1995-05-20.EL MUNDO.QUE EL RAYO TE DEJE MUDO CANDIDO

QUE EL RAYO TE DEJE MUDO
EL MUNDO. 20/05/1995 Página, 3
CANDIDO
LO que escribí aquí, hace días, en una nota titulada «Mítines», sigue cumpliéndose al pie de la letra.
El mejor momento en que los políticos pueden dirigirse al pueblo con lo que hubiese nacido del fruto de sus meditaciones, lo cambian por la ira y la pasión, que son las dos partes en que se divide la apetencia irracional.
Degradan a aquellos a quienes hablan, tratando de halagarlos. Veo en la televisión los rostros de los espectadores de mítines y advierto que están gozando del orgasmo inconsciente de la oveja mecánica, incitados por palabras como escorpiones que amenazan con su curvada cola.
Algunos oradores, por decirlo así, parecen borrachos, pero sin la elocuencia, como dijo el latino Horacio, de las cepas fecundas. ¿Para oír esto hemos esperado unos cuantos años?
Lo que puede hacer el desprecio en la infamia, la crueldad en el suplicio, la avaricia en la rapiña y la soberbia en el ultraje, se hace en el circo del mitin entre adeptos y adictos que por un momento cuando menos, lo que dura el mitin, pierden todas sus cualidades.
Cada uno va donde le lleva su conveniencia y su pasión. La coartada de la democracia de partidos sirve para justificarse, aunque yo empiezo a creer que es verdad lo que dice Antonio García Trevijano, que aquí hay libertades, pero no democracia.
¿Cómo es que para servirme a mí desea usted tanto el poder que no sólo pierde por mí la equidad de juicio, sino también la dignidad del rostro? ¿Tanto significo para usted? ¿No habrá en usted algo furtivo al tratar de cazar mi voto?
Parodiando a Marcial: lo que yo necesito es que un rayo te vuelva mudo de repente para que no vuelvas a decirme lo que necesito.