2001-12-06.LA RAZON.PARENTESCO NACIONALISTA AGT
Publicado: 2001-12-06 · Medio: LA RAZON
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OTRAS RAZONES OTRAS RAZONES OTRAS RAZONES OTRAS RAZONES OTRAS RAZONES OTRAS RAZONES 30 16 30 26 16 16 LA RAZÓN LA RAZÓN LA RAZÓN LA RAZÓN LA RAZÓN LA RAZÓN MARTES, 4 - XII - 2001 JUEVES, 6 - XII - 2001 JUEVES, 6 - XII - 2001 MIÉRCOLES, 5 - XII - 2001 MIÉRCOLES, 5 - XII - 2001 MIÉRCOLES, 5 - XII - 2001 OTRAS RAZONES PARENTESCO NACIONALISTA T ras la expe- NERVIOSAS LENGUAS riencia inolvi- dable de los nacionalfascismo, nacionalsocialismo, nacionalcomunismo y nacionalismo orgá- nico, nadie puede te- ner disculpa decente para ignorar que to- dos los nacionalis- mos son primos hermanos, pues todos descienden de una misma cepa intelectual y de un mismo sentimiento. Incluso los que animan en la periferia el desarrollo de culturas lingüísticas que fueron aplastadas por el nacionalismo centralizador. Esto no quiere decir que siempre han sido perver- sos en sus expresiones históricas. Los del XIX, al ser libertadores, fueron progresis- tas y civilizadores. Los despertó la revolu- ción de la libertad de los ciudadanos. Y pu- sieron en ella la la Independencia nacional, frente al Estado ajeno que la reprimía. finalidad de Los nacionalismos catalán y vasco tam- bién fueron progresistas y liberadores du- rante los tiempos de clandestinidad en que se opusieron a la dictadura, anteponiendo la libertad al sentimiento de nacionalidad. Nadie debe olvidar el concurso de la Asamblea de Cataluña y del PNV a la cau- sa de la unidad de la oposición. Por eso me abstuve de criticar a los nacionalismos go- bernantes, hasta que su cínico descaro, apoyando la corrupción de Felipe Gonzá- lez a cambio de dinero y de competencias, pesó más que mi gratitud política y mi amistad con sus dirigentes. Hoy los juzgo con simpatía solidaria cada vez que son atropellados por el nacionalismo español, lo que sucede más de lo que se cuenta; pe- ro también con franca antipatía política, cuando nos atropellan con sus discursos de soberanía, autogobierno o autodetermina- ción, que son más antidemocráticos que separatistas; y con imparcialidad frente a sus decisiones de gobierno que, dicho sea de paso, son menos discriminatorias de lo que cabría esperar de sus discursos. Los movimientos nacionalistas resuel- ven su contradicción de sentirse superio- res en valor cultural e inferiores en capa- cidad política, según sea la situación, de oposición o de gobierno, en que se en- cuentren. Mientras buscan el poder ven en la libertad igualadora de oportunidades la superación del complejo político. Si tienen libertad ven en el poder la sublimación de su complejo cultural. Por esta causa tan barroca, ningún nacionalismo puede ser democrático cuando gobierna. Las demás ideologías se sienten superiores por las ideas que comportan, pero no por el apre- cio a la nación de las personas que las por- tan. No hay nacionalismo sin desprecio a los que no sienten la nación, que es patri- monio común, al modo privativo y exalta- do de un buen nacionalista. El germen antidemocrático de los na- cionalismos lo genera la mistificación in- telectual de hacer de la nación una perso- na; de atribuirle cualidades, capacidades y vocaciones que sólo pueden tener las per- sonas individuales, sean físicas o morales. Y ni las naciones ni los pueblos son per- sonas morales. La asimilación de los pue- blos a las personas, en sentimientos o en derechos, no puede traspasar el campo de la metáfora, la analo- gía o la poesía. Si no se respeta esta fron- tera, si se concibe a las naciones como organismos superper- sonales, si se piensa que los pueblos tie- nen un alma o un es- píritu colectivo que los anima y dirige al modo de las vocaciones en las personas in- dividuales, como creyó el idealismo ale- mán primero y el historicismo después, si se les reconocen derechos de autodetermi- nación cuando no son siervos, ya no hay obstáculo intelectual que impida hacer de las naciones sujetos inmorales de la histo- ria para seleccionar las fuertes. Spencer ideó el darwinismo social. Hitler y Stalin aplicaron el nacionalismo darwinis- ta en forma genocida. Ningún tipo de nacio- nalismo, lo vemos en los Balcanes, puede vacunarse contra el germen de fobia demo- crática que lleva en su entraña. El vasco y el catalán, al hacer lo contrario, hacen lo mis- mo que hizo el español. AAnnttoonniioo GGAARRCCÍÍAA TTRREEVVIIJJAANNOO E sto del antite- rrorismo da para mucho. Para crear tribunales militares que juzguen a los extranjeros sus- pectos de terrorismo como reos de lesa majestad imperial. Para dar manos libres a la policía y a toda su legión de sospechosos sin soportar intromi- siones judiciales y garantías tediosas e into- lerables para cualquier pretor que se precie. Para detener a los diferentes y a los discre- pantes como potenciales enemigos que son, para enseñarles el fervor debido a la patria y a la uniformidad de los justos. Para piso- tear la intimidad de las comunicaciones en- tre los presos y sus abogados, que suelen ser colaboradores y cómplices de sus clientes y prevalerse de las estúpidas beaterías sobre el derecho de defensa. Para otorgar licencia de matar y torturar a los agentes especiales, cu- ya frustración por la pérdida de esa vieja li- cencia está en la base misma del éxito de los terroristas y el descrédito del Estado. Para violar el ámbito personal y familiar de la pri- vacidad, estufa de relajación y ocultamien- to frente al escrutinio vigilante del gran her- LA ESTRATEGIA DE LA SANGRE S haron sabe que en la paz y en la mesa de negociación, los palestinos tienen la ra- zón y nadie puede negarles el derecho a su tierra y a su Estado. Por eso Sharon buscó la guerra, la violencia y el terror. La sangre lo tapa todo. Desde el día que puso el pie en la explanada de las mezquitas esa fue su estrate- gia en su objetivo de liquidar la incipiente au- tonomía palestina. Para ello necesitaba al te- rrorismo islámico de Hamas y el Yihad Islámico y ellos acudieron presurosos a la cita. Ambos son complementarios y no pueden vi- vir el uno sin la muerte que trae el otro. Ahora Sharon acaricia su meta. Los suicidas del jeque ciego están suicidando con ceguera desesperada a la propia Palestina. Le han abier- to el camino de la sangre a Sharon. Arafat es ya un prisionero y un cadáver político. Estados Unidos, con su imperial y sesgada vara de medir, sólo tiene ojos para sus propios muertos. No pare- ce haber resquicio para la esperanza. Si para la an- gustia. Porque el Tashal aplastará, no hay duda, a Palestina. Pero el mundo seguirá sangrando por esa herida que infecta a la humanidad entera. Ben Laden y Afganistán serán dentro de unos meses tan sólo una brutal anécdota. Pero, aun- que Sharon convierta a Palestina en un gigan- tesco Auschwitz, la tierra seguirá ardiendo y perdida la esperanza los palestinos sentirán que sólo pueden ser muertos o terroristas. AAnnttoonniioo PPÉÉRREEZZ HHEENNAARREESS REBOREDO Y SAÑUDO mano. Para machacar a países completos con el pretexto de la legítima defensa de sus verdugos, que asesinan a la pobla- ción civil como ins- trumento saludable de prevención general, disuasión universal y aviso a navegantes. Para crear zonas especiales de impunidad a los espías y capataces del poder, creando jueces «ad hoc» que concelebren la orgía de la simulación necesaria para que el príncipe no parezca desnudo. Para repentizar el amueblamiento de cerebros erráticos que, de la noche a la mañana, se adornan con la re- tórica antiterrorista hasta el punto de pare- cer profundos en la reivindicación de la san- ta milicia del antiterrorismo más beligerante, a medio camino de la caza de brujas, las mazmorras del Santo Oficio y la mística de los cruzados. Es, al mismo tiempo, profesión, religión e ideología. Antiterrorista y nada más. No hay mejor coartada para la imposición del pensamiento único y la mentira universal. Para la persecución de las verdades plurales, del escepticismo y de la perplejidad. Para la criminalización de la inteligencia crítica, la imaginación creadora y el insobornable or- gullo de los que sienten pasión por la liber- tad y la justicia. Antiterrorismo al canto y a cantazos. ¿Qué se han creído los tibios y los garantistas? ¿Hasta donde querían llegar con su moral licenciosa y su relativismo filosó- fico? ¡Orden, ley y patria contra ellos! Na- da debe temer la gente de bien, los que no hacen otra cosa que integrarse en la manada y hacerla cada vez más compacta y pastue- ña. O las fugitivas cacas que le dolían al oriolano Miguel en los cojones del alma. O esos podencos de largas patas y ano alboro- tado que lucen sus cabriolas más serviles an- te los poderosos de turno y opereta. Que se abstengan los libres y los justos, los que piensan con su propia cabeza, los que saben que la lucha contra el poder es el precio de la libertad y los que prefieren la dura digni- dad al yugo y a la pompa servil. O los que no pueden consentir que el príncipe se con- vierta de nuevo en juez supremo para deci- dir quiénes son colaboradores o alfiles del terrorismo (¡sin haber sido declarados terro- ristas por decisión judicial!) para alancear- los, imponerles el sayón penitencial y si- tuarlos en la picota pública, cercanos a la horca y al garrote vil. ¿Para qué jueces y de- más protectores de los criminales? Si el maestro Bush crea tribunales militares que juzguen en secreto a los enemigos del Im- perio ¿cómo no va a poder decidir nuestro Gobierno quién colabora con el terrorismo sin tener que recurrir a los jueces? ¿Son aca- so algo más que comisarios togados del po- der o nerviosas lenguas que lamen sus rodi- llas? ¿Acaso no es fin superior de cualquier justicia bien entendida la defensa de la se- guridad del Estado y de la pastueña tranqui- lidad del ganado que pace, muge y trisca ba- jo la atenta mirada del príncipe? Pensar en que todo esto no sea así alimenta la hoguera de la melancolía y provoca un profundo es- calofrío de la memoria. Si el mundo no tiene arreglo contra el terrorismo, apaga y vámo- nos. JJooaaqquuíínn NNAAVVAARRRROO