2001-08-06.LA RAZON.NACIONALISMO ESPAÑOL AGT

Publicado: 2001-08-06 · Medio: LA RAZON

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OPINIÓN

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LA RAZÓN
LUNES, 6 - VIII - 2001

OTRAS RAZONES

NACIONALISMO ESPAÑOL

LA ANTIGLOBALIZACIÓN EN EL BANQUILLO
T e propongo, es-

o de chamanes.

de orden moral o vo-
luntario (pertenencia
a la nación española
y  sobre  la  que  la
libertad colectiva ca-
rece  de  toda  com-
petencia.

Esta operación de-
mocrática  contra  el
derecho de Secesión
no tiene retranca na-
cionalista ni cinturón jacobino. Aunque
habría que completarla, para no eludir su
concomitancia sentimental, con la distin-
ción que nadie osa hacer entre dos senti-
mientos que la Transición hizo sinónimos,
cuando en rigor histórico y nocional son
casi antónimos: patriotismo y nacionalis-
mo. Un patriota leal no puede ser nacio-
nalista. Pues no considera legítimo que la
idea de patria sea abusada como bandera
de partido o de facción. Lo más engañoso
del nacionalismo es su falso patriotismo.
Mussolini, Hitler y Franco son arquetipos de
esta fraudulenta política. El  patriotismo,
sentimiento natural de la especie, pide res-
peto y piedad por todo lo que la necesidad
humana ha hecho común. El nacionalis-
mo, sentimiento cultural de la ambición
de poder, pide desprecio e impiedad por
todo lo que la libertad o la naturaleza ha-
cen distinto.

AAnnttoonniioo  GGAARRCCÍÍAA  TTRREEVVIIJJAANNOO

timado  lector,
sin  duda  bien
versado en las polémi-
cas sobre las últimas
cumbres, una pregun-
ta: ¿dónde has encon-
trado mayores dislates
argumentativos, en la
defensa de la globali-
zación o en la repulsa
al movimiento antiglobalizador? Este último
no sólo vapuleado y tiroteado, sino vilipen-
diado por los grandes líderes y por la mayoría
de los medios de comunicación a su servicio.
A mi modo de ver hay una diferencia clara.
Los defensores de la globalización recurren
a lo que en mi anterior artículo calificaba de
«trampas conceptuales», intentando cierta ló-
gica sofística; las críticas al movimiento an-
tiglobalizador se convierten en un coro de in-
sultos caótico y contradictorio. 

En primer lugar sorprende la hostilidad
despectiva con que la antiglobalización es tra-
tada. Así algún diario que se pretende objeti-
vo, serio y bien informado calificaba de «gu-
rus» a las figuras que en el Foro alternativo
exponían la crítica a la globalización y los
manifestantes  eran  descritos  como  gentes
«del más variado pelaje». No son estos tér-
minos que se apliquen al bando contrario,
aunque sin duda a los grandes líderes y los
defensores de la economía globalizada les
cuadraría perfectamente el apelativo de gurus

IMPACIENCIA SANITARIA

E l verano actúa, en demasiadas ocasio-

nes, como un bálsamo calmante para
sofocar tensiones y facilitar períodos
de reflexión. Y las vacaciones estivales son,
en opinión del espía sanitario, lo único que
mantiene en la sombra una seria crisis in-
terna en el Ministerio de Sanidad, el de Ce-
lia Villalobos.

Hasta JuanBravo ha llegado ese rumor
que habla de cambios en el Gobierno para
septiembre, que llevarían aparejada la caída
en desgracia de doña Celia. El espía admite
que todo es posible en estos tiempos, cree
en cambio que es una serpiente de verano y
que no hay datos que así lo indiquen. Y es

que todavía no ha visto al presidente Aznar
andar jugueteando con su cuaderno de tapas
azules. Pero asegura que sí hay decisiones
tomadas, y que una de ellas será una llama-
tiva criba en el Insalud, donde rodará más de
una cabeza. Sanidad es consciente, ante el cre-
cimiento de las listas de espera y el problema
de los interinos, de que la gestión del Insalud no
anda en sus mejores momentos y que, en lugar
de ayudar a Villalobos a presentar una gestión
aceptable (si es que es posible olvidar  lo del
aceite y las vacas locas), ese departamento se ha
convertido en otro frente abierto. Y son ya de-
masiados para Celia.

JJuuaann  BBRRAAVVOO

REBOREDO Y SAÑUDO

P ese a su atrac-

tivo popular y
a sus intensos
goces del poder esta-
tal, los sentimientos
nacionalistas perma-
necen  en  estado  de
insatisfacción  cons-
tante  o  de  honda
frustración nacional.
Ejemplo del primero,
el nacionalismo catalán. Del segundo, el
vasco. De al insatisfacción nace el hábito
de reivindicar incesantemente. De la frus-
tración, el de vindicar con mente violen-
ta. Existe divergencia emotiva entre los
partidos enamorados de una vieja nacio-
nalidad mediterránea y los apasionados
por una nueva nación cantábrica. Los na-
cionalismos atlánticos de Galicia y Cana-
rias  traducen  sentimientos  de  injusticia
creados por el retraso en el desarrollo de
regiones  mal  comunicadas  con  centros
irradiantes de progreso económico y téc-
nico. ¿A qué tipo de sentimiento obedece
y cómo se expresa el nacionalismo espa-
ñol?

Las ideologías que tuvieron el poder es-
tatal y lo perdieron al cambiar el Régi-
men, manifiestan su malestar por todas
partes sin estar en ninguna, al modo de
sentimientos heridos y voladas de profeso
renegado. Así resiente el nacionalismo es-
pañol. Nadie lo confiesa. Nadie lo profe-
sa.  Nadie  lo  defiende. Y,  sin  embargo,
todo lo anega de resentimientos reaccio-
narios  o  de  reflejos  antifranquistas.  La
Transición consagró la paradoja de exal-
tar los nacionalismos periféricos, como
progresistas, y condenar el español, como
reaccionario. De tal paradoja vino el de-
magógico Estado de Autonomías y el caos
actual frente al derecho de Autodetermi-
nación. Los partidos españoles no lo nie-
gan,  para  no  parecer  franquistas.  Pero
tampoco lo afirman, para no parecer fran-
quistas. Pero tampoco lo afirman, para no
parecer  abandonistas.  Sin  embargo,  se
achaca al sentimiento españolista, camu-
flado con vergüenza en el PP, su rechazo
provisional.

Uno de los mejores analistas de este te-
ma, J. A. Sentís, nos sugiere en LA RA-
ZÓN (26-7-01) que no es el nacionalismo
español lo que impide la autodetermina-
ción, sino la lógica de la lealtad imparcial
al todo, frente a la parcialidad siempre im-
plicada en lealtad a la parte. Pese a la ele-
gancia geométrica de esta sugerencia, el
separatismo vasco denunciará en ella el
círculo vicioso donde se mueve el nacio-
nalismo español, no queriendo reconocer-
se como tal cuando niega la condición de
todo a la nación vasca, que es la petición
de principio.

Para evitar alegaciones de mala fe inte-
lectual o réplicas sin fundamento (al su-
puesto  signo  nacionalista-español  de
toda negación del derecho de autodeter-
minación), hay que coger el toro separa-
tista por los cuernos, para que la demo-
cracia lo desmoche de pitones fascistas
(concepto subjetivo de nación como pro-
yecto  y  sueños  imperiales  como  ambi-
ción), poniendo en el lado derecho de su
testuz el concepto objetivo de nación y en
el izquierdo la libertad política. Así no
podrá inherir en una cuestión que no es

Vayamos, empero,
a las contradicciones.
Mientras  desde  las
más altas esferas espa-
ñolas se califica nada
menos que de «fascis-
tas» a los manifestan-
tes contra la globaliza-
ción, Berlusconi hace
descubrimiento
un 
sensacional: el comunismo está oculto y ma-
nipulador detrás de la protesta. Ciertamente
no hay nada nuevo bajo el sol. También el
franquismo calificaba de comunistas a los
más variados movimientos de oposición. ¿Si-
gue el fantasma del comunismo recorriendo
Europa? Naturalmente que la globalización
propugnada por el capitalismo neoliberal e
imperialista es lo más opuesto a la sociedad
sin explotación, anhelada por el ideal comu-
nista. Pero no parece que el oro de Moscú ac-
tualmente, compre a los jóvenes contestata-
rios, a quienes se reprocha estar obscuramente
financiados. Al mismo tiempo que se les pre-
senta como jóvenes ociosos, gozadores de una
vida fácil en el Primer Mundo. Cual si el des-
clasamiento y la solidaridad en lugar de virtu-
des y piezas clave del progreso social fuesen
deméritos. Violentos desarrapados en una crí-
ticas, señoritos en otras. Anarquistas, comu-
nistas, ecologistas, pacifistas, ¿qué une a es-
tas  gentes  de  tan  «variado  pelaje»?  Se
pretende que no poseen respuestas concretas.
La exaltación panglossiana del mundo actual,
realizada no desde una ingenua ideología co-
mo la del personaje de Voltaire, sino desde la
privilegiada instalación en él, se niega a per-
cibir los múltiples costados en que no ya «ha-
ce agua» sino sangra dicho mundo. Sangra
con la multitud de las víctimas explotadas. Y
no es de extrañar que su crítica ofrezca tan-
tos flancos, destacados con diversa intensidad
en los distintos movimientos, lo cual no ex-
cluye su última unidad en la repulsa. Una re-
pulsa que de hecho propone reformas, pero
que, definitivamente. ha de mirar hacia un
cambio revolucionario.

Una de las críticas más surrealistas que se
hacen al movimiento antiglobalización es la
utilización del internet para comunicarse sus
partidarios. ¿Deberían utilizar palomas men-
sajeras o señales de humo? La objeción no só-
lo es pintoresca. resulta significativa. Sinto-
mática del juego a que me refería en anterior
artículo y que pretende identificar desarrollo
tecnológico y globalización. La crítica a ésta
no se desarrolla como pretensión de volver a
arcaicos tiempos, también plagados de injus-
ticia, sino como proyecto de aplicar las enor-
mes capacidades de la ciencia y la técnicas
actuales a una nueva civilización, perfecta-
mente posible. en que los seres humanos pue-
dan compartir justa y democráticamente los
frutos de la tierra y del trabajo. en relación ar-
moniosa con el planeta.

Y queda pendiente la más difundida acu-
sación contra las manifestaciones antigloba-
lizadoras: la de su violencia. No se sabe bien
en qué medida es provocada. Pero, además
de haber atraído la atención de los medios de
comunicación, como en anterior ocasión he
señalado, ¿qué supone esta violencia calleje-
ra al lado de la que sume en el hambre y la
miseria a gran parte de la humanidad bajo la
hegemonía impune del G 8 y su brazo arma-
do la OTAN?

CCaarrllooss  PPAARRÍÍSS