2004-02-05.LA RAZON.NI NACIONES NI REGIONES AGT

Publicado: 2004-02-05 · Medio: LA RAZON

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NI NACIONES NI REGIONES 
LA RAZÓN. JUEVES 5 DE FEBRERO DE 2004 
ANTONIO GARCÍA TREVIJANO 
Los gobernantes de Cataluña y País Vasco quieren tener voz y voto en la UE. Tal despropósito proviene necesariamente de ignorancia inexcusable o mala fe, tipificadas en el campo del fraude punible. La libertad de pensamiento y expresión elimina, en buena ley, el delito de opinión. Pero obtener votos premiados con fondos públicos mediante promesas electorales de cumplimiento objetivamente imposible, eso no es opinar, sino estafar al electorado por ánimo de lucro y ambición de poder. 
   Ningún político puede ignorar que la UE nace de un complejo proceso cuyo desarrollo se inspira en la estrategia de conciertos estatales inaugurada en la era postnapoleónica. Cooperación entre estados vecinos, de distinta capacidad, para establecer la paz europea sobre un equilibrio entre estados lejanos de similar potencia. Esta estrategia no cambió, en lo esencial, cuando el romanticismo hizo de las naciones entidades históricas independientes de la personalidad jurídica de los estados que las representaban. 
   Los nacionalistas Bismarck y Víctor Manuel practicaron, con principios diferentes al de la legitimidad, tan vinculado a la ideología de la Restauración, la misma diplomacia de equilibrio entre potencias que el Congreso de Viena había definido para los estados. Dicho de otro modo: la UE no ha seguido el modelo de las unificaciones estatales de una misma nacionalidad, ni el de la federación de soberanías nacionales en un Estado plurinacional, sino el de las uniones de librecambio y protección industrial en zonas sometidas a las soberanías separadas de varios estados. El mayor contenido económico, la voluntad de permanencia y el traspaso de competencias administrativas o financieras, desde los Estados asociados a los organismos comunes, no constituyen un nuevo estado plurinacional ni una supernación europea. 
   Pese a las síntesis ideológicas propuestas por los historiadores para hacer comprensibles o dotar de sentido a los cambios operados de siglo a siglo en las relaciones internacionales, nunca ha existido una Europa de las Naciones, como tampoco un organismo mundial cuya realidad corresponda al nombre de Sociedad de Naciones. Cualquier pensamiento o propósito sobre la Europa futura, si ha de ser sincero, debe partir de la constatación de la realidad actual: sólo existe, y sólo puede existir a no ser que se destruya lo existente, una Europa de los Estados. Para el porvenir de las regiones o nacionalidades, las consecuencias de esta única realidad son inexorables. 
   Sean regiones históricas o nacionalidades sin Estado propio, Cataluña y País Vasco no pueden actuar ni estar representadas en la UE. La acción y la representación del Estado español las incluye y les afecta del mismo modo que a Extremadura o Andalucía. Esta situación ni siquiera podría cambiarla la sustitución de la actual Monarquía por una hipotética República Federal. También entonces Cataluña y País Vasco tendrían que actuar y estar representadas en Europa a través del Estado español. Sólo en el caso de que se independizaran de España mediante una guerra civil, sin federarse luego de la victoria con el resto de España, podrían entrar en la UE, si la Francia de bretones, vascos y «rusilloneses» lo permitiera. 
   Dada la degradación de la vida política y cultural, no es inimaginable que, en busca del bolsón cada vez mayor de votantes tontos o ilusos, algún partido independentista prometa vasco-catalanizar el reino selenita, mediante un viaje autónomo a la Luna para hincar la ikurriña y la senyera, como el jerezano Núñez de Balboa clavó el pendón de Castilla a orillas del Pacífico. No es menor la fantasía, ni más perdonable el timo de obtener dinero público y poder nacionalista con la promesa electoral, a incautos soñadores, de integrar la encantadora Cataluña y el delicioso País Vasco en una UE que no asocia naciones ni regiones.