1994-08-18.ABC.NO A LA RAZON NACIONALISTA CONTRERAS

Publicado: 1994-08-18 · Medio: ABC

Ver texto extraído
26 / A  B C

NACIONAL

JUEVES 18-8-94

Cuaderno  de notas ==
NO A  LA  «RAZÓN  NACIONALISTA'
ESTAMOS tan habituados a

Por Lorenzo  CONTRERAS
cribe la Historia.

El  Burladero
PASA  EL  MAR

Por Víctor  MÁRQUEZ REVIRIEGO

mar  los  argonautas  del  pelotazo.
Mi  querido  Luis  Herrero,  en  un
libro  revelador  y  recomendable,
«El ángel  caído», describe  la co-
misión exigida por Conde a Juan
Abelló tras  la venta del laborato-
rio  familiar.  Fue  un  «swan»  lla-
mado «Pitágoras», como el hom-
bre del triángulo, de la armonía y
de  la  música  de  las  esferas.
Abelló contó a Luis Herrero:

-Me  hace un chantaje afectivo
claramente  inmoral. Pero él sabe
que  yo  soy  un  «gentleman»  y,
conscientemente, abusa de mí.

Para  más  información,  léanse
programas  de  mano,  como  se
decía  en  las  antiguas  ferias.  En
este  caso,  el  libro;  revelador,
como  dije, y  no  sólo  por  lo  que
en él se ha destacado  de investi-
gación  y  novedades,  sino  por
algo  para  mí  mucho  más signifi-
cativo.  Como  sin  darle  importan-
cia,  a lo largo del relato embebe-
dor  que  no embobador,  suelta el
autor  un  conjunto  de  pequeños
hechos  que  son  definidores  de
cómo  está  el  patio  y  de  quiénes
navegan  por  la  espuma  de  ios
días  de  nuestra  madre  España
(y  parte  del  extranjero,  que  algo
sale  también  de  Italia).  No  son
detalles  ornamentales,  y  sí
acaso  restos  del  naufragio.
Como  aquellos  cajones  rotos,
desvalidos  sombreros  y  fruta  fa-
llecida  que  flotaban  en  los  puer-
tos chilenos de las  navegaciones
y  regresos  del  poeta  de  Isla Ne-
gra.  No  sé  si  habría  pitagóricos
cisnes  por  aquellas  riberas.  Re-
cuerdo  del  puerto  del  Valparaíso
los  enormes  pelícanos,  en aque-
lla  aguas  que  se  habían  resig-
nado a la inmundicia y a las hue-
llas digitales del aceite...

CUENTAN  las  económicas

páginas abecedarias que la
empresa constructora  de  los  últi-
mos  yates  de  Mario  Conde  y
Javier  de la  Rosa  no anda bien.
Pérdidas,  disminución  de  la  car-
tera  de  pedidos  y  despido  de
muchos trabajadores. Tan facilón
resulta  el  artículo, que trataré  de
oscurecerlo,  siguiendo  en  ello  el
consejo  del  maestro  que,  cer-
cana  la  hora  del  mediodía,  en-
traba  en  el  valle  de  los  juncos
pensadores.  Pero,  claro,  cómo
no  recordar  que  hasta  Felipe
González  -que  no  me  estará

Felipe González

leyendo-  tal  vez  navegue  ahora
por  las  bajuras  de  Arenas  Gor-
das, 
y  en  su  día  y  su  verano  se
embarcó  en  el  «Azor»,  propia-
mente  la  llamada  nave  del  Es-
tado.

Nada  más  oscuro  que  los vie-
jos  símbolos.  Y  a  ellos  recurro
para  esclarecer  todo.  Juan
Eduardo  Cirlot  une la caza  y la
navegación  entre  esas  cosas
que  enloquecen  el  cora-
zón  del  hombre,  perse-
guidor  del  éxito  social,
acaso  para  olvidarse  del
enemigo  que  siempre
lleva  dentro.  A  su  ex-
traña  y  homérica  ma-
nera,  Ulises  fue  también
un  cazador  de  sensacio-
nes  que  navegaba  ca-
mino  de  ninguna  parte,
como en el viaje de  Fer-
nán-Gómez,  para  regre-
sar al sitio de donde par-
tió.  Dichoso  quien, como
él,  ha  hecho  un  largo
viaje  para  luego vivir en-
tre  los  suyos  el  resto  de
su vida.

Esto  del  barco  (pues
lo de  hablar  de  yates  es
cosa  de  pobres)  tiene
que  ser,  sin  duda,  muy
importante.  Lo  fue  para
los  argonautas  del  ideal,
y,  a lo que  parece,  no lo
es menos para lo que al-
gún  malvado  podría  lla-

los  mensajes  estupefa-
cientes  de  Arzallus  que  ya  no
producen los efectos de antaño,
aunque  conserven
algunos.  Ahora,
ante  la  pretensión
judicial  de  que  los
etarras  reinsertados
hagan  frente  con
sus  haberes  a  las
indemnizaciones
que  merecen  sus
víctimas, el dirigente
nacionalista  se  ha
revuelto como un ti-
burón,  alegando
que  ello  haría  casi
imposible  su  devo-
lución a la vida nor-
mal.  Puede  que  sea  verdad,
pero siempre cabría arbitrar al-
guna fórmula para que quienes,
sin delitos de sangre, merezcan
la  reinserción  social,  lleguen  a
resarcir.  Arzallus  aspira  a con-
vencer de sus argumentos, y no
lo  logra.  Menos  normal  que  la
vida  de  cualquier  beneficiado
por  la  clemencia  penitenciaria
es  lo de aquellos  que soporta-
ron el zarpazo terrorista. Lo que
el  líder  nacionalista  vasco  sí
consigue  es  persuadirnos  de
que la excarcelación de los pre-
sos etarras es una prioridad de
su política y de la política de su
partido.  Así  se  explica  que  no
invocara  cenizas  celestiales
cuando  Amedo  y  Domínguez
obtuvieron  el  régimen  abierto.
Estaba en juego un trueque po-
lítico  pactado  con  el  Gobierno,
por más que su denuncia polí-
tica  y  periodística  quiera  pre-
sentarse, por quienes pactaron,
como  una  infamia.  Así  se  es-

Arzallus quiere una vida con-
fortable  y  normal  no  sólo  para
los reinsertados sin sangre, sino
también,  cómo  no,
para  los  sanguina-
rios. Los nacionalis-
tas de su estirpe as-
piran a que la Histo-
ria se  reescriba  no
tanto en clave de re-
conciliación  como
en  clave  de capitu-
lación  política  de
España ante la «ra-
zón  nacionalista».
Pretenden  que  lo
ocurrido  hasta
ahora, toda la suce-
sión  de  crímenes  y
atrocidades, esté enmarcada en
los términos de una guerra ni si-
quiera  civil,  de  una  guerra clá-
sica entre un pueblo que desea
emanciparse  y  otro  que  lo
oprime. De esta manera se lle-
garía  a  una  paz  también  clá-
sica, en la que, a cambio de un
silencio temporal de  las armas,
la Justicia y hasta la gloria esta-
ría  de  parte  del  presunto  opri-
mido. Los callejeros de las ciu-
dades  vascas  no  tardarían  en
rendir  homenaje a los nombres
de  unos  supuestos  «gudaris»,
liberados  del  baldón  de- haber
matado  alevosamente  a tantos
cientos  y  cientos  de  personas
inocentes e indefensas.

Pero lo que, en realidad, pro-
cede es perder el complejo his-
tórico frente a los nacionalismos
(igualmente  ante  el  catalán)  y
saber darles la dimensión histó-
rica menor que tienen, su carác-
ter de  invención  ideológica ins-
crita  en  una  circunstancia  que
ha  servido  de  punto
de  partida  para  una
gigantesca  tergiver-
sación  de  la  realidad
nacional,  que  no na-
cionalista.  Lo  ha  di-
cho  lúcidamente  en
El  Escorial  e¡  abo-
gado  Antonio  García
Trevijano, del que no
se  podrá  pregonar
una  carencia  de eje-
cutoria democrática.

Urge  recuperar  en
este  final  de  siglo,
que  tantas  evocacio-
nes trae  de  una pro-
funda  crisis  de  la
moral patria,  la  idea
de  una  España  rea-
firmada  y  decorosa
frente  al  aldeanismo
nacionalista,  que
sólo sería de opereta
si  no  hubiese  hecho
durante  tantos  años
una  disculpa  del  cri-
men.

ABC (Madrid) - 18/08/1994, Página 26
Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los
contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición
como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los
productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.