1995-04-21.EL MUNDO.MEMORIA HISTÓRICA Y SINDICALISMO MARCELINO CAMACHO
Publicado: 1995-04-21 · Medio: EL MUNDO
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MEMORIA HISTÓRICA Y SINDICALISMO EL MUNDO. 21 DE ABRIL DE 1995 MARCELINO CAMACHO Un viejo militante, que ingresó en UGT en 1934, y en el PCE el 2 de febrero de 1935, se considera en deuda con el método de investigación y obras de Marx, Engels y otros, bases de las que partiría el PCE hace 75 años. El papel que jugó desde su nacimiento -sobre todo desde 1935- ha tenido y tiene una gran importancia como apoyo a la creación y desarrollo de un sindicalismo de clase y democrático, pluralista y unitario. Comienza en 1935 cuando, a través de militantes del PCE, la CGTU (Confederación General del Trabajo Unitario) se integra en la UGT, creando los grupos de OSR (Orientación Sindical Revolucionaria). En octubre de 1948, una amplia reunión de cuadros dirigentes del PCE y del PSUC aprueba la disolución de las guerrillas, el cambio de táctica, el desarrollo de la lucha de masas y la política de reconciliación nacional. El PCE, consciente de que en las condiciones de una dictadura de carácter fascista, sólo la combinación de la lucha legal con la ilegal permite a los trabajadores defender con cierta eficacia sus intereses, y movilizarse, decide crear la «Oposición Sindical Obrera» (OSO). Desde esta concepción, es de rigor histórico reconocer que, aun partiendo del carácter espontáneo del nacimiento de CCOO, sin la combinación de la lucha legal con la ilegal, sin la política de reconciliación nacional, no hubiera sido posible crear la OSO ni avanzar después resueltamente en este proceso de creación y desarrollo de Comisiones Obreras. Nuestro objetivo no fue hacer entrismo para instalarnos y dominarlos desde dentro, sino combinar la acción legal con la ilegal, desarrollar la lucha de masas, y destruir los Verticales con la conquista de las libertades. Fueron muy importantes las reuniones de comunistas a las que asistimos responsables del movimiento obrero del interior en 1964, 1965 y 1966, en Francia, para generalizar las distintas experiencias del país y especialmente las de Madrid, donde militantes obreros responsables del PCE como Víctor Díaz Cardiel, despedido de Euskalduna, o como Mario Huertas, miembro del Comité Central -conocido entonces por su nombre de clandestinidad como Luis Segundo-, facilitaron el paso de OSO a Comisiones Obreras y prestaron una gran ayuda para asegurar los contactos con las empresas. En lo que respecta a mi experiencia, a los 16 años, en noviembre de 1934, comienzo a reorganizar un sindicato de UGT, y el 2 de febrero de 1935 ingreso en el PCE. Era la época del «Bienio negro», después de la revolución de octubre del 34 en Asturias. La dirección de la UGT, cuando se convocaron las elecciones de febrero de 1936, acordó votar al Frente Popular, y la CNT -siempre contraria a votar, por su carácter anarcosindicalista-, decidió dejar en libertad a sus afiliados y no pedirles que se abstuvieran. Bajo la dictadura de Franco, en la primera declaración de principios que firmamos con nuestros nombres y apellidos, 100 de diferentes tendencias salvo el PSOE, se reconoce la posibilidad de «partidos políticos identificados con las aspiraciones e intereses de la clase obrera» y se aceptan las «acciones con otras capas sociales para la consecución de objetivos coincidentes». Más tarde, en 1974, CCOO formó parte de la Junta Democrática, de su dirección, e incluso en las conversaciones de dicha Junta con la Plataforma Democrática hasta la creación de Coordinación Democrática, con la fusión de ambas, y formamos parte de la «Comisión de los 10». Al ir a presentar ésta y sus acuerdos a los medios de comunicación, fuimos detenidos y encarcelados en la prisión de Carabanchel García Trevijano, Alvarez Dorronsoro, Nazario Aguado y yo, en marzo del 76 hasta finales de mayo del mismo año. En el 75 Aniversario del PCE, a sus 77 años, este viejo militante (al que se le pueden censurar muchas cosas, pero no falta de coherencia), quiere invitar a la reflexión a algunos «ex» de ayer y «anti» de hoy, que están pasando de la burocracia a la autocracia. La memoria histórica dice que se pierde la dirección del movimiento obrero lo mismo dando tirones bruscos que nadie sigue, o quedándose a la cola con los más rezagados. Es poniéndose a la cabeza de los asalariados/as y tirando suavemente como se dirige. Tampoco se hace la unidad disolviendo direcciones críticas, elegidas en congresos democráticos. Independencia, sí, apoliticismo, neutralismo o sosiego, no.