1976-06-12.MUNDO.QUE VIENEN LOS PARTIDOS RAMON PI.
Publicado: 1976-06-12 · Medio: MUNDO
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SI 12 jumo 1976 N. 1877— 35 Ptas. LIND HORROR TRAICION IIENEN LOS PARTÍ FONS: ARXIU Montejurra76: de, 3nmascarar a loilie'sidn ables 6 8 España 71. CRONICA POLITICA ¡Que vienen los partidos! La apoteosis del reformismo, la victoria de Fraga, será el día que se abran la ventanilla para apuntarse a los partidos políticos y comparezcan los socialistas. Ramón Pi examina el momento político. La democracia va ganando terreno día a día, sobre todo después de los deseos inequívocamente manifestados por el Rey en Norteamérica. Se va desgranando el tiempo, y la reforma del Gobierno sigue avan- zando a pasos lentos, pero al parecer inflexibles y de manera inexorable. El señor Fraga, a juzgar por los síntomas más a la mano, está ganan- do ampliamente la batalla del refor- mismo, tanto frente a las actitudes rupturistas como a las resistencias del bunker. Eso, al menos, es lo que parece vislumbrarse. Pero en la rea- lidad, las cosas no son exactamente así. Por una parte, en el reformismo de Fraga hay una considerable carga de ruptura, sólo que la oposición no la acepta, al menos verbalmente, porque el procedimiento de llevar a cabo esta democratización con cuentagotas y de mido otorgado le resulta bastante humillante, por otro lado, el llamado bunker ha acredita- do que, esencialmente, consiste en un entramado de intereses, de posiciones, de privilegios, de succio- nes de los presupuestos generales del Estado, y hasta ahora, al menos de momento, nada de eso está modifi- cándose sustancialmente. Si para conservar todo lo conservable hay que ceder en temas doctrinales, se cede y asunto concluido. La formu- lación tal vez sea un poco tosca, pero la realidad es que las resistencias puramente doctrinales carecen de fuerza alguna, como se demostró casi escandalosamente en el primer pleno urgente de las Cortes, y como con toda probabilidad volverá a ponerse de manifiesto en las demás ocasiones reformistas. Y. sin embargo. Fraga gana. Y ganará rotunda y definitivamente el día en que se abra la ventanilla de apuntar partidos políticos y compa- rezcan los socialistas. Entonces será la apoteosis del reformismo, y habrá comenzado el veloz camino de la «reforma de la reforma», es decir, la verdadera ruptura. Quizás el «esta- blishment» de ahora intente mani- pular todo lo que pueda las primeras elecciones, para que las cámaras resultantes no sean demasiado dife- Tenles de las Cortes actuales; incluso tal vez se consiga ese objetivo. Pero el resultado no sería más que un retraso en la verdadera revisión de las leyes de este país, muy necesitadas, como Mundo - 12 - 6 - 76 DON JUAN CARLOS EN U.S.A. Por una democracia sin españo- lismos acaba de decir el ministro Garrigues en Bruselas, de una revisión global y a fondo. EL REY Y LA DEMOCRACIA A lo largo de su viaje por América, pero sobre todo en su discurso ante el congreso de Estados Unidos, el rey don Juan Carlos ha puesto de mani- fiesto de manera inequívoca que quiere para España una democracia, exactamente tal como se entiende el término en todo el mundo occiden- tal, sin calificativos, ni peculiarida- des, ni «españolismos » . Los aplausos de los congresistas americanos a los párrafos más inequívocamente libe- rales del discurso del Rey español no dejan lugar a dudas en este punto. Y la consideración de don Juan Carlos como «motor del cambio» —expre- sión felicísima del ministro Areilza — se ha consolidado después de este viaje real al otro lado del Atlántico. El Rey, pues, quiere la democra- cia. Pero algunos episodios ocdrridos en las últimas fechas permiten temer que la velocidad del paso de la dic- tadura a la democracia está siendo bastante más lento de lo que sería de. esperar. Los dieciocho años —die- ciocho años — de cárcel solicitados. para Simón Sánchez Montero, la detención de Rafael Calvo Serer en cuanto pisó tierra española después de cinco años de exilio (episodio comentado negativamente estos días por el «Times» de Nueva York), la discriminación demostrada con An- tonio García-Trevijano al ser reteni- do privado de libertad sin fianza, y la declaración como secreto oficial, en un comunicado de lectura e interpretación nada fáciles, son otros tantos botones de muestra de que, en la realidad cotidiana de la vida política española, siguen ope- rando los mismos esquemas de dis- crecionalidad, de relación mando-o- bediencia de la época de Franco. Este Gobierno, en líneas generales, está actuando como si estuviera ha- ciendo esta tímida reforma a rega- ñadientes, empujado por las actitu- des del Rey y por la presión social pero no por sus propias convicciones. La situación, ciertamente, es suma- mente confusa, desagradable para cualquier ciudadano con algún sen- tido jurídico y político y, sobre todo, extraordinariamente inestable. Cualquier lector un poco atento de periódicos puede llegar con facilidad a la convicción de queel Gobierno o Mundo - 12 - 6 - 76 no sabe con mucha precisión que es lo que tiene que hacer, o ni siquiera debate el tema en su seno, y cada cual se las averigua como puede tratando de sacar adelante su paree- lita, como en la época en que Franco dejaba hacer a sus ministros, permi- tía que se enfrentasen entre ellos y, si las cosas llegaban a mayores, proce- día a hacer unas cuantas sustitucio- nes. Pero eso, obviamente, tiene muy poco que ver no ya con la democra- cia, sino con el camino que pueda conducir a ella. EL GOBIERNO Y EL CALENDARIO Los rumores de que el Gobierno iba a entrar en crisis han remitido considerablemente desde que el Rey marchó a América a finales del mes pasado. Ahora no parece que sea inminente la sustitución del señor Arias Navarro, pero flota algo en los medios políticos que invita a pensar que no está del todo desechada la idea de una remodelación profunda del Gobierno para un plazo bastante breve. ' La pregunta, ahora, es «cuando». Y en verdad que el calendario que tenemos por delante no favorece esta operación sustitutoria. Si se procede al relevo de Arias justamente al re- greso del Rey de América, sería muy dificil evitar la impresión de que don Juan Carlos actúa bajo la presión — o la impresión, para usar un término más dulcificádo — de nuestros alia- dos los poderosos americanos. In- cluso cabe pensar razonablemente que a Washington no le haría dema- siada elusión la perspectiva de que en España se recrudeciese un mal ambiente hacia Estados Unidos, con el fantasma de la ingerencia en un asunto interno y el espectro del im- periálismo sobrevolándolo todo. Pero tampoco parece que esperar hasta después del verano para un eventual cambio del Gobierno sea lo más aconsejable: el referéndum es- tará en puertas, y los preparativos de toda índole en marcha para la ob- tención de un resultado lo más satis- factorio posible. Pero todo esto po- dría cambiar si se modificase el sen- tido de ese referéndum, para pasar de ser una consulta aprobatona de una pura reforma legal a constituir la luz verde para que, desde arriba, se acometa la reforma constitucional y se den los pasos políticos necesarios para — se le llame como se le llame — la inauguración de un proceso constituyente. Si no se modificase el sentido de la consulta de otoño, tampoco tiene demasiado sentido pensar en una crisis de Gobierno para después del referéndum pero antes de las elec- ciones. ¿Para qué? ¿No resultaría problemático el pensar que en los primeros meses de «rodaje» de ese hipotético nuevo gobierno se pudie- ran preparar unas elecciones tras- cendentales como las previstas para la próxima primavera? Esos razona- mientos parecen bastante coheren- tes, y no obstante persiste en el Ma- drid político la vaga idea de que a este Gobierno le queda muy poca vida como tal: unas semanas, tal vez unos pocos meses, pero en ningún caso más de un año, que es el plazo que señaló el ministro Villar Mir como más probable ante los perio- distas acreditados en las Cortes. NOTAS BREVES El último consejo de Ministros ha tenido entre sus acuerdos una amplia «combinación» de gobernadores ci- viles. Algunos son nuevos, otros sen- cillamente cambian de lugar. Desde que el señor Fraga Iribarne es mi- nistro de la Gobernación y el señor Suárez lo es del Movimiento, el caso es que se han producido bastantes cambios entre los poncios provincia- les. En medios políticos se observa con atención todo este movimiento de personal, porque tradicionalmen- te los gobernadores civiles han sido piezas absolutamente claves para los procesos electorales. No se trata de hablar lisa y llanamente de manipu- laciones, pero la capacidad de obe- diencia del aparato oficial es de tal modo efectiva, que la personalidad de los gobernadores es un elemento en el cual es imposible pensar que no haya reparado muy detalladamente el ministro Fraga. Otro de los nombramientos considerados como importantes y significativos es el del teniente gene- ral Gutiérrez Mellado COMO jefe del Estado Mayor Central. El general Gutiérrez Mellado es uno de los miembros del generalato con más prestigio y con mayor fama de hom- bre moderado y racional en su con- cepción política nacional. Su nombre ha venido circulando en los rumores cada vez que se hablaba de un even- tual presidente del Gobierno vestido de uniforme. En este país estamos todavía en cierto modo mirándonos unos a otros fijamente, y quizás esta ausencia de datos electorales nítidos y claros hace especialmente digna de atención la figura del general, por- que podría representar, en un mo- mento determinado, una especie de alternativa, aunque seguramente el no piense ni remotamente en seme- jante posibilidad. RAMON PI fief CALVO SERER EN PRISION El «Times,' lo comentó F ERNANDEZ MADRID Predestinado