2001-10-18.LA RAZON.NOVEDAD DES ATERRADORA AGT
Publicado: 2001-10-18 · Medio: LA RAZON
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OPINIÓN 18 LA RAZÓN JUEVES, 18 - X - 2001 OTRAS RAZONES NOVEDAD DES-ATERRADORA E n medio del INFAMIA DURADERA dolor deses- que perado sufren los ciudada- nos y entre los ne- gros presagios que se otean en el horizonte político de EE UU, surgió un inesperado rasgo de buena edu- cación. Los medios informativos, al preservar la dignidad del pudor ante la muerte, han roto su dema- gógica tradición de sensacionalismo, no añadiendo a las imágenes de destrucción física y daños materiales las que cau- sarían daño moral insoportable a familia- res y amigos de las víctimas, y rabia irre- frenable en la población. Por vez primera en el tratamiento de las catástrofes san- grientas, no se ofreció en espectáculo pú- blico la ristra de cadáveres descuartizados y miembros deshechos, que poco a poco se extraían de la escombrera humeante a que se vieron reducidos soberbios edifi- cios de vida laboriosa, en Nueva York y Washington. Ningún periodista o intelectual de pres- tigio ha protestado contra esta sabia medi- da, alegando la libertad de expresión y el deber de información, como ha osado ha- cer en este mismo diario un insensato de- mandante de aterramiento. El deber infor- mativo es inseparable de la dicción de la verdad en el número de muertos y heridos. Pero no crea el derecho ni, en modo algu- no, obliga a mostrar las imágenes de cabe- zas decapitadas, miembros amputados, cuerpos irreconocibles o bolsas de plásti- co con restos humanos. ¿Acaso no basta- ba con imaginarlo para sentir náuseas del horror y sed de justicia inaplazable contra los culpables de semejante atrocidad? ¿Hay que añadir además imágenes que susciten fruición al sadismo o deseos an- siosos de venganza furiosa contra el mun- do cultural del fanatismo religioso de donde emanaron, como ángeles exterminadores, los pilotos de Alá? Los medios informativos se interponen entre los actos de terror y el conocimiento de los mismos por las personas alejadas del epicentro horroroso. Y entre el modo de comunicar la noticia terrorífica y las reacciones sociales que produce, se in- terponen las diversas actitudes de la gente ante el mal y las causas que lo ocasionan. Estas interferencias de factores sociales ajenos a las fuentes del terror, obligan a se- parar el acto terrorífico de las relaciones que lo integran, junto a todos esos facto- res, en el complejo y moderno fenómeno político llamado terrorismo. En atención a su complejidad, y para comprender mejor la naturaleza del acto de terror vengativo que ha sufrido EE UU, estoy publicando esta serie de análisis so- bre la diferencia que separa los actos de guerra y los de terror, el distinto carácter del terror vindicativo y del reivindicativo, el diverso alcance del terror ocasional y del continuado, la consideración del rei- vindicativo y continuado como uno solo de los cuatro elementos constitutivos del te- rrorismo, la introducción por la prensa del elemento aterrador y la variedad de reacciones sociales frente al terror en fun- ción de las actitudes personales ante el mal. La falta de estu- dios solventes en ma- teria de violencia, te- rror y terrorismo, la vulgar confusión en- tre cultura y civiliza- ción y la novedad de lo ocurrido, obligan a la prensa a ser origi- nal. Todo lo nuevo es difícil de entender, de saber y de valorar. Tiene el inconveniente de ser visto y juz- gado mediante lo viejo sobrentendido, lo por de contado o consabido, lo consagra- do por el valor moral o intelectual de las rutinas. A la novedad de un terror tan bru- tal como grandioso, los medios de comu- nicación han respondido con la novedad del humanismo, con la prudente reacción antisensacionalista y antiaterradora de la sobriedad informativa. ¡Qué ejemplo para España! ¡Qué lección para el porvenir de la política humanista contra el terrorismo! ¡Qué clara conciencia de la función aterra- dora que hasta hoy ha cumplido la prensa! No hacía falta esta prueba para confirmar mi tesis de que el terrorismo integra tam- bién factores distintos del terror. AAnnttoonniioo GGAARRCCÍÍAA TTRREEVVIIJJAANNOO M al momen- to para conceder el Nobel de la Paz a la ONU y a Kofi An- nan. Ambos son tes- tigos mudos de la tragedia cuando de- bieron ser punta de lanza de la paz. Am- bos han sido ignora- dos y despreciados por USA. ¿Un Nobel de la Paz para los que con su pasividad y ser- vilismo abonaron la agresión armada y to- das sus terribles consecuencias para el pue- blo afgano? ¿El máximo entorchado de la paz a quienes son cómplices de la guerra y sus tremendas miserias? El servilismo de Kofi Annan hacia USA no conoce límites. Ni tan siquiera una agresión armada a es- paldas del Consejo de Seguridad de la ONU ha podido romper su actitud reverencial, digna del más sazonado mester de mayor- domía. Ni las bombas inteligentes que ase- sinan a la población civil, ni los misiles hu- manitarios que destrozan instalaciones de la ONU y matan a sus cuatro colaboradores afganos, ni los artefactos que caen sobre si- los de la Cruz Roja destruyendo alimentos y esperanzas, ni la segura perspectiva de medio millón de afganos que morirán de COMO CRÍOS «O se disculpa el Rato o no os ajun- tamos y rompemos el Tribunal Constitucional y Consejo Supe- rior del Poder Judicial». «Ni lo soñéis, so ‘‘fi- lesos’’». «Y vosotros ‘‘gescarteros’’». «Y tú ‘‘caldero’’ pillón». «Y tu ‘‘ramallo’’ trincón». Hubo una vez un Parlamento donde se hablaba, incluso bien y sin chuleta, de prin- cipios, de leyes y de Estado. Hubo una vez un Parlamento al que acudían los represen- tantes del pueblo a debatir lo que a los ciu- dadanos interesaba. Desde luego no es éste que sufrimos. No son estas Cortes donde nos venden como bálsamo de Fierabrás el Pacto de la Justicia y luego, tras unos meses de zoco y cambalache, unos lo rompen como si fuera papel de envolver pescado porque entre los otros a un Rodrigo le pe- gó un calentón de boca. Ni son tampoco las que colocan como asunto es- trella del día un billete de avión y de «gaño- te» del portavoz socia- lista. Luego, sus señorí- as, se enfurruñan cuando las gentes consideran al político como la última pro- fesión en el ránking de honorabilidad y prestigio. Aún es mucho. En los patios de los colegios hay más sensatez y madurez que en ese edificio, con leones en la puerta y críos alborotados dentro, de la carrera de San Jerónimo. AAnnttoonniioo PPÉÉRREEZZ HHEENNAARREESS REBOREDO Y SAÑUDO hambre con la llegada del invierno, ni el pá- nico de millones de seres humanos erran- do por el desierto con sus mínimas perte- nencias, parecen con- mover a este adalid de la paz. Sólo cuan- do conoce la conce- sión del gran premio pide la suspensión de los bombardeos. Es Mary Robinson la que plantea la petición como exigencia. Si continúa la guerra, no será posible que los alimentos y las medici- nas puedan llegar al pueblo afgano. El in- vierno lo hará inviable y la matanza será gi- gantesca. ¿No se dijo que la guerra no era contra el pueblo de Afganistán sino exclu- sivamente contra los terroristas y el Go- bierno talibán? Es siempre la gran mentira de los agresores. La misma que se utilizó para machacar Irak y causar la muerte de quinientos mil niños iraquíes. Madeleine Albright –otro campeón de la paz– dijo que la muerte de esos niños «mereció la pena». ¿También la merece el exterminio de Afga- nistán? Que responda Kofi Annan si es que para ello no tiene que interrumpir la penúl- tima reverencia ante USA. Primero bendi- ce a los chacales de la guerra. Después pi- de que se suspendan los bombardeos. ¿Por qué no lanza bolsitas de alimentos y medi- cinas, ornadas con su nombre y su imagen, sobre el pueblo aterrorizado de Afganistán? Si lo hace Bush ¿por qué no él? Su infamia no sería superior a la de su jefe. A Habermas le han concedido otro pre- mio de la paz. El de los libreros alemanes. Mucho más modesto. Sin tanto plus de pea- na. «Hay que fomentar el diálogo entre cul- turas y religiones, entre la sociedad secular y la comunidad religiosa; hay que confrontar nuestras ideas con el fin de no fomentar la imagen del enemigo. Hay que dialogar con la cultura islámica y, aunque resulte muy di- fícil, con los propios terroristas. El diálogo es un instrumento en la lucha contra el te- rrorismo». Son reflexiones propias de un hombre de paz. De un pensador de raza que, ante la ignominia del 11 de septiembre y la iniquidad del exterminio de Afganistán, de- fiende la cultura de la libertad y advierte contra la degeneración que supone «un de- seo mundial de mayor regulación», que tiene como pretexto la lucha contra el terrorismo. ¿Cediendo a sus presiones? ¿Claudicando ante sus objetivos? ¿Imitando sus procedi- mientos en nombre de la ley del más fuerte a la que inmediatamente se llama Derecho? ¿Llenando de impudicia la sangre asesinada por el terrorismo apocalíptico del 11 de sep- tiembre? ¿Llamando «libertad duradera» a una brutal agresión contra un pueblo pobre, inocente e indefenso? No es posible clavar los ojos más allá de esta infamia que, al pa- recer, causa un gozo indecible en amplios sectores sociales. ¿Por qué no prueban el dulcísimo sabor de las bombas de racimo, que destruyen y matan mucho mejor que las antiguas? ¿Por qué no se dedican al «extra- ño rito de no ver nada más que un animal sin ojos que se arrastra»? Leopoldo María Panero lo propone como sustituto de mirar- se a la cara o mirarse a los ojos. Así no se emponzoña la conciencia. JJooaaqquuíínn NNAAVVAARRRROO