2015-06-27.ABC.POSTUREOS RUIZ QUINTANO

Publicado: 2015-06-27 · Medio: ABC

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ABC (Madrid) - 27/06/2015, Página 96
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El mundo del toro en Por-tugal tiene por fin su mu-seo definitivo en un en-clave adecuado: la plaza de Campo Pequeño, don-de se concentran más de mil piezas distribuidas entre carteles, fotografías, documentos, trajes, cua-dros, taxidermia o medallas. Un itinerario sorprendente a ojos de un español interesado en el tema, como retratan las dos salas históricas, las dos temáticas y una social que se ubican en la segunda planta del edifi-cio, al que se accede desde la entrada principal previo pago de sólo de tres euros, dos más si se quiere poner un pie en la arena. Las peculiaridades de la Fiesta en el país vecino abarcan des-de la gran presencia del rejoneo has-ta el rechazo al sacrificio del animal (sin estocadas) en la última fase de la corrida, pero la cultura taurina tam-bién refleja los lazos con España, ve-nerada como la patria madre de la Fies-ta, naturalmente. De hecho, el visitante del espacio recién inaugurado puede sorprender-se al ver un cartel de 1964 que anun-cia de forma estelar a El Cordobés en la capital portuguesa. También otro en homenaje a la gran dama del fado, Amália Rodrigues, un año antes de su muerte y con la participación de Jesu-lín de Ubrique. La cantante más emblemática del universo lusitano era una gran aficio-nada. Tanto es así que llegó a declarar en una ocasión: «El mundo taurino y la canción están muy unidos. Después de las corridas, nos juntábamos con los toreros y organizábamos noches de juerga que acababan siempre de madrugada. En España, canté por pri-mera vez en el Retiro, y allí conocí a las grandes figuras del toreo, y hasta del cine». Tal vez ahí se encontraba la raíz de sus sorprendentes versiones del can-cionero español: «La luna y el toro», «La zarzamora», «Lerele», «La salvao-ra» e incluso «Mi sardinita (desde San-turce a Bilbao)». Y llegó a atreverse con «Porompompero» y «La, la, la». Basta sumergirse en el disco «Amália Rodrigues en español» para com-probarlo. Un recorrido por el museo de Campo Peque-ño, entre Saldanha y Campo Grande, ofrece una panorámica sobre la evolución de la Tauromaquia en Por-tugal, desde el siglo XIII hasta la actua-lidad. Por ejemplo, se hace hincapié en la edad de oro del toreo a caballo, en-tre las décadas de los años 20 y 50. Pionero El primer matador luso documenta-do históricamente fue Diamantino Vi-zeu, nacido en 1925 y convertido en un auténtico mito en el país vecino, como refleja un óleo sobre tela obra de F. Ma-chado. Pero no faltan imágenes de le-yendas españolas, como Juan Belmon-te o Manolete, también reverenciados al otro lado de la frontera. Y, cómo no, la gloria local Víctor Mendes, experto en el manejo de las banderillas y formado en Madrid, don-de desembarcó en 1980 y tomó la al-ternativa un año después de la mano del mismísimo Palomo Linares. Dos décadas duró el reinado de este por-tugués bien parecido. El origen del toro bravo y un rincón para la ganadería como «paraíso ecológico de la biodiversidad» comple-tan un museo donde no faltan frases en las pla-cas de las paredes. «To-rear es sentimiento y pa-sión», decía Joao Bran-co Núncio.EL PULSO DEL PLANETALisboa convierte en museo ocho siglos de culto al ToroSe retrata la evolución de la Fiesta en el país vecino y se exhiben carteles de maestros como El Cordobés o fotografías de Juan Belmonte y ManoleteREUTERS La plaza lisboeta de Campo Pequeño, durante una corrida de rejonesFRANCISCO CHACÓN CORRESPONSAL          EN LISBOAEl primer matador luso documentado históricamente fue Diamantino Vizeu, nacido   en 1925Lo que tenemos sobre libertad de expresión es un postureo roñoso de Zapatas y Pedraces, alcaldes y fiscales La experiencia enseña que la li-bertad de expresión excluye a la libertad de pensamiento y que la libertad de pensamiento ex-cluye a la libertad de expresión. La base racional de la libertad de expresión es la creencia ilustrada en que la libertad de discusión con-duce a la victoria de la opinión más acertada. –El Congreso no aprobará ningu-na ley… que constriña la libertad de expresión –dice la primera enmien-da de la Constitución americana. Sus paladines fueron los republi-canos, tildados de «democ-ratas», «monoc-ratas» y «otros tipos de ra-tas» por los federalistas, para quie-nes la libertad de expresión signifi-caba sólo ausencia de censura pre-via, pero no protegía de las consecuencias. Hamilton era fede-ralista, y, sin embargo, defendía que la averiguación de la verdad era fun-damental para determinar «la inju-ria», pues si la libertad de expresión no servía para la averiguación de la verdad, ¿para qué servía? Así era el debate sobre la libertad de expresión en la democracia ame-ricana… ¡del XVIII! En la partidocra-cia española del XXI, lo que tene-mos sobre la libertad de expresión es un postureo roñoso («roña de si-glos y ambición de raza») de Zapa-tas y Pedraces, alcaldes y fiscales, agitadores y propagandistas, cómi-cos y tertulianos, arbitristas todos, con ex jueces que definen la profa-nación como libertad de expresión y con fiscales que persiguen un tuit como delito, mientras sólo la sedi-ción, como el malvado del Eclesias-tés, florece como el verde laurel. En el libro de teoría política más original escrito en España en medio siglo, Trevijano pule un sarcasmo volteriano que hacen suyo los libe-rales de salón: –No creo en lo que usted dice, pero daría mi vida para que pudiera de-cirlo libremente. A lo que Voltaire añadió: «Creo en la libertad de pensamiento, ¡pero muera quien no piense como yo!». Corolario que omiten (ignoran) esos liberales para poder lanzar la gran bobada socialdemócrata: –Mi libertad acaba donde la de los demás empieza. IGNACIO  RUIZ-QUINTANOPOSTUREOSVISTO Y NO VISTO842449900001315266SÁBADO 27.6.2015Editado por Diario ABC, S. L., Juan Ignacio Luca de Tena, 7, 28027 Madrid. Diario ABC, S.L. Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta publicación, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa. Número 36.339 D.L.I: M-13-58 Apartado de Correos 43, Madrid. Publicidad 902 334 556 / Suscripciones 901 334 554 / Atención al cliente 902 334 555.