1976-08-21.MUNDO.REFORMA Y RUPTURA VIS A VIS.AGT
Publicado: 1976-08-21 · Medio: MUNDO
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RUPTURA, VIS A VIS ANTONIO GARCIA-TREVIJANO MUNDO 21 AGOSTO 1976 SÓLO FUTURO «Nunca he sido monárquico, pero he sido amigo del Rey actual, es decir, don Juan Carlos. El podría desenmascarar toda la situación..» Son palabras de Antonio García Trevijano y Forte, antifranquista pese a haber nacido un «18 de julio» hace 49 años en Alhama (Granada). Precisamente de Franco ha dicho que fue «un soldado con mentalidad de cuartel y un buen representante del oportunismo de la clase media española habituada a confundir sus valores privados con el Estado.» García Trevijano, ciertamente, conoció a Juan Carlos en Zaragoza el año 55. «Allí salíamos juntos — éramos muy jóvenes y nos íbamos en mi coche los fines de semana —, y luego, más adelante conocí a su padre, el conde de Barcelona (...) Sé que don Juan ha sufrido mucho por mi detención y pienso que al actual Rey también tuvo que dolerle, simplemente recordando las situaciones que hemos vivido juntos, mientras él estaba en el trono y yo en la cárcel, pero en el fondo creo que si él hubiera querido ponerme en libertad no habría podido...» De su experiencia de 76 días en prisión ha sacado consecuencias como: «A partir de ahora la palabra amnistía no significará para mí una bella abstracción, ni tampoco una sola exigencia neutral de la convivencia política entre los españoles, sino la concreta felicidad de miles de familias que sufren sin razón la sinrazón de la política.» Siempre ha sido un personaje intrépido. Capaz, por ejemplo, de meterse en una jaula de leones en el antiguo Circo Price de Madrid cuando pidieron voluntarios en una función. Y capaz de aliar a su amigo Calvo Serer con el mismísimo Santiago Carrillo. O aún más: de ser el «cerebro» no sólo de la Junta Democrática de España, sino de lograr la fusión entre aquella y la Plataforma en el organismo denominado Coordinación Democrática Abogado del dinamitado diario «Madrid» y catalogado como «conspirador galdosiano» por su enemigo Emilio Romero. «Soy un conspirador porque la Dictadura te convierte, quiera o no, en un conspirador. Yo estoy en la conspiración si quien conspira es el pueblo español». Capaz, muy capaz el amigo «Tono». «Uno de los mayores honores de mi vida es el haber sido un poco el ginecólogo de la independencia de Guinea», confiesa quien redactó la Constitución de aquel país. Su lema es la ruptura pactada. Ruptura — y no pactada — la de unas cuantas costillas de su moreno cuerpo a cargo de «comandos incontrolados» de la extrema derecha el pasado otoño, en el despacho del abogado Muñoz Salvadores. Estuvo fuera de la circulación varios meses, pero volvió a la carga política, consciente de que «se me tolera menos, se me persigue más que incluso a los partidos marxistas.» ¿Por qué? Quizá porque «hoy el problema no está en el socialismo. Por eso el Gobierno se encuentra encantado de que haya partidos, de que se celebren congresos socialistas; el problema actual de España no es el socialismo: es la libertad». Después de dejar Carabanchel bajo fianza de medio millón de pesetas (procesado junto a Camacho, Aguado y Dorronsoro como presunto autor de «un delito contra la forma de Gobierno»), continúa dedicando sus muchos ingresos de su bufete de abogados de Castellana, 106 a unir a la oposición; «Todo lo que ingreso lo gasto en vivir y en la política; es decir, no hago inversiones para tener rentas». Dejó los negocios el año 69 y ha creado el «Grupo de los Demócratas Independientes». Optimista. Ambicioso. Así de ambicioso: «Mi ambición es la de elevarme yo mismo a condición de que sea el pueblo español quien también lo haga. Con la elevación del pueblo yo aceptaré la mía. De otra forma, no». EL LEGADO Hipotecado por su vinculación a Arias Navarro — si no demasiado en el terreno ideológico, si en el efectivo — , Alfonso Osorio pasó con más pena que gloria en su primera etapa de ministro. No pudo — ni quizá, quiso — lucir al mismo nivel que las «estrellas» Areilza, Fraga y Garrigues. Ahora, ascendido a vicepresidente segundo por Suárez, y probablemente uno de los ejes de la composición del Gabinete, Osorio se ha convertido en un reformista que intenta tomarse en serio la reforma. De ahí que haya pasada esa facturilla de «aquí hechos y no palabras». Osorio, por tanto, personifica el Poder que aun no ha surgido de la voluntad popular. En cambio, Garcia Trevijano es la expresión máxima de la Oposición. Hasta ahora ha sido más temido que escuchado. Desde ahora, posiblemente, Suárez y los suyos, habrán de escucharlo más, aunque no dejen totalmente de temerlo. Una vez más, Reforma y Ruptura vis a vis. La trayectoria de Osorio se inserta entre la lealtad a un Régimen que no pareció entusiasmarle nunca («respetemos el legado de Franco una temporada» dijo en una cena del Club Siglo XXI el pasado mes de junio). Pero Osorio sabe que ciertos legados pertenecen nada más que a la historia pasada. Trevijano, en cambio, no tiene nada que ver con tal legado. Es más, claramente ha luchado y lucha por romper — no reformar — todo lo que contenga ese saborcillo. El reloj marcará la hora y la báscula se inclinará hacia donde el pueblo tenga más peso. ANGEL SANGHEZ.