ofrecía dudas. Pero creo, además, que el papel de estos monárquicos modernos va mucho más allá del de mantener la moral del Príncipe en aquellos momentos tremendos de enfrentamiento con Don Juan. Lo verdaderamente importante de estos legitimistas de nuevo cuño, que estaban a punto de tomar el re- levo como destacados hombres de la sociedad civil, es que servirían de contrapeso frente a quienes veían en el Príncipe un mero continuador del franquismo bajo la Monarquía del 18 de julio. Para Don Juan Carlos, la coherencia pragmática de personas como Carvajal sería un punto de re- ferencia vital cuando llega el mo- mento de apostar por la Corona de todos. T.B.M.- Antonio Fontán, que más tarde sería uno de los profesores universitarios de Don Juan Carlos, me decía que la juventud del Prín- cipe debió ser durísima. Tú en gran parte la compartiste. J.C.U.- El Príncipe, cuando llega a Las Jarillas2 con diez años, se en- cuentra con un grupo de chicos to- talmente desconocidos para él, ABC (Madrid) - 05/11/1995, Página 63 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. 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