2001-11-01.LA RAZON.NO HAY DERECHO DE SECESIÓN AGT

Publicado: 2001-11-01 · Medio: LA RAZON

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OPINIÓN

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LA RAZÓN
JUEVES, 1 - XI - 2001

OTRAS RAZONES

NO HAY DERECHO DE SECESIÓN
L a reforma pe-

LA GUERRA COMO NEGOCIO

dida  por  el
PNV para dar
cobertura legal a un
Estatuto soberanista
solamente se basa en
el sentimiento de una
ínfima  porción  del
pueblo  español.  A
menos que las vacie-
mos de todo sentido
inteligible, las voces soberanía y autogo-
bierno, referidas a una parte integrada en
un  todo  político,  equivalen  a  Secesión.
Una situación de hecho a la que jamás se
puede llegar por la vía del derecho. No por
mala voluntad de casi todos frente al sen-
timiento separatista de unos pocos, pero sí
porque este sentimiento no es constitutivo
de un derecho natural que los demás deban
respetar como si fuera un derecho funda-
mental de la persona. Lógica y ontológi-
camente,  el  derecho  de  secesión  es  una
contradicción en los términos. Donde hay
secesión no hay derecho. Donde hay dere-
cho no hay secesión.

En las leyes ordinarias prevalece el de-
recho de todos los ciudadanos contra el de
uno solo. En la norma constitucional de la
democracia prevalece el derecho personal
de  uno  solo  contra  el  de  todos.  Y  una
Constitución que reconociera el derecho a
la Secesión, que no es algo individual sino
colectivo, no sería Ley incondicionada ni
Norma garantista de la libertad constitu-
yente.  Pues  lo  constituido  carecería  del
vínculo  sustancial  que  hace  de  un  todo
compuesto una unidad estructurada y fun-
cional, y no una mera unidad aditiva de su-
mandos. Esto se entenderá mejor con las
nociones de todo y parte elaboradas en la
filosofía, a las que se debe acudir para con-
tinuar la senda abierta en este periódico
por el Sr. Sentís. Sabremos así qué clase
de absurdo sostiene la creencia en el dere-
cho de Secesión.

Con justa causa o sin ella, con derecho
o sin derecho, es indiscutible que España
se constituyó en unidad política estatal, re-
conocida como sujeto en las relaciones in-
ternacionales, desde hace más de quinien-
tos años. Excluida de esta reflexión la idea
de que pueda fragmentarse en varios Esta-
dos por la fuerza de las armas o del terror,
que es la tesis irreal, pero lógica, de Eta,
se cuestiona si a España la puede dividir
un derecho político de separación a favor
de pueblos nacionales, sin guerra de sece-
sión, que es la tesis de los dirigente del
PNV.

Cuando deje de ser obsesivo el tema del
terrorismo islámico, continuaré mis análi-
sis sobre la voluntad colectiva y la libertad
política, respecto al vínculo sustancial que
une de la misma manera a todos los pue-
blos de España, para demostrar que la Se-
cesión como derecho es más irreal y ab-
surda  que  la  Independencia  con  sangre
buscada por Eta.

Para andar por estos terrenos hay que
caminar por el oscuro sendero que condu-
ce al supuesto derecho de Secesión, ilumi-
nándolo con luces de la razón y fuegos del
corazón diferentes de los que alumbran el
derecho a la Independencia.

Pues son cosas y caminos contrapues-
tos que casi todo el mundo confunde. El
derecho de Secesión es previo y distinto

al  derecho  de  Inde-
pendencia. Éste per-
tenece a un todo que
pretende liberarse de
la dominación ajena
y  forzada.  Aquél,  a
la parte que pretende
liberarse  de  una
unión propia y forzo-
sa  al  todo.  La  parte
que quiere separarse
ha de conseguir previamente, mediante el
reconocimiento  de  las  demás  partes,  la
condición holística de un todo nacional y
reclamar el derecho a separarse de lo da-
do por la historia como un todo existen-
cial.

Dicho  reconocimiento  será  imposible
mientras el todo –incluida la parte sece-
sionista– no tome conocimiento social y
conciencia moral de que ya no es, mate-
rialmente, el todo formal que sigue siendo.
El derecho formal a la secesión no podría
nacer más que del hecho material de la se-
cesión. Y, pese al noluntarismo de la Tran-
sición, España traduce todavía un todo ma-
terial que es.

AAnnttoonniioo  GGAARRCCÍÍAA  TTRREEVVIIJJAANNOO

M ás  de  tres

semanas de
una  guerra
de  exterminio.  Bom-
bas y misiles inteligen-
tes  exhiben  talento  y
sensibilidad asesinan-
do niños y enfermos,
mujeres y hombres in-
defensos.  Misiles  y
bombas  de  racimo
que, una y otra vez, siempre por error, destro-
zan mezquitas, almacenes de la Cruz Roja,
hospitales, escuelas, asilos e instalaciones de
la ONU. Se proclamó la justicia infinita, luego
la libertad duradera, contra el terrorismo y sus
cómplices, no contra el pueblo afgano. Pero
éste es el único agredido, la verdadera vícti-
ma. Aterrorizado, enfermo y moribundo vaga
errático y harapiento por los desiertos afganos.
A todo esto, sin la más mínima prueba de la
conexión de Ben Laden y los suyos en la tra-
gedia del 11 de septiembre. Ni una sola. Ni el
más frágil indicio de que el Gobierno afgano
tenga algo que ver. Ni la más ligera sombra de
la implicación de tramas o urdimbres con ba-
se en Afganistán. Aseguran los expertos que
un colegial de secundaria rechazaría las «con-
tundentes  pruebas»  mostradas  por  Bush  a

LA ESPECIE ASESINA

«L a  especie  elegida»,  tituló Ar-

suaga, pero creo que se refería
más a sus queridos neanderta-
les, la otra estirpe humana que ha existido
y a la cual borramos, como primera medi-
da, de la faz de la tierra. A nosotros nos
cuadra más «La especia asesina». El homo
sapiens, desde su recientísima aparición,
apenas 180.000 años entre los 3.500 millo-
nes de años de vida sobre el planeta, ha lo-
grado récords escalofriantes que nos hacen
merecedores del calificativo.

Ha extinguido a centenares de otras es-
pecies animales y está a un paso de acabar
con miles de ellas más. Ha alumbrado una
civilización cuya agresión a la Naturaleza
es tan terrible que amenaza con degenerar-
la de manera irreversible. Su violencia no
sólo  es  extraespecífica  sino  también  in-
traespecífica y dirigida con inusitada cruel-

dad  contra  sus  propios
congéneres.

Ha manipulado virus
y  bacterias  que  pueden
acabar con buena parte
de la población humana. 
Ha creado y almace-
nado armas nucleares de
destrucción masiva capaces de volar seis
veces la propia Tierra. 

Es un hecho científico, contrastado em-
píricamente en la historia, que toda arma
acaba por ser empleada. Es sólo una cues-
tión de tiempo.

Quizá estemos ya en ese tiempo. Cono-
ciendo al homo sapiens, es para tener mie-
do. Miedo por nosotros mismos. Miedo por
la tierra entera.

AAnnttoonniioo  PPÉÉRREEZZ  HHEENNAARREESS

REBOREDO Y SAÑUDO

Blair y demás acólitos
y verbalmente comu-
nicadas a nuestro sar-
gento-presidente. Co-
mo  en  la  cantata  de
Santa  María  de  Iqui-
que, se mata por matar.
En nombre de la liber-
tad  y  la  democracia.
Para colmo, leyes anti-
terroristas que destru-
yen lo poco que aún nos queda del viejo ideal
de la democracia. Mucho más que bombas y
misiles. Dicen que mutilar la libertad es una
exigencia de la seguridad. El terrorismo de Es-
tado lo es también. 

Por encima de todo, los negocios de la gue-
rra. El petróleo de Turkmenistán encontrará
por fin, machacado Afganistán, su necesario
oleoducto afgano. USA establecerá su domi-
nio en la riquísima zona del Mar Caspio, sin
impedimentos iraníes, afganos o rusos. Bush
y Cheney son petroleros multimillonarios y lo
serán aún más gracias a la guerra. La Carlyle,
la sociedad privada más rica del mundo, está
haciendo su agosto, poniéndose las botas con
Bush, gracias a la guerra. La integran el ex-se-
cretario de Defensa USA Frank Carlucci, Ja-
mes Baker –ex-secretario de Estado– y Fred
Malek, director de la campaña electoral de
Bush padre. Éste representa a Carlyle en el ex-
terior, como agente de ventas. Doce mil mi-
llones de dólares de facturación anual. General
Dinamics, Lockheed, Northrop o Raytheon
están  logrando  contratos  supermillonarios
desde el 11 de septiembre. La Lockheed aca-
ba de suscribir con el Pentágono, para las fuer-
zas armadas de USA y Reino Unido, el ma-
yor contrato militar de la historia: tres mil
cazabombarderos con un coste de 225.000
millones de dólares. Es el comienzo de una
Edad de Oro para las grandes corporaciones
armamentistas. Dijo el presidente Bush, al co-
menzar la agresión contra el pueblo afgano,
que nunca gastaría misiles de dos millones de
dólares por unidad para que alcanzaran tien-
das de lona vacías e impactaran en el culo de
un camello. Añadió sonriente: «Es para que
no haya vuelta de hoja». Para que no sea po-
sible la reconstrucción de Afganistán si no es
como colonia norteamericana. Así se hace jus-
ticia con las víctimas de las Torres Gemelas y
el Pentágono. Así se hace negocio con su san-
gre asesinada. Así se lucha contra el terroris-
mo internacional. Con un terrorismo mucho
más poderoso e infinitamente mejor financia-
do y productivo. Todo Estado está siempre en
guerra, más o menos latente, con la sociedad
civil sobre la que se erige. Al fin y a la postre,
la razón de Estado es el conocimiento de los
medios adecuados para fundamentar, conser-
var y engrandecer dominio y señorío. El Es-
tado reposa siempre sobre el terror. USA lo
está demostrando más allá de cualquier duda
razonable. Dicen ahora algunos británicos,
alemanes o franceses que no ven claro el ob-
jetivo de la guerra. Al parecer, están desazo-
nados porque cada vez es más palmario que
se trata de un gigantesco negocio que nada tie-
ne que ver con los asesinatos del 11 de sep-
tiembre. Saint-Just dijo ante la Convención:
«Todas las piedras necesarias para el edificio
de la libertad están talladas; con esas piedras
podéis levantar un templo o una tumba». Me-
jor un templo funerario en que los asesinos
cuenten dólares y muertos al mismo tiempo.

JJooaaqquuíínn  NNAAVVAARRRROO