2001-07-01.LA RAZON.MALDITA MEMORIA JUSTO FERNANDEZ
Publicado: 2001-07-01 · Medio: LA RAZON
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OPINIÓN 26 LA RAZÓN DOMINGO, 1 - VII - 2001 TRIBUNA LIBRE EL FANTASMA DE LOS BALCANES U na y otra vez ¡MALDITA MEMORIA! el fantasma de la crisis golpea a Europa en el avispero de los Balca- nes sin que las políti- cas desarrolladas des- de la UE, y, sobre todo, desde Washing- ton, permitan mante- ner esperanzas sobre la capacidad de los líderes políticos de gene- rar medias de distensión y estabilidad. El puzzle de convicciones religiosas, tradiciones culturales e intereses estratégicos contradic- torios, es incompatible con políticas unilate- rales que sólo consiguen preparar nuevos con- flictos. Como los racimos de cerezas, las crisis se encadenan entre sí, mostrando la in- capacidad para buscar acuerdos que no cons- tituyan meras salidas coyunturales buscando pacificaciones para el corto plazo. ¿Alguien duda de la conveniencia de que Milosevic res- ponda ante un Tribunal de las decisiones que implicaron la muerte de más de doscientos mil civiles en las cuatro guerras balcánicas? No. Pero la forma de realizar el traslado a La Haya y la evidencia de que es el resultado de la presión económica de la diplomacia norte- americana no ha sido lo más inteligente. El presidente Kostunica y la coalición política que ha gobernado durante los últimos meses, se ha roto sin que tal noticia pueda traer nada bueno. Si a ello le sumamos la guerra abierta en Macedonia y la confusa estrategia de la OTAN para salvar a los núcleos de ELN, que antes formaron parte de la UCK en la guerra de Kosovo, todo parece caminar hacia una nueva edición de la eterna crisis balcánica. La función estratégica de los Balcanes, si- tuada a caballo entre el centro y el sur de Eu- ropa central, Grecia, Turquía y los intereses de Rusia, refuerza la tendencia al conflicto in- herente a sus propias contradicciones inter- nas. Tito, del que hoy pocos se acuerdan, in- tentó desarrollar una estrategia de equilibrio tras el nacimiento de la «guerra fría» y la di- visión de Europa y del mundo en dos «esfe- ras de influencia». La política autónoma entre los dos bloques, el desarrollo de una econo- mía mixta, alejada del modelo soviético, y la búsqueda de una fórmula federal para afron- tar los problemas del mosaico yugoslavo, constituyen parte del legado de Tito. Natu- ralmente tal actitud significó la oposición a ultranza de Stalin, en pleno apogeo de la teoría sobre el «socialismo en un solo país». La dinámica de bloques no admitía grietas con respecto a los intereses estratégicos de la URSS definida como la «patria del socialis- mo» y base fundamental para la defensa del «campo socialista». Tras el final de la guerra mundial, los esfuerzos de Tito fueron consi- derados como una «traición» y comenzó la gran campaña de depuración del titismo en todos los partidos comunistas, especialmen- te los europeos. Arthur London, en su esca- lofriante libro «La Confesión», relata su en- carcelamiento en Praga bajo la acusación de «titista». La crisis de las relaciones entre Tito y Sta- lin alcanzó su máxima intensidad en el vera- no de 1949, con ocasión de la derrota de ejér- cito popular en Grecia. Las fuerzas monárquicas se situaron en las fronteras de Yugoslavia y Albania y, a mediados del mes de julio, el gobierno yugoslavo anunció el cierre de la frontera ante el peligro de que se produjeran choques de sus tropas con las fuerzas grie- gas. Pero, en realidad, el cierre de la frontera no estuvo motivado exclusivamente por el peligro referido. Más bien se pretendía ha- cer frente al peligro cierto de una interven- ción militar de los so- viéticos para derrocar a Tito con el apoyo de otros partidos del Kominform. No hay que olvidar la nota del gobierno de la URSS de agosto de 1949, en la que, además de acusar al gobierno de Belgrado de fascista, advertía que si no se atendían las reclamaciones so- viéticas, el gobierno de la URSS «se verá obligado a recurrir a otros medios más efica- ces para defender los derechos y los intereses de los ciudadanos soviéticos en Yugoslavia y para llamar al orden a los agentes de la vio- lencia fascista desencadenada». Naturalmen- te, los «medios eficaces» a los que se refería la nota no podían ser otros que los utilizados en Hungría en 1956 y Checoslovaquia en 1968. En 1980 muere Tito y en 1985, Gorba- chov accede la poder e inicia el fin de la po- lítica de bloques. El ultranacionalismo de Mi- losevic hizo el resto. EEnnrriiqquuee CCUURRIIEELL E l viernes me avisaron. El día 26 se iba a descubrir una placa en la calle Dr. Fle- ming 45, la casa don- de había vivido An- tonio Herrero, el periodista que, en los primeros años de la década de los noven- ta, había dirigido el programa de mayor au- diencia de la radio española. Era el día del Debate sobre el estado de 1a Nación, se pro- ducían retrasos en los vuelos y tenía que es- tar de regreso, en Tenerife, la mañana si- guiente. No tuve la menor duda. Por Antonio Herrero sentía respeto, agradecimiento y, so- bre todo, una buena amistad. El despertador sonó a las cinco. Sorprendentemente, el avión despegaba a las 7,15, la hora señalada. Ade- lanté una hora el reloj y calculé que llegaría a Barajas alrededor de las once. Tenía tiem- po. Durante las dos horas y cuarenta y cinco minutos de vuelo, rememoré muchos aconte- cimientos vividos en Antena 3 y, luego, en la COPE, las horas de avión, carretera y de ho- teles compartidas; el viaje a La Palma y la vi- sita a La Caldera de Taburiente, donde su hijo Álvaro me demostró que había cumplido de- masiados años para creerme un gran andador. Mi relación con Antonio comenzó por mi ac- CESID N o era fácil encontrar un buen candidato a la dirección, pero Aznar ha acertado con Jorge Dezcallar, aunque hay quien desde el PP más intolerante trata de descalifi- carle cargándole de tinte socialista; es eviden- te que Dezcallar despegó en su carrera de di- plomático bajo la administración socialista, pero eso no significa que esté incapacitado pa- ra ocupar un puesto de responsabilidad con el gobierno popular. Abandona el CESID un ge- neral al que sólo reconocen su valía los que no escriben sesudos comentarios en los periódi- cos. Javier Calderón se hizo cargo de los servi- cios de información e inteligencia cuando es- taba bajo mínimos, su credibilidad era cero, varios chisgarabís ocupaban despachos impor- tantes y se había puesto de moda dar caña al Centro. Se va Calderón con un CESID mejor estructura- do, más eficaz, y recompues- tas las relaciones con impor- tantes servicios extranjeros. Sin embargo, el prestigio del ya ex director queda deteriorado ante la opi- nión pública, por culpa de la campaña de algu- nos de los expulsados del Centro. Le han dado hasta en el carnet de identidad, e incluso ha ha- bido malnacidos que han hurgado en su vida personal para tratar de descalificarlo en lo pro- fesional. Dezcallar, mejor que nadie, sabrá muy pronto lo que hay que agradecer a este general que abandona hoy la vida pública. PPiillaarr CCEERRNNUUDDAA REBOREDO Y SAÑUDO tividad sindical. En los buenos y malos mo- mentos, tuve los mi- crófonos de Antena 3 para explicarme o de- fenderme. Pasado al- gún tiempo, me invitó a participar en lo que fue el inicio de las ter- tulias radiofónicas. Cuando dimití de mis cargos en la UGT, me propuso participar co- mo colaborador habitual de su programa, que aumentaba en audiencia y credibilidad. Tenía experiencia como entrevistado, pero ¿tendría capacidad para debatir con profesionales acre- ditados? La posibilidad de continuar luchan- do, de otra forma, contra la explotación de los trabajadores y los abusos del poder político, me hizo aceptar el ofrecimiento. Sufrimos la traumática marcha de Antena 3. No dudé en acompañar a Antonio, Manuel Martín Fe- rrand, José María García, Luis Herrero, Federico Jiménez Losantos y un grupo de compañeros, en la incierta aventura de incor- porarse a la COPE. Por espacio de más de do- ce años, con absoluta libertad, cada martes, ahora, cada jueves y con medios técnicos, más modernos, durante hora y media, con el teléfono apretado a la oreja, intentando ha- cerme oír, he tenido el privilegio de debatir problemas de actualidad con los más impor- tantes periodistas, los principales responsa- bles políticos y economistas, sociólogos, jue- ces, escritores, catedráticos y sindicalistas destacados. Víctor Márquez Reviriego, Jaime Capmany, Ramón Tamames, Pedro J. Ramí- rez, Luis María Anson, Pablo Sebastián, Joa- quín Navarro, Antonio Romero, Antonio Gar- cía Barbeito, Francisca Sauquillo, Pilar Ferrer, Nicolás Redondo, Juan Velarde, Amando de Miguel, Jaime Peñafiel, Marisol Galdón, Je- sús Cacho, José Antonio Sánchez, Fernando Sánchez Dragó, Paloma Barrientos, Paz Pa- dilla, Chiquito de la Calzada, Luisa Palma, Antonio García Trevijano, Julián Lago y Jo- sé Luis Gutiérrez fueron algunos de los nom- bres que colaboraron con Antonio. El consabido problema del tráfico de Ma- drid hizo que llegara unos minutos antes de la llegada del alcalde, José María Álvarez del Manzano. Pude saludar a Cristina Pécker, es- posa de Antonio y sus hijos, sorprendiéndo- me cómo ha crecido Álvaro. El abrazo y los sollozos de la madre de Antonio me emocio- naron. Saludé a sus hermanos y charlé con compañeros de la COPE, Carmen, Daniel, Mónica Benny y Nieves. Comenzó la sencilla y corta ceremonia. El alcalde descubrió la placa conmemorativa, y en un breve discur- so puso de relieve la ambición por la libertad de Antonio Herrero, su obsesión por la ver- dad, su independencia y su incomodidad pa- ra el poder. Fui observando los rostros des- conocidos del numeroso grupo de ciudadanos que se había congregado. Faltaban los políti- cos. Estaban justificados. Se celebraba el lla- mado debate mas importante del año. Saludé a algunos dirigentes de la COPE, a José Ma- ría García, Jiménez Losantos, Pablo Sebas- tián, Javier Gómez de Liaño y Carlos de Pra- da. Algunas ausencias estaban justificadas Otras, demasiado clamorosas. Sé por qué lo digo. Pocas veces he tenido una sensación tan desalentadora sobre la condición humana, el agradecimiento, la amistad y la memoria. JJuussttoo FFEERRNNÁÁNNDDEEZZ