2005-10-07.LA GACETA DE ALMERIA.OTRA HISTORIA DEL SOCIALISMO ESPARTACO
Publicado: 2005-10-07 · Medio: LA GACETA DE ALMERIA
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OTRA HISTORIA DEL SOCIALISMO: DON JUAN NEGRÍN Y ZAPATERO LA GACETA DE ALMERIA, 07 OCTUBRE 2005 ESPARTACO Siendo tan destacada la figura de Don Juan Negrín en su doble vertiente, política y científica, no existe todavía una obra que analice en profundidad la talla de este hombre que en momentos bien difíciles de nuestra historia, se elevó muy por encima de otros políticos que también ocuparon puestos de responsabilidad, pero que no estuvieron a la altura que esos difíciles momentos requerían. Tengo copia de una reciente tesis doctoral y varios libros que nos permiten profundizar en su conocimiento pero, repito, falta esa biografía extensa como la que tienen otros políticos de entonces, tales como Don Manuel Azaña, con quien compartió la parcela más importante de poder en la fase más dura de la Guerra Civil. No podemos extendernos escribiendo más allá de lo estrictamente necesario en un trabajo de prensa, pero pese a la brevedad y a la urgencia que ello requiere, pienso que debemos poner el grano de arena necesario para contribuir al conocimiento de un hijo de Canarias que tiene sin duda categoría de hombre de Estado, a la vez que incitar a que se profundice en su estudio por parte de nuestros historiadores que en este caso tienen pendiente una labor importante a realizar. Importa destacar ante todo, que trató apelando a los medios que tuvo a su alcance de evitar el conflicto civil, pero a su vez importa también señalar que cuando le tocó ejercer el poder, trató por todos los medios de lograr que España recuperara el Estado Democrático que estaba en juego. Pensó siempre el Doctor Negrín que la República de 1931 constituida como un verdadero Estado de Derecho debía y podía defenderse sólo con la ley en la mano. Lo hizo patente ya en 1932 cuando no se actuó con el rigor necesario contra el General Sanjurjo y los sublevados a sus órdenes. Desde hoy, dijo entonces, va a ser muy fácil conspirar contra la legalidad vigente. Nuestro paisano Juan Marichal que es a mi juicio hasta la fecha el historiador que más se ha acercado a su figura, lo define como un político muy bien informado que, precisamente, por su dominio de varios idiomas se alejaba de los ingenuos intelectuales de izquierdas que en aquella difícil etapa no fueron capaces de captar en su justa dimensión la amenaza de los totalitarismos de distinto signo que amenazaban nuestra Democracia desde su cercano entorno. Conviene destacar que Don Juan Negrín fue un hombre auténticamente europeo. Después de estudiar el Bachillerato en su ciudad natal de Las Palmas, realiza los estudios universitarios en su totalidad en Leipzig; allí se doctoró en Medicina, enseñando de inmediato Fisiología en aquella Universidad. A diferencia de los becarios que la Junta de Ampliación de Estudios, presidida por Don Santiago Ramón y Cajal, enviaba desde España para, durante temporadas más o menos largas contactar con la ciencia y la cultura de Europa, el Doctor Negrín tuvo el privilegio de formarse totalmente fuera, incluso con una mujer de fuera se casó. Regresó a España en 1915 ya avanzada la Primera Guerra Mundial. Apoyado por Don Santiago Ramón y Cajal se puso al frente del Laboratorio de Fisiología creado expresamente para que él lo dirigiera. Ganó en 1922 la cátedra de Fisiología en la Universidad Central y se incorporó plenamente a la actividad académica. En torno a él se formaron, entre otros, figuras tan eminentes como Don Severo Ochoa, Rafael Méndez, Blas Cabrera, Sánchez Covián... Creó, como vemos, una escuela de investigadores de categoría internacional. Algunos de estos colaboradores se incorporaron a su equipo como directos colaboradores en su tarea de gobernante. Se ha dicho con razón que sus aportaciones científicas, conocidas y valoradas a nivel internacional, corren parejas con su talla de estadista. Organizador nato, dejó también prueba de ello en el cargo de Secretario de la Facultad de Medicina y posteriormente como Secretario también de la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria. Su ingreso en política se produce en 1929, en el Partido Socialista, guiado posiblemente por el carácter europeo que tenía. Su trayectoria científica se acorta a medida que va adentrándose en la actividad política. En el Partido Socialista se situó en el ala moderada representada por Don Indalecio Prieto, a quien otorgó una sincera amistad unida a su vez por los sentimientos republicanos de ambos. Admirador de Clemenceau debió sin duda asimilar la frase de éste cuando señalaba que “en la guerra como en la paz la última palabra la tienen los que jamás se rinden”. Su trabajo como diputado en el Parlamento estuvo vinculado a la Comisión de Hacienda que presidió. Fue elogiado por el tono siempre cortés y mesurado a la hora de responder a las preguntas tanto de allegados como de adversarios. Dado que llegó a ser un experto en esta materia, al iniciarse la Guerra Civil se incorpora como Ministro de Hacienda en el Gabinete que se formó en 1936 presidido por Largo Caballero. Importa subrayar que tanto este cargo como el posterior de Presidente del Gobierno al serles ofrecido los rechazó, pero una vez aceptados supo entregarse por entero a su labor. Fue un trabajador nato con pocas concesiones al descanso y sin duda alguna una figura excepcional. De él dijo el Agregado Militar francés Mr. Morel que “decir que era inteligente no bastaba” pues a su juicio “era el político español de mayor lucidez y el más valiente”. Logró imponer el orden en los frentes y en la retaguardia. Su recia personalidad se impuso en la segunda parte del conflicto, en que se reveló no sólo como un hombre de acción, además, como un auténtico hombre de Estado. Fue, sin duda, el político que mejor respondió en aquel momento crítico. Decía hace poco uno de sus hijos en una emisión radiofónica dedicada a su figura que su política de resistencia podría compararse a la misma que empleó Churchill en los momentos difíciles en que Inglaterra se queda sola. Estaba convencido de que la Guerra Civil española era el preludio de la que iba a producirse poco después en Europa. Nadie discute hoy los méritos de muchos de aquellos políticos cuando gobernaban en tiempos bonancibles, pero en los difíciles a los que nos estamos refiriendo es en los que se ve la verdadera talla de un gobernante. Cuando llegó a la Presidencia del Gobierno dijo que venía a reconstruir el Estado y a restaurar la autoridad. Así fue, contó además con una diplomacia unificada sobre la que también actuó con notable eficacia dados sus propios conocimientos de la política internacional. No cabe duda de que a medida que uno va penetrando en su figura se contagia de su fortaleza y su vigor, cosa ésta que tanto beneficia al ser humano a la hora de sortear los momentos difíciles cuando a veces estos llegan. Resulta curioso leer a Don Manuel Azaña cuando dice que “Negrín llegó dispuesto a gobernar”, añadiendo, “la gente ha respirado, tengo delante a quien tiene confianza en sus designios y en su autoridad. Es un jefe de Gobierno sensato y responsable ajeno a cualquier demagogia que pudiera quebrar la autoridad.” Uno llega a preguntarse por qué Don Manuel Azaña se fue contagiado del miedo, mientras que Don Juan Negrín se sobrepuso a él o no lo tuvo nunca. No cabe duda de que frente a Don Juan Negrín nos encontramos ante una figura de nuestra historia de indudable fortaleza y de una no menos elevada altura moral. Tenía, como hemos estado viendo, una gran fe en sí mismo que le ayudaba a superar cualquier dificultad. El Embajador americano Claude Bowers señalaba que lo que más le impresionó de él fue, además de su sencillez, su superioridad intelectual. Finalmente señalaremos que para el historiador Viñas fue el político más lúcido y más extraordinario de aquella etapa y sin duda alguna el gran estadista de la República. Queda claro que nos encontramos ante un hombre de ciencia y un auténtico hombre de Estado con grandes dosis de tolerancia a la vez que de firmeza, que en difíciles momentos de nuestra historia, aún no lejana, le tocó gobernar. Un verdadero socialista, tan diferente de otros miembros del PSOE histórico que gravita sobre el presente PSOE y que deberían estar en la basura histórica de la traición, me refiero a connotados prohombres del socialismo histórico español como Besteiro, Largo Caballero, Indalecio Prieto y Venceslao Carrillo que encabezados por el agente inglés Coronel Casado hasta ese momento perfecto en su papel de agente doble aparentemente al servicio de la República, formaron en febrero de 1939 la llamada Junta de Defensa que se sublevó contra el Gobierno Republicano legítimo encabezado por Don Juan Negrín, y utilizando destacamentos militares tibiamente republicanos sobre los cuales tenían ascendencia se lanzaron pidiendo perdón y clemencia como base de una presunta rendición pactada con Franco, a la cual el dictador siempre se negó. No obstante estos felones tan alabados por algunos interpretadores tendenciosos o malinformados de la República, lanzaron con el concurso de unidades anarquistas una ofensiva por la espalda contra las murallas defensivas militares firmemente fieles a la República formadas en su mayoría por comunistas y algunos socialistas en medio de las risotadas de felicidad de legionarios, moros y fascistas. Con ello los miembros de la “Junta de Defensa” querían hacer méritos con el bando fascista mediante el asesinato masivo del más temible adversario político de ellos, el PCE. Los facciosos abrieron sus columnas para dar paso con todo su armamento a los republicanos sediciosos y ello rompió los planes de Don Juan Negrín que era un convencido socialista leal a su partido y por tanto no anticomunista. A consecuencia de la ruptura de los frentes republicanos de vanguardia Franco pudo ganar la guerra dos meses después y se frustraron los lúcidos planes de Negrín de una resistencia prolongada que hubieran enlazado la guerra civil española con la segunda guerra mundial que comenzó en septiembre, unos pocos meses después. Es decir, el fascismo en su forma franquista hubiera sido estratégicamente derrotado como el nacifascismo fue barrido en toda Europa. Lúcido Negrín. ¿Por qué se habla hoy tan poco de él?: Tal vez porque Don Juan Negrín era un español patriota hasta las cachas, en sus propias palabras, mientras el actual Gobierno de Zapatero, impulsando el vil acuerdo parlamentario de negociación con ETA, sus guiños y entrevistas secretas con Ibarreche, y ahora mismo siendo el pivote que de facto ha impulsado el “proyecto de nuevo Estatuto de Cataluña” nos conduce a la desintegración de España como nación. Este historiador piensa que ese camino está cerrado porque solamente ante la alternativa de ruptura nacional quedan dos caminos: uno, un gobierno militar, apoyado o no por la Corona, que en ambos casos supondría a medio plazo la caída de la Monarquía. Y queda lo que para mi es el único camino, la instauración pacífica de la Tercera República Española, una república patriótica que devuelva al pueblo español en su conjunto y sin fisuras el orgullo nacional y en definitiva, aunque peque de redundante, el patriotismo que desapareció con el cambalache de la Constitución de 1978 donde todo fue un carnaval de disfraces que provocó la degeneración y envilecimiento general de la clase dirigente y dejó la nación en manos de un falso así llamado patriotismo constitucional que ha cumplido su ciclo histórico. De este tema hablaremos la semana que viene en un análisis que haré del libro de Don Antonio García Trevijano, “Pasiones de servidumbre” que publicará La Gaceta de Almería como primicia periodística.