1994-07-04.EL MUNDO.PARASITISMO OPORTUNISTA AGT
Publicado: 1994-07-04 · Medio: EL MUNDO
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PARASITISMO OPORTUNISTA EL MUNDO. LUNES 4 DE JULIO DE 1994 ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO El nacionalismo moderado se transforma de naturaleza cuando alcanza el poder institucional, cuando deviene gubernamental. Deja de ser movimiento y se convierte en posición. La diferencia entre el nacionalismo gallego y los nacionalismos conservadores de Cataluña y País Vasco es la que existe entre una oposición que se mueve y una posición que se conserva. A primera vista, esta afirmación puede parecer una perogrullada. Todos los partidos, y no sólo los de ideología nacionalista, pasan de la oposición a la posición de gobierno cuando ganan las elecciones. Pero, si nos fijamos bien, la cuestión es muy distinta en el caso de los partidos nacionalistas. Por dos razones. Porque sólo ellos se definen como movimiento, cuando están en la oposición. Y porque sólo ellos se oponen al Estado, cuando están en el Gobierno. No es lo mismo dejar de moverse que estar parado, como tampoco lo es oponerse al Gobierno de otro partido estatal que oponerse desde el Gobierno al propio Estado. El colaboracionismo de las instituciones gubernamentales del País Vasco y Cataluña, con el Gobierno del Estado español, demuestra que estos nacionalismos han dejado de moverse en la sociedad vasca o catalana, para oponerse al Estado, y que se han posicionado en el Estado para oponerse a la sociedad española. En este cambio de la guerra de movimientos a la guerra de posiciones, el nacionalismo no cambia de objetivos. Pero en la nueva trinchera estatal, aunque gane posiciones de ventaja, puede perder a corto plazo las señas tradicionales y sentimentales de su identidad nacional. Para evitar este peligro, del que los dirigentes vascos parecen no darse cuenta, el presidente de la Generalitat ha movido la «ficha Roca» hacia el Ayuntamiento de Barcelona. Con este movimiento táctico pretende alcanzar dos objetivos. Impulsar el movimiento nacionalista dentro de la sociedad para catalanizar el municipio de Barcelona. Y retirar de las trincheras de Madrid el estandarte de la colaboración incondicional con el Gobierno central, para catalanizar la renta diaria de la «gobernabilidad» del Estado. La idea de residenciar a Roca en el catalanismo municipal está en sí misma justificada. Pero que se mueva «esa ficha», precisamente en estos momentos de crisis de un Gobierno socialista suspendido del hilo catalán para sobrevivir, denota la voluntad de Pujol de prolongar todo lo que pueda la duración de la crisis, convirtiendo en permanente la posición del nacionalismo catalán como huésped del Estado español al que se opone en Cataluña. Nunca se había podido ver con tanta nitidez el carácter esencial que tiene para el nacionalismo su oposición al Estado como en estas ayudas «desinteresadas» a su gobernabilidad. La posición de ventaja del nacionalismo gubernamental, alcanzada con la oportunidad que le ha brindado la extrema debilidad del gobierno estatal, se puede definir como la de un «parasitismo oportunista». Vive a costa del Estado. No da la cara. Crece y prospera debilitando el organismo donde se ha enquistado. Y no es su fuerza propia la que lo ha introducido en el hospedaje estatal, sino la falta de defensas morales producida en el Estado por la corrupción del partido gobernante. Que da lugar al rápido desarrollo en el seno estatal de toda clase de enfermedades oportunistas. La más llamativa entre ellas es la del nacionalismo de posiciones. Una forma de parasitismo intestinal que sólo puede ser expulsado, como las tenias, con una purga de caballo. Es decir, con nuevas elecciones. Purga que horroriza al parecer a todos los parásitos. Pero ellos no son culpables de la enfermedad que nos causan. Viven donde la suciedad y la corrupción les dejan vivir. Por eso son vitalmente oportunistas. La responsabilidad del mal que ocasionan sólo puede corresponder a quien les da la oportunidad de prosperar en un cuerpo social gobernado por el rechazo de la higiene, por la falta de limpieza de los focos de corrupción. Que es la manera sucia de gobernar en un Estado sin separación de poderes. En el Estado de partidos.