2001-07-01.LA RAZON.MALDITA MEMORIA JUSTO FERNANDEZ

Publicado: 2001-07-01 · Medio: LA RAZON

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OPINIÓN

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LA RAZÓN
DOMINGO, 1 - VII - 2001

TRIBUNA LIBRE

EL FANTASMA DE LOS BALCANES
U na y otra vez

¡MALDITA MEMORIA!

el 
fantasma
de  la  crisis
golpea a Europa en el
avispero de los Balca-
nes sin que las políti-
cas desarrolladas des-
de  la  UE,  y,  sobre
todo, desde Washing-
ton, permitan mante-
ner  esperanzas  sobre
la capacidad de los líderes políticos de gene-
rar  medias  de  distensión  y  estabilidad.  El
puzzle de convicciones religiosas, tradiciones
culturales e intereses estratégicos contradic-
torios, es incompatible con políticas unilate-
rales que sólo consiguen preparar nuevos con-
flictos.  Como  los  racimos  de  cerezas,  las
crisis se encadenan entre sí, mostrando la in-
capacidad para buscar acuerdos que no cons-
tituyan meras salidas coyunturales buscando
pacificaciones para el corto plazo. ¿Alguien
duda de la conveniencia de que Milosevic res-
ponda ante un Tribunal de las decisiones que
implicaron la muerte de más de doscientos
mil civiles en las cuatro guerras balcánicas?
No. Pero la forma de realizar el traslado a La
Haya y la evidencia de que es el resultado de
la presión económica de la diplomacia norte-
americana no ha sido lo más inteligente. El
presidente Kostunica y la coalición política
que ha gobernado durante los últimos meses,
se ha roto sin que tal noticia pueda traer nada
bueno. Si a ello le sumamos la guerra abierta
en Macedonia y la confusa estrategia de la
OTAN para salvar a los núcleos de ELN, que
antes formaron parte de la UCK en la guerra
de Kosovo, todo parece caminar hacia una
nueva edición de la eterna crisis balcánica.  
La función estratégica de los Balcanes, si-
tuada a caballo entre el centro y el sur de Eu-
ropa central, Grecia, Turquía y los intereses
de Rusia, refuerza la tendencia al conflicto in-
herente a sus propias contradicciones inter-
nas. Tito, del que hoy pocos se acuerdan, in-
tentó desarrollar una estrategia de equilibrio
tras el nacimiento de la «guerra fría» y la di-
visión de Europa y del mundo en dos «esfe-
ras de influencia». La política autónoma entre
los dos bloques, el desarrollo de una econo-
mía mixta, alejada del modelo soviético, y la
búsqueda de una fórmula federal para afron-
tar los problemas del mosaico yugoslavo,
constituyen parte del legado de Tito. Natu-
ralmente tal actitud significó la oposición a
ultranza  de  Stalin,  en  pleno  apogeo  de  la
teoría sobre el «socialismo en un solo país».
La dinámica de bloques no admitía grietas
con respecto a los intereses estratégicos de la
URSS definida como la «patria del socialis-
mo» y base fundamental para la defensa del
«campo socialista». Tras el final de la guerra
mundial, los esfuerzos de Tito fueron consi-
derados como una «traición» y comenzó la
gran campaña de depuración del titismo en
todos los partidos comunistas, especialmen-
te los europeos. Arthur London, en su esca-
lofriante libro «La Confesión», relata su en-
carcelamiento en Praga bajo la acusación de
«titista».

La crisis de las relaciones entre Tito y Sta-
lin alcanzó su máxima intensidad en el vera-
no de 1949, con ocasión de la derrota de ejér-
cito popular en Grecia. Las fuerzas monárquicas
se situaron en las fronteras de Yugoslavia y
Albania y, a mediados del mes de julio, el
gobierno yugoslavo anunció el cierre de la
frontera ante el peligro de que se produjeran

choques de sus tropas
con  las  fuerzas  grie-
gas. Pero, en realidad,
el cierre de la frontera
no  estuvo  motivado
exclusivamente por el
peligro referido. Más
bien se pretendía ha-
cer  frente  al  peligro
cierto de una interven-
ción militar de los so-
viéticos para derrocar a Tito con el apoyo  de
otros partidos del Kominform. No hay que
olvidar la nota del gobierno de la URSS de
agosto de 1949, en la que, además de acusar
al gobierno de Belgrado de fascista, advertía
que si no se atendían las reclamaciones so-
viéticas, el gobierno de la URSS «se verá
obligado a recurrir a otros medios más efica-
ces para defender los derechos y los intereses
de los ciudadanos soviéticos en Yugoslavia y
para llamar al orden a los agentes de la vio-
lencia fascista desencadenada». Naturalmen-
te, los «medios eficaces» a los que se refería
la nota no podían ser otros que los utilizados
en Hungría en 1956 y Checoslovaquia en
1968. En 1980 muere Tito y en 1985, Gorba-
chov accede la poder e inicia el fin de la po-
lítica de bloques. El ultranacionalismo de Mi-
losevic hizo el resto.

EEnnrriiqquuee  CCUURRIIEELL

E l  viernes  me

avisaron.  El
día 26 se iba a
descubrir  una  placa
en  la  calle  Dr.  Fle-
ming 45, la casa don-
de había vivido An-
tonio  Herrero,  el
periodista que, en los
primeros  años  de  la
década de los noven-
ta, había dirigido el programa de mayor au-
diencia de la radio española. Era el día del
Debate sobre el estado de 1a Nación, se pro-
ducían retrasos en los vuelos y tenía que es-
tar  de  regreso,  en Tenerife,  la  mañana  si-
guiente. No tuve la menor duda. Por Antonio
Herrero sentía respeto, agradecimiento y, so-
bre todo, una buena amistad. El despertador
sonó a las cinco. Sorprendentemente, el avión
despegaba a las 7,15, la hora señalada. Ade-
lanté una hora el reloj y calculé que llegaría
a Barajas alrededor de las once. Tenía tiem-
po. Durante las dos horas y cuarenta y cinco
minutos de vuelo, rememoré muchos aconte-
cimientos vividos en Antena 3 y, luego, en la
COPE, las horas de avión, carretera y de ho-
teles compartidas; el viaje a La Palma y la vi-
sita a La Caldera de Taburiente, donde su hijo
Álvaro me demostró que había cumplido de-
masiados años para creerme un gran andador.
Mi relación con Antonio comenzó por mi ac-

CESID

N o era fácil encontrar un buen candidato

a la dirección, pero Aznar ha acertado
con Jorge Dezcallar, aunque hay quien
desde el PP más intolerante trata de descalifi-
carle cargándole de tinte socialista; es eviden-
te que Dezcallar despegó en su carrera de di-
plomático  bajo  la  administración  socialista,
pero eso no significa que esté incapacitado pa-
ra ocupar un puesto de responsabilidad con el
gobierno popular. Abandona el CESID un ge-
neral al que sólo reconocen su valía los que no
escriben sesudos comentarios en los periódi-
cos. Javier Calderón se hizo cargo de los servi-
cios de información e inteligencia cuando es-
taba bajo mínimos, su credibilidad era cero,
varios chisgarabís ocupaban despachos impor-
tantes y se había puesto de moda dar caña al

Centro. Se va Calderón con
un CESID mejor estructura-
do, más eficaz, y recompues-
tas las relaciones con impor-
tantes servicios extranjeros.
Sin embargo, el prestigio del
ya ex director queda deteriorado ante la opi-
nión pública, por culpa de la campaña de algu-
nos de los expulsados del Centro. Le han dado
hasta en el carnet de identidad, e incluso ha ha-
bido malnacidos que han hurgado en su vida
personal para tratar de descalificarlo en lo pro-
fesional. Dezcallar, mejor que nadie, sabrá muy
pronto lo que hay que agradecer a este general
que abandona hoy la vida pública.

PPiillaarr  CCEERRNNUUDDAA

REBOREDO Y SAÑUDO

tividad sindical. En los
buenos  y  malos  mo-
mentos,  tuve  los  mi-
crófonos de Antena 3
para explicarme o de-
fenderme.  Pasado  al-
gún tiempo, me invitó
a participar en lo que
fue el inicio de las ter-
tulias 
radiofónicas.
Cuando dimití de mis
cargos en la UGT, me propuso participar co-
mo colaborador habitual de su programa, que
aumentaba en audiencia y credibilidad. Tenía
experiencia como entrevistado, pero ¿tendría
capacidad para debatir con profesionales acre-
ditados? La posibilidad de continuar luchan-
do, de otra forma, contra la explotación de los
trabajadores y los abusos del poder político,
me hizo aceptar el ofrecimiento. Sufrimos la
traumática marcha de Antena 3. No dudé en
acompañar a Antonio, Manuel Martín Fe-
rrand, José María García, Luis Herrero,
Federico Jiménez Losantos y un grupo de
compañeros, en la incierta aventura de incor-
porarse a la COPE. Por espacio de más de do-
ce años, con absoluta libertad, cada martes,
ahora, cada jueves y con medios técnicos,
más modernos, durante hora y media, con el
teléfono apretado a la oreja, intentando ha-
cerme oír, he tenido el privilegio de debatir
problemas de actualidad con los más impor-
tantes periodistas, los principales responsa-
bles políticos y economistas, sociólogos, jue-
ces,  escritores,  catedráticos  y  sindicalistas
destacados. Víctor Márquez Reviriego, Jaime
Capmany, Ramón Tamames, Pedro J. Ramí-
rez, Luis María Anson, Pablo Sebastián, Joa-
quín Navarro, Antonio Romero, Antonio Gar-
cía Barbeito, Francisca Sauquillo, Pilar Ferrer,
Nicolás Redondo, Juan Velarde, Amando de
Miguel, Jaime Peñafiel, Marisol Galdón, Je-
sús Cacho, José Antonio Sánchez, Fernando
Sánchez Dragó, Paloma Barrientos, Paz Pa-
dilla, Chiquito de la Calzada, Luisa Palma,
Antonio García Trevijano, Julián Lago y Jo-
sé Luis Gutiérrez fueron algunos de los nom-
bres que colaboraron con Antonio.

El consabido problema del tráfico de Ma-
drid hizo que llegara unos minutos antes de
la llegada del alcalde, José María Álvarez del
Manzano. Pude saludar a Cristina Pécker, es-
posa de Antonio y sus hijos, sorprendiéndo-
me cómo ha crecido Álvaro. El abrazo y los
sollozos de la madre de Antonio me emocio-
naron. Saludé a sus hermanos y charlé con
compañeros de la COPE, Carmen, Daniel,
Mónica Benny y Nieves. Comenzó la sencilla
y corta ceremonia. El alcalde descubrió la
placa conmemorativa, y en un breve discur-
so puso de relieve la ambición por la libertad
de Antonio Herrero, su obsesión por la ver-
dad, su independencia y su incomodidad pa-
ra el poder. Fui observando los rostros des-
conocidos del numeroso grupo de ciudadanos
que se había congregado. Faltaban los políti-
cos. Estaban justificados. Se celebraba el lla-
mado debate mas importante del año. Saludé
a algunos dirigentes de la COPE, a José Ma-
ría García, Jiménez Losantos, Pablo Sebas-
tián, Javier Gómez de Liaño y Carlos de Pra-
da. Algunas ausencias estaban justificadas
Otras, demasiado clamorosas. Sé por qué lo
digo. Pocas veces he tenido una sensación tan
desalentadora sobre la condición humana, el
agradecimiento, la amistad y la memoria.

JJuussttoo  FFEERRNNÁÁNNDDEEZZ