2009-07-07.OPUS-INFO.RAFAEL CALVO SERER Y RUEDO IBERICO ANA AZANZA

Publicado: 2009-07-07 · Medio: OPUS-INFO

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Cuadernos de Ruedo Ibérico/Rafael Calvo
Serer y Ruedo Ibérico

< Cuadernos de Ruedo Ibérico

RAFAEL CALVO SERER Y RUEDO IBÉRICO.

El  17  de  diciembre  de  2004  apareció  un  artículo  firmado  por  R.  en  opuslibros  (es  una  lástima  que  no
sepamos  el  nombre  y  apellido  del  autor  de  ese  buen  artículo)  en  la  que  se  especificaban  interesantes
datos de la biografía de Calvo Serer. Rafael Calvo, numerario, hizo imposible que en 1953 Julián Marías
ocupara  la  cátedra  universitaria  vacante  tras  la  muerte  de  Ortega  y  Gasset.  Es  llamativa  la  opinión  de
Calvo  sobre  Ortega  en  aquella  época,  sólo  un  chalado  fanático  puede  decir  que  la  filosofía  de  Ortega  y
Gasset estaba “derrotada y en decadencia” y “que repugna a los combatientes de 1939”. Ortega y Gasset
ha  sido  uno  de  los  intelectuales  españoles  con  más  reconocimiento  fuera  de  nuestras  fronteras,  un
filósofo  que,  antes  de  la  guerra  civil,  puso  las  bases  de  una  escuela  filosófica  en  España  a  tono  con  los
tiempos,  saliendo  del  rancio  y  empantanado  tomismo  oficial.  Fueron  discípulos  de  Ortega  todos  los
grandes:  María  Zambrano,  Xavier  Zubiri,  Julián  Marías…  El  Opus  Dei  no  le  perdonó  a  Marías  en  vida
que  siendo  “bien  pensante”  no  formara  parte  de  su  camarilla,  de  ahí  el  “obstruccionismo”  que
practicaron  con  él  tanto  en  su  tesis  doctoral,  como  en  el  asunto  de  la  cátedra.  La  historia  de  su  tesis
contada en la web en el artículo citado es una auténtica vergüenza, el opus campando por sus respetos en
este país, quitando lo que les molesta porque sí, aunque valga bastante más que cualquiera de los libros
de  sus  “filósofos”.  Como  he  sido  alumna  de  filosofía  en  la  universidad  de  Navarra  doy  mi  testimonio,
estudiamos a Ortega en 5º de carrera y sin entrar a fondo en su pensamiento. Dado que no era tomista
no tenía importancia y puedo decir que todo lo que sé de Ortega y Gasset y el aprecio que ahora tengo
hacia  sus  escritos  los  he  adquirido  al  haberme  liberado  de  la  ortopedia  intelectual  opusiana.  Además,
Ortega fue uno de los impulsores de la primera democracia que hubo en España, aunque muy pronto se
desilusionó por el sesgo que tomaron los acontecimientos.

Así estamos en España, la cátedra que tan dignamente hubiera ocupado Julián Marías, le tocó en suerte
a Angel González Alvarez, un tomista recalcitrante relacionado con el Opus, a cuyo hijo numerario tuve
yo de profesor en la facultad de Pamplona, y a quien nadie conoce, pues el tomismo practicado por los
opusianos no lleva a ninguna parte.

El  defecto  que  Calvo  Serer  le  veía  a  Ortega  era  que  su  filosofía  ¡atención!  llevaría  a  la  república…
imperdonable.

Calvo  Serer  numerario  al  que  hemos  visto  evolucionar  desde  la  defensa  de  la  Cruzada  en  los  años
cuarenta,  llegó  a  la  editorial  Ruedo  Ibérico  situada  en  la  parisina  rue  de  Latran  en  el  otoño  de  1971.
Llevaba  una  carta  de  recomendación  del  abogado  García-  Trevijano.  Este  último  había  sido  abogado  y
apoderado  del  Diario  Madrid  dirigido  por  Calvo  Serer,  y  que  había  sido  acosado  por  la  dictadura
franquista.  No  se  entiende  muy  bien  la  voladura  de  los  locales  donde  estaba  el  diario  Madrid  una  vez
desalojados sus propietarios, ¿por qué extraña razón lo hicieron explotar? ¿no bastaba con que hubiera
cambiado de manos o haber reformado el interior para darle cualquier otro uso? Como el Opus Dei no da
puntada sin hilo, seguramente hay una explicación para estimar que era mejor que no quedara ni rastro
del diario.

Curiosamente  el  final  de  ese  periódico  decidió  a  los  capitalistas  dueños  del  mismo,  al  menos  a  los
representados por García Trevijano, a poner su dinero en alguna plataforma antifranquista. De ahí que a
finales de 1969 Trevijano se dirigiera a José Martínez, el director de Ruedo Ibérico, ofreciéndole invertir
una sustanciosa suma en su empresa. Esto vino de perlas pues Ruedo vivió desde su nacimiento en una
constante agonía financiera.

Calvo  Serer  era  catedrático  de  Filosofía  de  historia  en  la  Complutense,  cátedra  que  casi  nunca  ejerció,
pues se dedicó a muchos interesantes asuntos, como por ejemplo, entrar en contacto con el aspirante a la
corona  de  España,  don  Juan  de  Borbón.  De  larga  trayectoria  conservadora,  había  dirigido  la  revista
Arbor, editada por el CSIC, era un defensor a ultranza de los derechos dinásticos de don Juan de Borbón
y, en la época en que nos situamos mantenía una postura de oposición moderada al régimen, después de
haber sido uno de sus “ideólogos”.

En  el  libro  de  A.  Forment  “José  Martínez,  La  epopeya  de  Ruedo  Ibérico”  he  encontrado  información
sobre la evolución política de Calvo Serer:

“El  historiador  también  exiliado,  Nicolás  Sánchez  Albornoz  lo  conocía  personalmente:  lo  recordaba
saliendo de la Facultad de Filosofía en 1946 con una carta de adhesión a don Juan suscrita por ciertos
profesores  –Zaragüeta,  García  Gómez…-  y  tomándose  un  coche  para  el  Pardo  (palacio  residencia  del
dictador F. Franco) a denunciar a los colegas que le habían pedido la firma. Luego eché un vistazo a su
libro España sin problema, que hoy podría llevar la firma de Ricardo de la Cierva[1] sin que se notara el
cambio. En fin, el denunciante de 1946 es el campeón de la corona en 1972.[2]”

Personajes que han tenido semejante comportamiento público ¿son ejemplares?, es la pregunta que me
planteo,  porque  se  podía  muy  bien  discrepar  en  1946  del  apoyo  a  don  Juan,  pero  ir  con  la  carta  a
denunciar a los colegas de facultad ante Franco es de lo más rastrero, todo un símbolo de cómo los opus
se congracian estupendamente con los dictadores.

“Se  trataba  de  Rafael  Calvo  Serer,  y  desde  1968  su  actitud  promonárquica  (aunque  a  favor  de  los
derechos  del  conde  de  Barcelona)  desde  la  presidencia  del  consejo  de  administración  del  periódico
Madrid  había  provocado  una  cascada  de  sanciones  administrativas  en  contra  de  su  diario,  que
culminaron  con  el  cierre  del  periódico  y  su  exilio  en  París.  En  enero,  tras  publicar  un  artículo  en  Le
Monde sobre el affaire del periódico Madrid, fue dictada orden de detención contra Rafael Calvo Serer
por el Tribunal de Orden Público, y el fiscal llegó a pedirle siete años de cárcel.”

Con  lo  que  los  ex  numerarios  sabemos  del  opus  esta  historia  me  parece  un  montaje,  primero,  ¿se
imagina alguien en su vida dentro explicándole a la directora “que me exilio, que el gobierno de Franco
me persigue”? los numerarios de base no tienen tiempo material para conspirar contra ningún régimen
político. En general, muchos numerarios desde el punto de vista civil, o sea normal, sólo tienen un DNI,
ni trabajo, ni propiedades, ni seguridad social, ni son conocidos por una actividad política, existen sólo
para una organización que los anula como ciudadanos.

¿Desde cuando un numerario tiene otro permiso que el de la jerarquía interna para cambiar, no ya de
centro,  sino  de  país?  Segundo  ¿Por  qué  el  Opus  no  procedió  con  sus  admoniciones  contra  Calvo  Serer
como sí hizo en el caso de Carmen Tapia, aunque por otros motivos, y en el caso de Ruiz Mateos, tal y
como leímos hace poco en la web en un artículo del País de 1986? Es extraño, normalmente cuando un
opusiano cae en desgracia para la autoridad civil el Opus no se suele apresurar a protegerle, más bien la
tendencia es a deshacerse de un peso muerto. De forma más modesta me pasó algo parecido al final de
mi vida opusiana ¿Por qué en el caso de Calvo Serer se procedió dejándole hacer?

“Para  atacar  al  odiado  régimen  personal  de  Franco,  Rafael  Calvo  Serer  había  escrito  un  libro  que,  por
supuesto,  iba  a  publicar  Ruedo  Ibérico.  La  editorial  debió  afrontar  duras  críticas  cuando  se  supo  en
París, en diciembre de 1971, que se encargaba de la edición del texto de Calvo Serer, ante las cuales José
Martínez  se  defendió  con  el  irreprochable  argumento  de  que  ‘publicamos  cuanto  de  valor  sea  de
publicación  imposible  dentro  de  las  fronteras  y  damos  asilo  a  todo  texto  de  valor  intrínseco,  con
independencia de su coloración partidista. Es decir somos una anticensura.”

El director de Ruedo Ibérico pensaba que la dictadura estaba en su ocaso, había que aprovechar todas las
oportunidades de ataque. Pero en enero de 1972 resultó que Calvo Serer había recibido presiones para no
publicar en Ruedo, ni siquiera a don Juan de Borbón, le gustaba la idea. Al fin concluyeron que, aunque
la editorial fabricaba el volumen, el libro no llevaría el nombre de la misma. No obstante el formato era
idéntico a los demás publicados por Ruedo con lo que nadie se llamó a engaño.

“El  libro  Franco  frente  al  rey.  El  proceso  del  régimen,  no  es  un  volumen  escandaloso  desde  la
perspectiva actual. Se trata de un ensayo histórico-político que desentraña desde una óptica monárquica
las  relaciones  entre  Juan  de  Borbón  y  Franco,  y  en  cuanto  tal,  es  más  bien  anodino,  y  reviste  poco
interés.  En  sus  páginas  Rafael  Calvo  Serer  intentaba  desvincular  a  la  monarquía  como  institución  del
peso  muerto  que  representaba  el  régimen  franquista,  para  que  así  pudiera  tener  en  el  futuro
posibilidades  de  supervivencia  frente  a  la  oposición  política  más  radical,  casi  toda  republicana,  por  lo
cual  abogaba  por  la  democratización  del  régimen.  Pero  en  el  contexto  de  1972,  cuando  Juan  Carlos  de
Borbón  había  sido  designado  sucesor  legal  de  Franco,  su  lectura  podía  empujar  a  amplios  sectores
monárquicos, de talante conservador, a engrosar las filas de la oposición a la dictadura militar.”

Entre los exiliados españoles en París circuló una nota que José Martínez no tuvo empacho en publicar
en su revista: “José Martínez, de Ruedo Ibérico, al prestarse (gracias, claro está, a una buena suma de
dinero) a editar “secretamente” el libro de Calvo Serer, hace dos cosas imperdonables: dar un certificado
de  oposicionista  a  un  capitalista  franquista  implicado  en  numerosas  injusticias  del  régimen  fascista.  Y
pretende ensuciar la imagen del exilio (…)”

Tras las vacaciones del verano en 1972, Martínez regresó a París y se encontró con que las exportaciones
de  libros  a  España  estaban  paralizadas.  El  libro  de  Calvo  Serer  había  provocado  un  gran  revuelo.  El
corresponsal que importaba clandestinamente los libros de Ruedo en España escribía a Martínez: “Las
cosas  andan  muy  mal  y  con  mucho  control.  Estamos  bloqueados  por  los  amigos  de  Rafael  Calvo  y  no
cesan de insistir. Se lo tomaron a pecho y no hay manera de que dejen las cosas tranquilas.” Tuvieron
que  esperar  a  diciembre  para  poder  vender  en  España,  lo  que  supuso  pérdidas  para  la  editorial.  Pero
Martínez,  experto  conocedor  de  los  censores  franquistas,  no  en  vano  llevaba  diez  años  burlando  sus
controles, había introducido ejemplares en España antes de que el libro se distribuyera oficialmente.

No fue el último libro de Calvo Serer en Ruedo Ibérico. En 1973 salió La dictadura de los franquistas.
1.El  affaire  del  “Madrid”.  Antes  de  su  publicación  Calvo  al  parecer  temía  las  persecuciones,  José
Martínez se lo contaba así a un amigo: “La verdad es que está con más miedo que un conejo perseguido
por cien galgos. He descubierto su manera de trabajar. Usted le acusó –con mucha razón de plagio en El
mito de la Cruzada de Franco. De tales plagios era moralmente responsable, no cabe duda. Pero quizá ni
siquiera fuese responsable material de los mismos. Sucede que trabaja con negros[3] exclusivamente, lo
cual no le exime de la responsabilidad –bien al contrario- pero explica ciertas deficiencias catastróficas
(…) Es posible que si hubiese trabajado sin negros, ni hubiera llegado a conocer y a leer a Garosci, lo cual
habría eliminado ese plagio. Porque la verdad es que me parece que no lee nada.”

Sobre este libro de Calvo Serer se puede encontrar recensión en Boletín de Orientación Bibliográfica nº
113-114, enero-febrero 1976, pp. 39-49:

“Lo primero que hay que destacar es que el libro está sin acabar, cosa que, hagamos honor a la verdad,
reconoce  el  autor  en  las  primeras  líneas.  Reiterativo  hasta  la  exasperación,  farragoso,  embarullado,
dedica páginas y páginas a relatar enfrentamientos personales de muy escaso interés para lo que trata de
narrar, adquiriendo en ocasiones tono de memorial de agravios o de personal ajuste de cuentas, incluso
con antiguos correligionarios.”

En  algún  momento  hubo  filtraciones  a  la  censura  sobre  las  actividades  de  la  editorial  Ruedo  Ibérico,
Martínez sospechó de Calvo Serer que era muy hablador (p. 441 de “La epopeya de Ruedo Ibérico). En
1974 se presentaba en París la Junta Democrática liderada por Santiago Carrillo, secretario general del
partido  comunista  español,  y  un  grupo  de  partidarios  de  don  Juan  de  Borbón  entre  los  que  figuraba
Calvo Serer.

Gregorio Morán[4] se explaya sobre aquel proyecto en su libro sobre el Partido Comunista: “La política
trazada por Santiago [Carrillo] siguiendo el esquema del Pacto para la Libertad concentraba la mayoría
de  sus  energías.  Seguía  chocando  con  el  PSOE  como  frente  a  un  muro.  (...)  Había  que  buscar  nuevos
líderes,  nuevos  sectores  fuera  de  los  ambientes  políticos  tradicionales.  La  presentación  de  la  Junta
Democrática se hizo en el Hotel Intercontinental [de París] el 30 de julio de 1974 ante 20 equipos de la
televisión mundial y cien medios de comunicación. De los tres componentes principales sólo aparecieron
dos, Santiago Carrillo y Rafael Calvo Serer. El tercero, Antonio García Trevijano, no podía hacerlo por su
condición de ciudadano no exiliado, con bufete y negocios en España. Antonio y Santiago corrieron con
todos  los  gastos,  a  escote,  salvo  en  el  caso  del  profesor  de  Filosofía  señor  Calvo  Serer,  cuyo  modesto
patrimonio no podía soportar aquella inflación y era cuestión que proveía con prodigalidad el abogado
Trevijano(...)

Rafael  Calvo  Serer  estaba  en  desventaja  frente  al  sesgo  de  condotieros  renacentistas  de  Carrillo  y
Trevijano,  quienes  podían  distinguir  sus  habilidades  manejando  floretes  y  dialécticas.  Rafael  Calvo
nunca pudo superar su aire de fraile medieval. Había recorrido un camino tortuoso desde ser martillo de
herejes, luz de Trento y nacional-católico furibundo, hasta aparecer codo a codo junto a dos descreídos
demoníacos como sus colegas de la Junta. La única fidelidad de su vida seguía siendo el Opus Dei, donde
hacía las veces de monosabio de monseñor Escrivá de Balaguer. Nadie dentro ni fuera de la Obra le hacía
maldito caso aunque admiraban la tozudez de sus alegatos. La Junta Democrática había perdido un año
intentando  negociar  con  don  Juan  de  Borbón  para  que  acaudillara  el  nuevo  organismo.  Trevijano  y
Serer, durante un período, fueron bien recibidos en el entourage de Estoril, donde estaba el pretendiente
de la corona, y jugaron todo lo que pudieron en las antecámaras para convencerle de que se sumara a la
alternativa, llegando hasta ofrecerle la exención total de cualquier pago de impuestos y plusvalías.”

Santiago  Carrillo  despreciaba  a  Trevijano  y  Serer.  Según  Morán:  “A  García  Trevijano  le  llamaba,  en
ausencia,  el  'nuevo  Romero  Robledo',  aquel  político  decimonónico  que  se  distinguió  por  su  falta  de
principios  y  por  su  capacidad  para  ganar  elecciones  desde  el  Ministerio  de  Gobernación;  sabía  que  no
contaba  ni  siquiera  con  los  clientes  de  su  saneada  notaría  para  apoyarle  en  la  aventura.  Hacia  Calvo
Serer  no  tenía  ni  siquiera  comparación  histórica  que  atribuirle;  le  consideraba  un  pelmazo,  simple  y
megalómano, que por carecer ni siquiera era suya, del todo, su conciencia.”

Recordemos la historieta para consumo interno sobre el exilio de Calvo Serer, aquel comentario por lo
visto del mismo dictador de que era una persona sin familia, Escrivá llamó a Franco para “aclarar que
Calvo Serer era de su familia”, ¡Vaya un sainete que es el opus dei!

Quiero destacar las diferencias entre las afirmaciones del historiador oficial opus Cejas y lo que podemos
encontrar sobre Rafael Calvo Serer en www.filosofia.org/ave/001/a143.htm (http://www.filosofia.org/av
e/001/a143.htm)

Algunos juicios de Calvo Serer publicados en la La Table Ronde, una revista parisina que el opus logró
controlar:  «La  libertad  de  conciencia  conduce  a  la  pérdida  de  la  fe,  la  libertad  de  expresión  a  la
demagogia, a la confusión ideológica, a la pornografía». «Entre fascistas, católicos y conservadores se ha
podido entablar cierto diálogo, que es imposible con el radicalismo y la democracia liberal»

¿No  es  increíble  que  en  la  actualidad  exista  una  fundación  Calvo  Serer  con  el  objetivo  de  promover  la
libertad  de  información?  Lo  más  triste  es  que  políticos  como  Esperanza  Aguirre,  presidenta  de  la
comunidad de Madrid, se preste a presidir esa pantomima opusiana que son los premios Calvo Serer. Un
ejemplo  entre  muchos  de  que  en  España  ningún  “poderoso”  ha  sido  capaz  todavía  de  plantarle  cara  al
Opus Dei: todo el mundo entra al trapo.

El Opus en los años cincuenta se tomó muy en serio la misión de restaurar el catolicismo militante de
Carlos V, hoy esto puede parecer grotesco, pero ese era el contenido del libro ya comentado en otro envío
de Ruedo Ibérico, España sin problema. Así pensaban los “intelectuales” opus de la primera hora.

Referencias

1. Historiador franquista más o menos oficial de los últimos tiempos del régimen de

Franco.

2. La mayor parte de los textos citados en este escrito provienen del libro de Albert

FORMENT, José Martínez, la epopeya de Ruedo Ibérico, Anagrama, Barcelona 2000.
3. En el argot editorial un negro es un escritor, que empujado por la necesidad, trabaja

para otro renunciando a la autoría. Dicho acuerdo, bochornoso de por sí, no aparece en
ningún contrato, aunque no es infrecuente.

4. Miseria y grandeza del Partido Comunista de España 1939-1985, Planeta, Barcelona

1986, págs. 487-488, 493-494, 496.)

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