1995-01-30.EL MUNDO.SALIDA DIGNA ENTRADA INDIGNA AGT
Publicado: 1995-01-30 · Medio: EL MUNDO
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SALIDA DIGNA ENTRADA INDIGNA EL MUNDO. LUNES 30 DE ENERO DE 1995 ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO SON tantas las ganas de que se vaya, es tal el convencimiento de que no se irá por las buenas ni por las malas, son tantos los daños y peligros que acumula su permanencia en el poder, que empieza a tomar cuerpo, en cabezas importantes y valerosas de la sociedad civil, la idea de ofrecerle una salida digna, un borrón y cuenta nueva, que haga compatibles la necesidad de justicia contra el crimen de Estado y la generosidad de un puente de plata para el criminal estatal. Este ardid, mientras estuvo concebido por la perversidad de Fraga y de Aznar, pretendía adelantar el relevo con una promesa de generosidad que diese pretexto -para no vejar al saliente con un indulto particular- a una ley de autoamnistía a la francesa que concediera inmunidad judicial a toda la clase política marcada por la corrupción. Pero esta cínica estratagema cambia de sentido al ser asumida por los dos directores de prensa que están dando hegemonía en la opinión a la necesidad de regeneración moral de la vida pública. Con esta nueva dimensión, la salida digna no puede ser ya interpretada como torpe estratagema para matar dos pájaros de un solo tiro (el buitre negro del propio indulto y el águila imperial del poder), sino como estrategia política para sacar del Estado, con su consentimiento, al que se aferra a él por temor a quedar expuesto a la intemperie legal. Pero toda estrategia maquiavélica deja de ser operativa si se hace pública antes del tiempo oportuno, antes de que maduren las condiciones para su ejecución. Tratándose de crímenes de grupo, con tantos y tan poderosos implicados, solo la sorpresa podría haber anestesiado a una opinión desprevenida. Prescindiendo de las últimas intenciones de esta generosidad civil frente a la mezquindad y corrupción del poder político, la oferta pública de una salida digna al gobernante corrupto, hecha fuera de tiempo y de lugar, conduce inexorablemente a una entrada indigna de la inmoralidad pública en el gobierno de la nación. Se saldría de Herodes para entrar en Pilatos. Pero sin ofrecer al pueblo el veredicto sobre la liberación de Barrabás. A la salida digna de un solo hombre se le habría sacrificado la dignidad de todos. En las condiciones de indignidad política a que se ha llegado con el Gobierno actual, el hecho de considerar posible una salida digna implica el reconocimiento de la indignidad civil en que se encuentra toda la sociedad. La generosidad no puede estar basada en tanto pesimismo. Tan importante es que se vaya de la política el símbolo del crimen y de la corrupción, como el modo civil de hacerlo. Sobre todo en un país que tiene demostrado a qué grado de inmoralidad conduce el pacto del borrón y cuenta nueva con que se inició la transición. La calidad intelectual de los directores de Prensa que han hecho pública tal oferta de salida tranquila (no digna), que sólo podría ser aceptada en tratos secretos entre oligarcas, inclina a pensar que se trata de una sutileza para pinchar, antes de que se infle en los oscuros pasillos del poder, el globo del indulto o de la autoamnistía. Basta que ABC y EL MUNDO ofrezcan a su adversario un gran caballo con el que salir airoso del Gobierno, para que tan astuto personaje lo rehuse, aleccionado por el ejemplo troyano, cuando se lo regalen en secreto. Un caballo de tan gigantescas proporciones sólo puede encerrar en sus entrañas la carga explosiva que dinamite no ya al Gobierno entrante, sino a todo el régimen de poder de esta Monarquía parlamentaria. Esta perspectiva sansónica tal vez sea la tentación de un gobernante acorralado, pero no es imaginable que aspirantes políticos a la sucesión y defensores civiles del sistema corran raudos hacia el precipicio abierto detrás de la puerta de entrada a la indignidad civil y política. Lo principal no son las condiciones de salida o de entrada en el Gobierno, sino la correspondencia entre el estado de la opinión ciudadana ante la corrupción y la actuación de la Justicia.