2004-12-31.ABC.NOCHEVIEJA IGNACIO RUIZ QUINTANO
Publicado: 2004-12-31 · Medio: ABC
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34 Madrid MADRID AL DÍA NOCHEVIEJA IGNACIO RUIZ QUINTANO En el móvil de Pérez, el hijo del guardia, este saludo de republicana: afirmación “Cava y libertad.” Y Pérez no es Ro- dríguez, el nieto del capitán, que confunde a Alonso Quijano con don Antonio García Trevijano. Pérez es quien manda en España, y si Pérez dice cava y libertad, España beberá cava y libertad. “Voilà!”: la Noche- vieja. “¡Ay, mamá, qué noche aqué- lla!”, empezaba la habanera de “Una vieja”, la zarzuela de Campro- dón y Gaztambide. ¿Y qué noche se- ría aquélla? Eso quería saber en su día uno de los autores favoritos de nuestro Pérez, el padre Claret, con- fesor de la Reina Isabel II, arzobis- po de Santiago de Cuba y obispo de Trajanópolis “in partibus infide- lium”, coletilla, ésta, que sirve a Pé- rez para remachar sus discursos so- bre Madrid, donde el padre Claret predicaba con frecuencia. Lo hacía en la iglesia de Monserrat, situada en la plaza de Antón Martín, en el lugar del Monumental. Era esta iglesia patronato de catalanes y va- lencianos, que siempre llamaban al padre Claret, quien, al referirse a la licencia de las costumbres, acos- tumbraba decir: “¿Qué diremos, hermanos míos, de esas madres que llevan a sus hijas a esos teatros, centros de corrupción, en donde se oyen cantar cosas como ésta: ‘¡Ay, mamá, qué noche aquella!’...?” El “¡Ay, mamá, qué noche aquélla!” lo decía el padre Claret cantando en el púlpito como se cantaba en el tea- tro, y luego, con repentino cambio de voz y de ademanes, exclamaba, poseído de la mayor indignación: “¡Qué noche sería aquélla!” Así la noche de esta noche en Madrid, que será la noche de España. Cava y li- bertad. Los bomberos pasean en sus coches pintadas tremendas pa- ra asustar al alcalde, que no se asus- ta de nada. No se corta de tener a Cobo de vicealcalde, ¿y se va a cor- tar de tener los coches de bomberos más cochinos de la municipalidad? Cava y libertad. Los culos de bote- lla caerán sobre nuestras cabezas como los adoquines de la plaza de Dalí -la plaza diseñada por Fran- cesc Torres, Pacorro para los ami- gos- sobre la conciencia de quien, pudiendo hacer algo por retirarlos, no lo haga. Adiós a un bisiesto terri- ble. Ahora sí: el Madrid, otra vez campeón de Europa. VIERNES 31/12/2004 ABC DIMES Y DIRETES DAVID ORTEGA GUTIÉRREZ VICERRECTOR DE LA UNIVERSIDAD REY JUAN CARLOS MADRID 2012 Y LOS NACIONALISMOS En estas últimas semanas se han producido algunos desen- cuentros entre Madrid y el na- cionalismo catalán, concretados espe- cialmente en cuestiones deportivas (Selección catalana de hockey y Ma- drid 2012) con determinados reflejos económicos (boicot al cava catalán). Sinceramente no creo que sea ésta una dinámica sensata y racional, don- de claramente ambas partes salen perjudicadas. Sin embargo, estimo que es una buena ocasión para re- flexionar brevemente sobre el nacio- nalismo como ideología política. Desde una perspectiva de análisis politológico, el nacionalismo siem- pre se ha entendido como un pensa- miento débil o pobremente estructu- rado, pero que desde una dimensión empíricamente contrastada, habi- tualmente genera grandes dosis de violencia. El nacionalismo, por defi- nición, no piensa en términos univer- sales. El pensamiento de Kant, por ejem- plo, le resulta sumamente incómodo —ya el filósofo alemán, como el cíni- co Diógenes, se declaraba ciudadano del mundo—. Igualmente todo el pen- samiento liberal, desde Locke hasta Russell, pasando por Hume y Mill, por no hablar de la tradición huma- nista del Renacimiento en las perso- nas de Moro, Erasmo, Francisco de Vitoria o Vives. Uno de los principa- les problemas, de raíz, del nacionalis- mo es que el concepto de persona se ve tergiversado por el concepto de na- cional; el otro, el alter, en sus plantea- mientos existenciales prácticamente no se considera, lo cual, evidentemen- te, es el perfecto caldo de cultivo para el surgimiento de tensiones y conflic- tos. Lógicamente la vivencia naciona- lista encerrada constantemente en sí misma, está destinada a un seguro empobrecimiento. El proyecto político nacionalista re- sulta extraño en un tiempo que justo se mueve en la dirección opuesta. La principal característica de nuestro nuevo milenio es la apertura, la inter- nacionalización. Los grandes proble- mas que a todos nos afectan han de afrontarse precisamente desde una dimensión internacional, el naciona- lismo en este sentido es una realidad ya caduca, decimonónica. Considero que lo que nuestro tiempo necesita imperiosamente, son planteamientos en términos globales, universales, in- ternacionales, en un mundo globali- zado económica, mediática y ambien- talmente, por el momento. Así, el na- cionalismo no deja de ser una posi- ción ideológica empobrecedora y muy poco práctica, incluso bastante obstruccionista, para posibilitar la actitud de progreso y evolución que requiere nuestro mundo internacio- nalizado también personal y cultural- mente. El propio nacimiento de los dere- chos del hombre de la Revolución Francesa de 1789 tiene una indiscuti- ble vocación supranacional. La Decla- ración Universal de los Derechos Hu- manos de 1948, después de que Euro- pa padeciera la lacra del nacionalis- mo más terrible, parte del concepto principal de «familia humana», bus- cando evitar cualquier discrimina- ción o distinción en base, entre otras cuestiones, al origen nacional (artícu- lo 2). No tengo la menor duda de que el siglo XXI será en el que por fin se su- peren las estrechas y egoístas miras del nacionalismo, que principalmen- te nos ha aportado sentimientos e im- pulsos destructivos que han derivado en muertes, conflictos, tensiones y de- masiada violencia. Frente al naciona- lismo es preciso cultivar y educar el espíritu racional, basado en el ideal ilustrado del que nace nuestra actual democracia. No le falta razón a Russe- ll cuando pone el dedo en la llaga al afirmar: «si pudiésemos sentir legíti- mamente que somos los iguales de nuestros prójimos, ni sus superiores ni sus inferiores, quizá la vida sería mucho menos una batalla y necesita- ríamos mucho menos del mito em- briagador para procurarnos una fal- sa bravura». ABC (Madrid) - 31/12/2004, Página 34 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. 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