1994-09-05.EL MUNDO.MI CONJURA AGT
Publicado: 1994-09-05 · Medio: EL MUNDO
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MI CONJURA EL MUNDO. LUNES 5 DE SEPTIEMBRE DE 1994 ANTONIO GARCÍA TREVIJANO Los “compungidos” de Don Ernesto Lluch deben ser legión. Todos ellos arrepentidos y avergonzados de haber cometido un pecado de omisión, compadecidos del sufrimiento que su falta de valor ha debido causar al servicial gentilhombre de alcobas. Todos lo sabían. Pero ninguno se había atrevido a denunciar la siniestra conjura que el Caballero de la Camarilla Redonda, corriendo aventuras sin cuento, ha tenido, él solo, que deshacer. La fatal conjura estaba urdida tan a cubierto de delaciones que los propios conjurados no la conocían. Esa era su desconcertante originalidad y su formidable peligro, Sin saberlo, cada uno de los conjurados caminaba, como en la tragedia griega, hacia su fatídico destino. En realidad, era la propia fama quien los conjuraba a su sino destronador. Conducidos por ella, famosos escritores y periodistas, el más famoso de los banqueros y el más famoso de los socialistas, no podrían sustraerse al conjuro de la sibila, tras la publicación del dossier anunciado por tan celoso secretario de escándalos. La orácula, como las brujas de Macbeth, lo había sentenciado: “la sede vacante es para la cabeza memoriosa, y si rehúsa, para la bicéfala”. El sabueso real se despistó en el rastro. El socialista de imaginaria acertó. Decía Tocqueville que “en política se perece por haber tenido demasiada memoria”. Y ¿quién ha perecido políticamente en la transición a causa de su imborrable memoria de la dictadura? ¿Que escritor recuerda hoy el anticatalanismo visceral de La Vanguardia durante sus cuarenta años de españolismo franquista? ¿ Que intelectual extrae su pensamiento de la memoria de los acontecimientos y no de las falsas ideas del poder? ¿Quién se acuerda ya de las hazañas represivas de los enemigos de la libertad que hoy manipulan, contra la de expresión, el oligopolio de los medios de comunicación? Yo lo conozco bien, dice a los poderosos el gentilhombre ayuda de cámaras. ¡Es Saint-Just Trevijano! El enemigo público que quiere desviar el curso monárquico de la Historia para ser Presidente de la República. Pero no temáis, Yo convocaré en la Vanguardia del miedo a todos los tránsfugas y mentirosos del Reino, antes de los Idus de septiembre, para rematar la vida civil de una vida política que fue matada con la difamación de negritud. Yo lo conozco bien. Su punto débil es el orgullo. No resistirá una difamación en el terreno profesional. El “compungido” Don Ernesto le felicita por su valor y le corrige suavemente: no se trata de una conjuración propiamente dicha contra la Monarquía, sino de una torpe acción anticonstitucional promovida por la Escuela de Vitoria, y por el pastel de derechas de todo EL MUNDO con sus brillantes cerezas rojas, en apoyo de Trevijano. Al venir la corrección de un Rector de Universidad de verano, pensé que esa Escuela sería un seminario de filosofía escolástica que habría sentido simpatía por mi defensa de los negros, como la despertada en el siglo XVI por la escuela del Padre Vitoria en Salamanca, con relación a los indios. Y mi insoportable orgullo se sintió halagado. Cual no sería mi decepción cuando el fundador de la Escuela, un antiguo promotor de la representación familiar en las Cortes franquistas, se declara autor de la conjura y la explica: él no ha propuesto a nadie a la Presidencia de la República, sino que se ha dirigido a todos los partidos para que nombren a Trevijano presidente de un gobierno de concentración nacional, y si este rehusara, al Sr. Belloch. El simple fax de un iluso ha provocado la estampida del miedo y de la corrupción hacia su redil de espionaje en La Vanguardia. No era necesario. La saludable amnesia política no corre peligro con una conjura de la memoria. El secreto del enigma está en la cabeza bicéfala. Que no es la del ministro, sino la que resulte de la división democrática del poder. Pues mi única conjura ha sido, es y será siempre la del futuro, o sea, la conjura española y pública de la democracia.