1968-04-21.LOSSITIOS.SERVAN
Publicado: 1968-04-21 · Medio: LOSSITIOS
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Arxiu Municipal de Girona. Sitios de Gerona, Los. 21/4/1968. Pàgina 8 Página 8 LO.S SITIOS Domingo, 21 de Abril de 1968 • es formidable..! el ciclomotor un MOTOR con doble embrague y 9 cambio de velocidades progresivo, totalmente automáticos. un CHASIS en chapa de acero • estampada, con uiía insuperable robustez y seguhdSid. una ECONOMÍA máxima de ad-quisición y entretenimiento. una CALIDAD internacional con la 9 mayor garantía y asistencia total de servicio. además ... • Sin MATRICULA • SIÜ CARflET • Slü IMPUESTOS TORROT S.A.E. Apartado 206 • VITORIA LA MAS COMPLETA RED NACIONAL DE AGENCIAS JORRQT GARANTIZAN SU RODAJE Concesionario en Gerona: D. Juan Giurana BusQuets, Rambla yerdaguer, 16 - GERONA - Teléfono 30 23 25 •m$Msrzmm'^*£^M€£m£i:mmmmt'mmi¿%^,, CON SEMILLAS IVIAICES HÍBRIDOS SORGOS HÍBRIDOS SUDAX ^¿. SEMILLAS AGRÍCOLAS, S, A. % Almagro, 31-MADRID-4 '-".!.' :.í/ li^ ^ ;<i^'^ m DISTRIBUIDOR: D. José Fernández Corominas. (Semillas Condal) Gral Mola, 1. - PIQUERAS (Gerona) DEPOSITARIOS EN TODAS LAS ZONAS MAICERAS DE LA PROVINCIA EL SERVICIO NACIONAL DE CEREALES bonifica a los agricultores con el 50 % del valor de la semilld. CONSÚLTENOS para conseguir esta bonificación s-v£ w Marrero Portugués, el hombre que interpeló al ministro de Edueación «Son necesarias medidas urgentes que impidan que las cosas sigan como están» en ííi.Universidad los eiroies: no Imber subido usar lo ootoiiM falto idoimor lo Ley Uolverslloilo, y loito ono ojéele de proancilín polillco poto combotli el nloixlsp ÍÍ^^'/J'^MV. .W. '£j:-r'^ \-\A ."^,^,•^''l• ^,^^^^•''^^•^r , 'M ^4 vi Es de los que levantan el de do. Desde que debutó, Marrero siempre levanta el dedo. La sema na pasada levantó, además, la voz: "¿Qué pasa en la Universi dad, señor Ministro?". Mientras lo preguntaba se inundó el "Pala-ce", pero el agua no llegó a las Cortes. Hoy el "Palace" está en silencio, y sentado aquí, frente a mí, es como el Teide: nieve en la cumbre, fuego en el cflrassón. La nieve va embutida en un traje marrón, en una camisa blanca, blanquísima, en unos zapatos re lucientes. Podría ser el McCarthy de la situación si no tuviera eso: treinta y ocho años. Su "pedi-gree" dice, además, que tiene cua tro hijos, dos años de Económicas, cuatro de perito industrial, la ca rrera de maestro, la categoría de empleado y el cargo de director gerente de la Caja de Ahorros de Las Palmas. Su "pedigree" no dice nada de insignias, y entre la nieve, sólo se ve, en la solapa, el "mundo" de la Confederación de Cajas de Ahorros. De manera que hay tapices en el "Palace" que se va el avión y que este hombre es una incógnita repartiendo palos y flores; reco giendo flores y palos... —Señor Interpelador: ¿Se fue usted satisfecho? —Sólo en parte. —¿Por qué? —Porque para que fuera una contestación adecuada faltaron muchas cosas. Yo creo que el'país, la Universidad y las Cortes espe raban otra cosa: un prc^rama concreto de actuaciones inmedia tas. Lo que se nos leyó fue un re sumen de actividades. —¿Usted aplaudió, la lectura? —No. Pero entiéndase que no por falta de cortesía. Simplemen te, porque me desilusionó. El pro blema universitario no puede de morarse en sus soluciones, yo re conozco que no hay, en nada, fór mulas mágicas, pero si que son necesarias medidas urgentes que impidan que las cosas sigan co mo están. —Señor Marrero, lo que preten día usted, ¿era acaso "dar el gol pe"? ¿Hacer su carrera políti ca...? , —Con toda sinceridad, no. Ro tundamente, no. En mi vida pro fesional ya he llegado a lo máxi mo que podía Üegar. Y en políti ca no aspiro a otra cosa que a se guir a mi conciencia. Lo que ocu rre . es que el momento político es lo suficientemente importante pa ra que los Procuradores no nos in hibamos, y tratando de echar una mano al Gobierno, afrontemos los problemas. Pero le aseguro que arribismo político, rotundamente, no. —¿Canarias no pilla un poco le jos de la situación política? —No. Creo que no. Las comuní^ caciones son buenas y la informa ción también. Por otra parte, nos desplazamos mucho a Madrid. Tiene, además, una ventaja: la de la perspectiva. El no estar dia riamente en el mentidero de la Corte nos hace ir a la sustaJicia de las cosas, no a lo accidental. —¿Se siente la política en Ca narias? ¿Hay una "élite"? —Hay un grupo de hombres muy preparados y con una gran inquietud. ' —¿De qué signo «s el grupo? —Yo no califico nunca. Sólo creo en la buena voluntad de todos ellos. —¿Tiene usted algo así como una oficina en Madrid? —Tengo buenos amigos. Pero no una organización burocrática. —¿Y con qué grupo está usted en ías Cortes? —No quiero estar con ninguno en concreto. Estoy con el grupo que en cada momento concuerda con el enfoque que yo le doy a los problemas. Pero premeditademen-te y "a priori", no estoy con nin guno. Ni pienso estarlo. -^Pero estuvo usted en Pamplo na y en Salamanca, ¿no? —Sí. —¿Se ha arrepentido en algún momento? —No. Al contrario, me siento muy satisfecho de haber conoci do las líneas de las grande% in quietudes de mis compañeros. —¿Ha desaparecido "el espíri tu" de Pamplona y de Salaman-; ca? ' —No. Rotundamente, no. Y creo que se contagió, con aquellas reu niones, al resto de lo^ Procurado res familiares. , —Vamos a contar verdades: ¿Qué pretendían con aquellas reu-iones? —Nada en concreto, como no fuera cambiar impresiones e in formarnos de los problemas con los que íbamos a enfrentarnos, en ün primer contacto puramente personal. En la segunda reunión, viendo la eficacia de los contac tos, invitamos al resto de los Pro curadores familiares. —¿No les ha traicionado nadie en aquel "espíritu"? —No. Nadie. —Usted y algunos como usted, ¿no han pagado la novatada? —En política no se paga nunca la novatada: se adquiere expe riencia. Eso me ha servido é¡ mu^ cho. —El caso es que usted siempre vota en contra de todo. ¿Por qué? —¡Por Dios...! Sólo voto en con tra de lo que me parece que debo votar en contra. Y voto o votaré a favor cuando me parezca jus to. Creo que soy bastante comedi do. —¿Se arrepiente de su enmien da a los Secretos Oficiales? —No. —¿Volvería a presentarla? —Si. Por supuesto. Fundamen talmente, porque pienso que mis objeciones no fueron contestadas por la Ponencia, y que siguen en pie. —¿Cuánto dinero gastó en salir elegido, señor Marrero? —^Mucho. —iX3e su bolsillo? —Si. De mi bolsillo. Pero que no se entere mi mujer... —Ser Procurador, ejercer, ¿cues ta también mucho? —Claro. La cantidad depende de las circunstancias. —¿Tiene usted periódicos enfren te? —Ninguno, creo yo. —¿Y periódicos a favor? —Tampoco. Tengo Prensa infor mativa, muy benevolente, eso sí. —Veamos, señor Marrero, ¿qué es lo que na.' le gusta de las Cor tes? —Bueno... Habría de ser una respuesta muy amplia... Mis pun tos básicos están en. la peticiéa que •suscribí -de s módi^aeión éA Reglamento de las Cortes. Allí de cía lo que no me gustaba. Una co sa, quizá la más inmediata, el pro cedimiento de las interpelaciones. Sería conveniente que fueran a continuación de los debates y, en casos de execpción, pidiendo vota ción. —¿Eso no sería volver a un par lamentarismo trasnochado, señor Marrero? —Ya le digo que habría de ser con los debidos limites y en ca sos de excepción. No, se trata de volver a la situación absurda de los tiempos de la República, en que el diálogo degeneraba en dis cusión. —¿Están todos los que son en las Cortes? —Están todos los que han que rido estar y todos los que tuvie-roii la suerte de ser elegidos. Aun que fuera haya muchos otros que bien podían haber estado. El nú mero es un límite perfecto y espe ro que alguien sabrá de los que estén... —¿No es verdad que están cam biando las cosas allí dentro? —Yo no puedo juzgarlo porque no estaba antes. Atendiéndome a las informaciones de tiempos an teriores, en la última legislatura se empezó a vivir ima apertura, que dedicidamente se ha acentua do en la presente. —Usted fue Jefe Provincial del SEÜ, ¿no...? —Sí. —¿Eso no se olvida? —No se olvida, no. —¿La lealtad tampoco? —La lealtad al espíritu tampo co. Para mí fue un mom^énto cla ve en mi vida., de gran intensidad y difícil de olvidar. —¿Y con quién está ahora...? —No sea usted pesado, hom bre... Estoy con los que quieren resolver los problemas, según yo los veo. Y en contra de los que puedan entorpecer las soluciones. En definitiva, estoy a solas con mi conciencia. —Ser gerente de una Caja de Ahorros, ¿le condiciona en algún sentido? —En absoluto y de ninguna ma nera. —Bien, señor Marrero: hablemos de la Universidad. ¿Pudo decir to do lo que quería decir en su inter pelación? —Todo. Dije todo lo que quería decir y nadie me puso trabas. —¿Pretendía usted dar en la lí nea de flotación de algún Minis terio? —N o. Pretendía simplemente que se resolvieran los problemas universitarios o que se adoptasen medidas. Usted podría hacerme ahora una pregunta... —En eso estoy.... —Dele forma y pregúnteme qué esperaba que se me contestara... Y yo le responderé, tome nota, que esperaba que Sé contestara sencillamente que se habían equi vocado hasta ahora en la políti ca universitaria. Como no se ha reconocido, me he sentido desilu sionado. Eso es lo que yo espera ba. Creo que el país empieza a caminar por unas vías de auto crítica necesarias. —Bien. ¿Cuáles han sido esos errores? —Veamos... Enumerándolos, sin orden dé categoría, el primero, no haber sabido usar la autoridad en el momento oportuno. Segundo, el no haber introducido ya la refor ma de una Ley Universitaria, con medidas —de emergencia, si se quiere— urgentes e inaplazables. Hay otro, que no es imputable só lo al Ministerio de Educación, sí-no a todo el Gobierno, ique es el de haber renunciado a... Vamos a ver como decimos esto: en la Universidad hay los grupos mar-xistas, que tienen un ideario, un programa y hasta unas promesas. Que son capaces, con ello, de ilu sionar a la masa, porque les ex citan la fibra de la combatividad y les ponen una meta, digamos... La única forma de combatir esto es una especie de promoción polí tica con métodos análogos. Esto era lo que tenía el SEU, sobre el ideario de la Falange. Ahora no hay nada. —¿Qué ideales podrían ser los de hoy? —Aquellos a los que renuncia mos. Aquellos que eran promesas y que no fueron hechos. Sobre to do, el de la justicia social, por su puesto sin línea marxista. Lo que ocurre es que sí aparece el hom bre lo machacan. Si aparece el grupo, degenera en partido. —¿Usted ha investigado bien, ha sondeado la, Universidad? —He recogido mucha informa ción. De todos los sectores. Por un lado, todos los ensayos y estudios realizados. Todo lo que se ha pup blicado en Prensa. Y he tenido muchos contactos con profesores y alumnos. —¿Llegó a averiguar quién tra jo al señor Schreiber? —Eso está clarísimo: el señor García Trevijano y su grupo. —¿Ya los "chinos", quién los trajo? —No los trajo nadie. Los hemos dejado entrar. —¿En La Laguna hay "chi nos"? ' —Hay japoneses... En serio: allí afortunadamente, no. —Usted dijo en su interpelación que a los universitaros los estaban explotando algunos. ¿Quiénes? —Este grupo marxista. Y apar te de ellos, ingenua y absurda mente, algunos grupos políticos que funcionan dentro del país, que no se dan cuenta que están cavando su propia tumba. Y esto sí que es lo más doloroso. —El problema, ¿es problema de un Ministro, de un rector, de unos profesores, de'"ios estudiantes, de la sociedad, de...? —Es, en partes, de todo eso. Es el "no estar" en una política uni versitaria. El no haber comprome tido a una sociedad que se nutre de la Universidad y que debiera vivir la Universidad totalmente. Y el •• no haber acompañado todo de un ideario político. Porque ocurre que nos hemos preocupado todos de la institucionalización del Ré gimen. Pedimos una Ley y se nos dio la Ley Orgánica del Estado. Pedimos más libertad y se nos dio. Pedimos más representatividad y, en parte, también se nos dio. Pe ro pidiendo cosas concretas, nos olvidamos de los ideales. No acom pañamos la creación de uña me cánica política con el mantenÍT miento de los, grandes principios que parecen olvidados. —¿Este ideario podría ser hoy el de la Falange? IIOBET DE MAR FAITAN SRTAS. para temporada o todo el año en nueva y moderna cer vecería, indispensable buena presencia e Informes. Avda. 18 Julio, s/n. Sr. jordi, Tel.: S3-40-32. —El de José Antonio, sí. —Su interpelación parecía pe dir el "porras, sí". ¿Es el man tenimiento del orden todo? —El problema no es sólo de or den, aunque haya que mantener lo a todo trance. Pero no se pue de resolver el problema del orden sólo si no resolvemos el de las es tructuras. —¿Usted ha comprobado inter vención extranjera en nuestra Universidad? —Sí. r)ispongo de • antecedentes de grupos políticos extranjeros que han intervenido en nuestra Universidad. —¿Hace falta un nuevo SEU? —Sí. No "es SEU", como algu no ha querido coger la lechuga por las hojas. Ahora dicen que só lo quedaba enterrarle. Mi acusa ción es que se dejó morir. —El señor Balcells dice que es taba muerto, que sólo había que enterrarle... —Cuando algo se muere es por que hay una enfermedad previa. La culpa está en no haberla que rido o no haberla sabido combatir. Yo lo que pido es una asociación de estudiantes plenamente repre sentativa y que sea una unidad. Con las necesarias y naturales ma-tizaciones en cada Facultad, pero unidad. —¿No cree usted que cualquier asociación la rechazarían tal co mo están las cosas los estudiantes? —Esa es la batalla del Gobierno. —¿Las "Ape" no eran represen tativas? —Quizás sí. Pero mal protegi das y mal presentadas. —¿El dinero es problema en la Universidad? —Es uno más. Pero no el funda mental. —¿Y no piensa usted que los "chinos" cuando acaban la carre ra se convierten en- burgueses--y-se enquistan en los estamentos tranquilos de nuestra sociedad? —Sí. La inmensa mayoría, sí. —Señor Marrero: ¿Usted ha comprobado si hay "recluta de cerebros" en la Universidad? —¿Políticamente se refiere...? —Sí. —La hay, sin la menor duda. Pero no por el Gobierno, sino por otros grupos interesados en inquie tar al Gobierno. —¿Con quién estuvo usted en la votación de la Universidad de Navarra? —No estaba ese día. —,¿No estaba a propósito...? —No. Si llego a saberlo hubiera asistido. —¿Y con quién hubiera estado en la votación? —Con los, qi'ie tenían la razón, Rodríguez...; —Hay periódico, señor Marrero, que dice que hay que perderle mie do a la libertad... —Usted es un hueso... No sé qué decirle... De la libertad se habla demasiado. Yo creo que debemos defender la libertad y rechazar el libertinaje. Por supuesto. —¿Cuál va a ser su próxima en mienda? —Nó sé si debería decírselo, pe ro será a la Ley de Fiscalidad del Suelo. Me parece otra gran opor tunidad del Gobierno de corregir uno de los grandes males del país. La Ley a mi modo de ver... —Ya... PEDRO BODRIGUEZ (Fotos Lavandeira) -LISIAS DE B0DA~