2009-10-26.NUEVA ESPAÑA.MEMORIAS LOLA MATEOS J.MORAN
Publicado: 2009-10-26 · Medio: NUEVA ESPAÑA
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MEMORIAS DE LOLA MATEOS LA NUEVA ESPAÑA, 26.10.2009 GIJÓN, J. MORÁN https://www.lne.es/asturias/2009/10/27/menester-partido-tenga-airecillo-libertario-recomendo-tierno/825723.html Lola Mateos (Salamanca, 1942, y en Asturias desde 1967) narra en esta segunda entrega de sus «Memorias» para LA NUEVA ESPAÑA sus años de militancia en el PSP de Tierno y su actividad en la Platajunta de la transición. Lo reivindicativo, lo divino y lo humano. «"¡Ustedes corrompen a los estudiantes!", me había dicho el comisario Claudio Ramos cuando me hizo aquella encerrona. En aquella época, David Ruiz y otros nos íbamos a los seminarios de Tuñón de Lara, a Pau, Francia, que también era una actividad sospechosa y le sentaba mal a Ramos y a Escandell, el catedrático. Son los años en los que se funda Tribuna Ciudadana, con Juan Benito Argüelles. Me apunté también a ANA (Amigos de la Naturaleza Asturiana), a la que sigo cotizando, casi como una cuestión sentimental. Además de la pretensión ecologista, ANA era un movimiento reivindicativo. Lo reivindicativo, del sector que fuera en aquella época, había que interpretarlo como antifranquista. También iba al Club Cultural del Partido Comunista (PC). Es decir, estábamos metidos en todas partes, y en el bar, para hablar de lo divino y humano; eso siempre». l Primera militancia. «En 1974, de la mano de Arturo Gutiérrez de Terán y de Gerardo Fernández Bustillo, entré en DSA, Democracia Socialista Asturiana, con un socialismo de idea marxista y de autogobierno. Fue mi primera militancia. DSA nació por iniciativa de Pedro de Silva, y desde el FELIPE (Frente de Liberación Popular) vinieron al comienzo a algunas reuniones Antonio Masip, Ramón Fernández Rañada o Ramón Cabanillas. Luego no todos ellos se integraron en el DSA, que nunca tuvo intenciones de ser un partido, sino de poder integrarse en otro de cobertura más amplia, porque no íbamos a ceñirnos ni a Pajares ni al Cantábrico. Tuvimos unos primeros contactos con la Federación de Partidos Socialistas, la FPS, que pretendía integrar a partidos como el nuestro. Fueron contactos de una cierta fluidez y en 1976, hacia junio, fue cuando acabamos integrando en el PSP (Partido Socialista Popular), de Enrique Tierno, que en Asturias tenía tres militantes: Paco Prendes Quirós y dos amigos». l En la Platajunta. «En el DSA éramos una treintena. Tampoco había entonces grandes militancias en ningún partido, salvo en el PC. En las negociaciones de integración con el PSP habíamos marcado claramente el carácter no centralista y federativo, y eso se aceptó, al igual que las siglas de PSPA, Partido Socialista Popular de Asturias. Pasé al PSPA, estuve en la ejecutiva y era la representante en la Platajunta, que luego fue Coordinación Democrática. En la Platajunta nos reuníamos todos los partidos y sindicatos de la oposición, con lo cual tuve una visión de primera fila de la política regional. La Platajunta eran los partidos que había integrado la Junta Democrática y los de la Plataforma Democrática que había liderado el PSOE. En Asturias nos reuníamos en casa de Ramón Rañada, desde los Carlistas de Carlos Hugo, a la ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores) y el PT (Partido de los Trabajadores), o el PSOE. Rañada era independiente, de los de Trevijano, que había inventado con el PC la Junta Democrática. Trevijano era partidario de gente independiente, no vinculada a los partidos. También asistían a la Platajunta José Luis Iglesias Riopedre, por el PC; Juanín Muñoz Zapico, que venía por CC OO, y después de morir Juanín venía Gerardo Iglesias. Por el PSOE acudía a veces Emilio Barbón, y otras Juan Luis Rodríguez-Vigil o Chuso, Jesús Sanjurjo. Y Alfredo por el PT, o Cheni Uría, por el Movimiento Comunista. La ORT era tan clandestina que venía un representante que tenía nombre de guerra, «Marcos», pero nunca supimos quién era. De USO acudían José Luis Iglesias o Severino Arias». l Represión moderada. «Éramos grupos ilegales, pero no clandestinos, y lo digo porque había veces que al llegar a casa de Rañada, en la calle de Fruela, veíamos dos policías en la acera y nos importaba un pepino. Jamás interrumpieron una reunión, aunque era la época en la que más de tres reunidos ya eran clandestinos e ilegales. Pero ya había una cierta permisividad y digo cierta porque he corrido mucho, mucho, delante de los "Grises", en la Escandalera o en la iglesia de San Juan, para arriba y para abajo, y luego nos acabábamos reuniendo en el Niza o en el Manolo, que eran los refugios de la época. La represión franquista, al margen de la represión que todo el mundo conoce de fusilados y encarcelados, era en esos años una de las cosas que me hicieron tomar más conciencia de que eso no podía ser. Es que nos escamotearon partes de nuestras vidas. Era la censura o el estar permanentemente engañados, estafados. En los años setenta hubo represión y cárcel, pero ya mucho más moderada. Había permisividad y el franquismo tenía cierta cautela a la hora de ser fuertemente represor. Por eso digo que éramos ilegales, pero ya no era imprescindible ser clandestinos, ya no hacía falta sacar la baraja para hacer como que estábamos jugando a las cartas». l A Madrid, con los señoritos. «La Platajunta, que todavía era ilegal, la presentamos públicamente en la Universidad y allí vinieron más polis que asistentes. Y en "Asturias Semanal" salían reportajes de manifestaciones y partidos, con fotos. Lo que sí había entonces era que yo les tenía más miedo a los de Fuerza Nueva y similares que a la Policía. Había más miedo a que esos bestias nos pudieran dar una paliza que a los agentes, aunque no recuerdo ningún caso muy concreto de agresión, pero sí el ambiente de crispación. De la Platajunta íbamos a Madrid generalmente Rañada, Iglesias Riopedre y yo, y a veces venía Chuso. En Madrid nos reuníamos con los señoritos: venían Carrillo, Simón Sánchez Montero, Enrique Mújica, Aguado, del PT, o Morodo en vez de Tierno. Entonces iba a saludar a don Enrique, a la sede del PSP. A él le interesaba mucho que le explicara cómo era el ambiente de Asturias, lo que estaba pasando aquí. El PSP iba aumentando de militancia en Asturias. Inicialmente hubo un núcleo en Oviedo y otro en Gijón, pero ya estaban comenzando grupos en Avilés, Mieres o Salas. No voy a decir que fuéramos miríadas, pero sí empezaron todos los partidos a tener un poco más de militancia». l Flexibilidad política. «Yo era muy discutidora, y como representante del PSP a veces no seguía las instrucciones. El presidente del PSP era Paco Prendes y el secretario general, Pedro de Silva. A veces no seguía sus instrucciones muy al pie de la letra y un día se lo comenté a don Enrique Tierno, cuando me preguntaba cómo era el ambiente del partido. "Yo creo que tiene que haber más flexibilidad", le lloraba a don Enrique. Eso de estar tan rígidos era una de las razones por las que yo no militaba en el PC, donde era todo más cuadriculado. Entonces me dijo don Enrique: "Hace usted bien; es menester que en el partido haya un cierto airecillo libertario". Para mí fue una coartada, porque cada vez que alguien me decía algo yo le replicaba con lo de "es menester que en el partido? y yo soy el airecillo libertario". Y sí había ese airecillo libertario en la esencia del PSP, que tenía fama de que era un partido todo de cuadros y que no tenía bases. Un aspecto que a mí me gustaba es que no había una estrecha unión entre un sindicato y el PSP. La militancia en los sindicatos era libérrima, y había bastante gente en CC OO, también en USO y menos en UGT, que eran PSOE. Yo he votado siempre, y todavía sigo haciéndolo, a CC OO en la Universidad. l Ser republicana, estar en la Monarquía. «Con la Platajunta hicimos manifestaciones y me acuerdo de aquella campaña que hicimos contra el referéndum de 1976, el de la reforma democrática, para el que pedíamos la abstención. Había debates muy interesantes. Uno era Monarquía o República, un tema sustancial. Hay gente que dice que da lo mismo. No da lo mismo y hay carencia de formación política en la gente. Otra cosa es que yo acepte la Monarquía actual y no me oponga a ella, pero yo soy republicana. Una cosa es ser y otra es estar. Me quedo con la República y de hecho estoy en la Asociación Republicana de Asturias; no voy mucho, pero es algo para mi testimonial. Yo explico a Montesquieu y a Rosseau y a Diderot, y el último tema que explico es la Revolución de las Trece Colonias de América del Norte, es decir, República, federalismo y constitucionalismo. Tengo muy buenos maestros en la Historia y eso también te forma». l Abandono del partido. «Llegan las elecciones de junio de 1977, con gran fervor y euforia. Nunca di ningún mitin, por carácter, pero en el PSP Paco Sosa Wagner, Girón o yo, los profesores, fuimos a muchos pueblos a explicar en qué consistía el proceso constituyente. Y nos presentábamos como PSP, pero pedíamos el voto a la izquierda en general, explicando cuál era la significación del voto de izquierda en relación con el de derecha. En aquellas primeras elecciones gana UCD, y lo que queda claro, clarísimo, es que el voto socialista va al PSOE. Entonces opiné que nuestro espacio era ese y que me parecía una tontería dividir el voto socialista. Paco Sosa y yo proponíamos o bien integrarnos en el PSOE o hacer lo que los franceses de Rocard: constituirse en una especie de grupo, de corriente de análisis marxista y de crítica del socialismo. Ninguna de las opciones prosperó. Fue cuando don Enrique dijo aquello de la "marcha del desierto" y yo me di de baja del partido. Me fui y al año siguiente se integraron el PSOE». Mañana, martes, tercera y última entrega de las «Memorias» de Lola Mateos.