1994-03-15.EL MUNDO.MADRID IMÁN DE VIVIDORES RESERVADOS RAUL DEL POZO

Publicado: 1994-03-15 · Medio: EL MUNDO

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MADRID IMÁN DE VIVIDORES RESERVADOS
EL MUNDO. 15/03/1994. Página, 33
RAUL DEL POZO
Donde más riesgo hay de que te alivien la cartera no es en la estación de Atocha, como en los viejos tiempos, sino en las infinitas administraciones. En este momento los «guripas» no se concentran en los monipodios, en los bodegones, en los garitos o en las mancebías sino en los Ministerios. El día que se levanten los barendañís nos vamos a quedar como ídem, es decir, como adoquines de piedra pómez.
Si los «polis» cantaran o se fueran de la «mojarra» se iba a llenar el «maco» de autoridades, como consecuencia de la estafa de los fondos reservados. Hay que ver qué morro. A la autoridad lo que les daban para matar, para comprar a la gente que se va de muy y a los cisnes, se lo gastaban en chalés. Están pringados los jefes de los napoleones. Lo peor de todo es como la jácara y los cicateros se quitan de encima el muerto. Porque como en todas las buenas novelas negras, por debajo, en los vertederos, hay fiambres.
Iglesia, mar o Casa Real. Ahora ni iglesia, ni mar, sólo Casa Real, aledaños del poder, ciudadela de la mangancia, Castilla política, consenso con el catalán. Los parásitos del presupuesto se han asociado de tal forma en las ubres del Estado que va a ser muy difícil apartarlos de la teta. En los tiempos que corren, los caballeros del milagro no vienen del arroyo, sino del poder político y de entre los jerifaltes. Llevan una decena de años llevándoselo crudo, y como en los tiempos antiguos la Justicia está también apicarada. Aquí no pasa nada por meter mano en la caja.
La jacarandina, la jacaranda y la jacarandana están en los Ministerios y ahí es donde se junta la birlesca. Ahora los pícaros, los choris, se crían entre los jefes de la «madera» y de los «guindillas». Los que vienen a chorar, nacen en Tormes, en Valencia, en Sevilla, en Bilbao, pero como los toreros, se doctoran en Madrid. Los pícaros de la Puerta de Guadalajara, los de Sol, los de la plaza de Herradores, los de la plaza de Santa Cruz, los de los bodegones de San Gil y de Santo Domingo, los de las Vistillas, se han mudado a los centros oficiales y en vez de ser perseguidos por los guardias, están guardados por ellos.
La España oficial, fría, seca, protocolaria, de la que hablaba Ortega y Gasset se ha transmutado en la España de Francisco Umbral, una España trincona, de fango lírico, la desolada planicie, donde se concentran todos los tunarras, los pillos, los charaneros para llevarse los machacantes de las arcas del rey Juan Carlos I. De la administración clientelar de la Restauración a la que que define Antonio García Trevijano: «La existencia de fondos reservados a disposición de las autoridades, para que suplan su incompetencia profesional con criminales a sueldo, delata la naturaleza de un poder que se declara impotente para cumplir su deber en un Estado de derecho».
Yo no sé si el final de González va a ser el mismo que el de Craxi, como ha profetizado Julio Anguita, pero lo que sí sé es que tendrían que estar en chirona muchos de los que mandan. Y también sé que el patrimonio que heredaron de cien años de pensamiento progresista, de regeneracionismo, de ética, lo han malversado. Lo de menos es que se hayan llevado la pasta, lo demás es que se han llevado la buena fama.
Ser español, otra vez, empieza a resultar duro y ser de izquierdas llegará a ser si esto no se evita, una mancha. Queda una parte de esa izquierda, y gran parte del propio PSOE, limpios, pero hay que tomar medidas, y dejar de una puta vez de sentir a este país como una lacra y devolver a la izquierda la leyenda de aseo que trajo a esta democracia.
APOYO. Madrid, universidad de la mala vida
Otra vez Madrid y la picardía se han dado la mano, se han aliviado la saña. Como escribió Luque Fajardo: «Todos tratan como se vende la justicia, no hay ley que valga, fuero que se cumpla, pragmática que se guarde, ni hay favor como un real de a ocho, doblón o escudo: real, que sujeta enemigos; escudo, que defiende, y doblón, que dobla justicia». El pícaro madrileño es más viejo que la propia pasma, aparece ya en las obras del Arcipreste de Hita. Pero ni siquiera en el Lazarillo, el pícaro por antonomasia, se le designa con ese nombre. El vocablo, según los enterados, empieza a usarse en el Guzmán de Alfarache que da su primer golpe en Madrid. Aunque Guzmán presume de que ya llegó a Madrid hecho pícaro, es aquí en el Foro, o séase en Adalí, o Madrialatí, o la ciudad de los gatos, donde se encuentra la universidad de la mala vida. Aquí se consagran los choris, los bellacos, los truhanes, los rufianes y los garandones. Pero nunca como hoy habían sido reclutados en el mundo de la púrpura.