2004-03-06.LA RAZON.OBJETIVO LA RAZÓN RUBIO ESTEBAN
Publicado: 2004-03-06 · Medio: LA RAZON
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OBJETIVO LA RAZÓN LA RAZON 6 MARZO 2004 MARTÍN-MIGUEL RUBIO ESTEBAN Si bien los asesinos del Norte, de alma pitecoide, quisieron causar una masacre histórica en la sede de LA RAZÓN y en los edificios y personas de un entorno de 2 km2, LA RAZÓN también quisiera ser abatida ¬aunque por otros procedimientos menos primitivos y pitécidos¬ por algunos otros que se perturban y conturban cuando este periódico no entra de forma pastueña y lanar en muchas de las prácticas y talantes deshonestos pero consustanciales con el sistema político. Por eso matar a LA RAZÓN es matar la esperanza de un mejor futuro para España. El sistema político de la Transición ha intentado durante treinta años enseñar al pueblo que es políticamente normal lo que es palmariamente anormal y ofiógeno. Pues no es normal considerar el atentado terrorista como algo tan inevitable como son los accidentes de automóviles ¬que eso afirma la polímata caterva almodovariana¬ que la Dirección General de Tráfico prevé cada fin de semana. No es normal que el Estado Autonómico tenga su mejor representación en el patio central de la casa sevillana del buen Monipodio, salvando, naturalmente, las enormes distancias entre la excelsa ética de los bandidos Monipodio o Roque Guinart y la nauseabunda inmoralidad de un Ibarreche o de un Maragall, de cinismo basáltico. No es normal que nuestros diputados se suban el sueldo infinitamente por encima de los escasos dos puntos que sube cada año el sueldo de sus representados. Además, nadie les obliga a caer en la extrema y penosísima pobreza que conlleva el duro y desagradecido trabajo de parlamentario. Hasta los reyes espartanos de las dos dinastías (tanto de los Agíadas como de los Euripóntidas) disponían de una doble ración de comida en relación con los demás espartanos, y esta medida licurguea se fundaba en que dormían menos y trabajaban más que los demás. Mas como diría Lucrecio: «Quod mihi quom vanum tum delirum esse videtur». No es normal que la LOGSE haya condenado de forma vitalicia a dos generaciones de españoles, arrojándolos a la más bárbara agnosia, incapaces ya para siempre de leer y hasta de entender el más transparente artículo de la prensa deportiva. Claro, que mejor se dirige y manipula a la brutalidad humana que a la racionalidad. No es normal que la que se convertirá en madre de la futura Reina de España considere con modos arrogantes e intolerables que tiene patente de corso para copiar impunemente en un examen universitario de la Historia de Grecia. Claro, que determinados seres humanos, puras destinaciones del Empíreo, jamás podrán entender el espíritu racionalista del espíritu clásico, que forjó la igualdad, la libertad política y la Democracia, si no lo portan en chuletas exangües. Por otra parte, otros periódicos pueden disponer de sistemas de seguridad mucho más sofisticados que los de LA RAZÓN. Son aquellos especialmente mimados por el sistema, o que incluso gobiernan fácticamente el sistema, y estos mimos institucionales se traducen siempre en dinero. Así, por ejemplo, el Sr. Bono, tan admirado en este periódico, hace llover «países» sobre todos los «danaicos» centros educativos de Castilla La Mancha. Podría diversificar este loable servicio informativo con periódicos de distintas sensibilidades. Pero no, qué coño, mejor enviar cinco números gratuitos de «El País» a cada Instituto, aunque tal derroche de generosidad propagandística haga que algunos «países» acaben en la papelera aún fajados. A lo mejor no sabe el Sr. Bono todavía que nuestro periódico trata su entereza española mejor que «El País» . O a lo mejor algún consejero le está haciendo la cama a Bono. O a lo mejor los amos de «El País» mandan sobre él, y nosotros, írritos españoles, no. Nosotros somos todos los días un manifiesto vivo de libertad, y este perfil no puede dar confianza a ningún caudillo ni político partidista. Nuestro barco de papel será endeble para cualquier ofidismo antiespañol, pero las palabras de Trevijano, Anson, Paloma, Vera, García Calvo, Cuesta, Nieva, Faustino, Dalmacio y otros muchos que construyen esta nave no podrán ser ahogadas. Sr. Acebes, viejo compañero de Colegio Mayor allá en nuestra añorada Salamanca: no cejes jamás en proteger esta pequeña fábrica de verdades y sueños. Salud a todos, compañeros de LA RAZÓN. Es seguro que triunfaremos en la batalla de la libertad y la dignidad en España.