1973-03-07.LAVOZDGALICIA.MADRID

Publicado: 1973-03-07 · Medio: LAVOZDGALICIA

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Por VICTORIA ARMESTOPara un hombre tan esto supone una de lasantigaullista ironías de lasy tan europeísta, elecciones francesasPARIS. — (Crónica de AUGUS­TO ASSIA. recibida por «télex» para LA VOZ DE GALICIA).No sólo por concederle a los electores la oportunidad de recti­ficar su primer iiro, sino por mu­chos otros factores es interesan­te el sistema electoral a la fran­cesa.Los comunistas no cesan de protestar alegando que es discri­minatorio contra ellos y es muy posible que, desde el momento en que le enseña al electorado cual es el estado de la piscina antes de que haya de lanzarse definitivamente de cabeza a las aguas, los comunistas tengan ra­zón.Con el procedimientos francés sería muy diiicil que se repitie­ra aquí en los años setenta, la sorpresa inferida a los alemanes al comienzo de los años treinta, cuando una mañana se levanta­ron para descubrir que el dia an­terior habían sacado de las ti­nieblas. y lo habían puesto so­bre el plano nacional, a un oscu­ro movimiento que se llamaba contradictoriamente nacional - so­cialista dirigido por un tenebro­so y antiguo cabo del ejército llamado Adolfo Hitler.DENTRO DEL CIRCULOSi en parte es producto de su propia estagnación mental, en parte el matenimiento de los co­munistas desde hace veinte años dentro del círculo, circunscrito entre el dieciocho y el veintidós por ciento, del que, en el ruedo electoral, no han logrado salirse desde la guerra, es en parte pro­ducto del dogal del doble turno y de las dos vueltas, sin duda.Como el doble turno funciona es realmente curioso.Si la primer vuelta apenas es otra cosa que una puesta de las cartas boca arriba, la cual le ofrece a cada uno la oportu­nidad para darle satisfacción a sus preferencias particulares sin temor a producir un mal irreme­diable. la segunda es la que ver­daderamente decide. La primera vuelta reduce el número de can­didatos a menos de la mitad y al mismo tiempo ejerce el efec­to contrario incrementando y acentuando la lucha, por un la­do. mientras por el otro lado le concede para la segunda un pa­pel preponderante a fuerzas que sólo lo representan secundario en la primer vuelta.IRONIA DEL PAPEL DE LECANUETGracias al segundo turno, el señor Lecanuet, que no pudo sa­car ninguno en el primero, sa­cará entre dieciocho y veinticua- . tro diputados, con los que, me­diante un poco de suerte, puede convertirse en la fuerza indispen­sable para que el presidente Pompidou siga contando con una mayoría parlamentaria conforta­ble. Aun sin suerte, de los votan­tes que en el primer turno vota­ron a favor de los candidatosreformistas y trasfieran en el se­gundo su adhesión a los guber­namentales la de depender pro­bablemente el éxito de las hues­tes que aun, en parte, invocan la inspiración del genral De Gaulle. lo que para un hombre tan antigaullista como Lecanuet. y tan europeísta. no supone la menor de las ironías de estas elecciones tan ricas en ellas.Al mismo tiempo que ayuda al Gobierno en unos distritos, Le­canuet se disputará con los can­didatos del Gobierno en otros el favor de los electores, pues, al revés que las izquierdas las cua­les ya han llegado a un acuerdo para no presentar candidatos do­bles en ningún distrito, las de­rechas, y el centro, aunque es posible que establezcan un con­tacto de codos no parece que lleguen a un acuerdo formal.LECANUET Y DON MELQUIADESLo último se ve acentuado aho­ra, como nunca desde la implan­tación de la Quinta República, por el efecto del equilibrio en­tre las fuerzas gubernamentales y las de la oposición, el cual le infunde un papel nuevo al ter­cer partido.Una reencarnación de los idea­les de Don Melquíades Alvarez. quien ya habia tenido otra in­fluencia. menos gratificante en la política francesa, a través de su corbata blanca imitada por Laval. el tercer partido del sec­tor Lecanuet se llama como el de Don Melquíades «reformista», adopta muchos de sus ideales y aspira a mantener, como el Don Melquíades, el equilibrio entre ti­rios y troyanos. aunque todo in­dica que quizá con más éxito, si­no más merecido que el políti­co asturiano.Es posible que en ello tenga cierto efecto mi impresionabili­dad. pero a mi el señor Leca- nuel me recuerda a Don Melquía­des Alvarez incluso personalmen­te y, desde luego, en su habili­dad para hablar mucho y decir poco.LAS DERECHAS Y EL CENTRO TIENEN LOS MISMOS INTERESESQue las derechas y el centro, aunque tienen los mismos intere­ses, no sean capaces de hacer un acuerdo electoral y que lo sean las izquierdas, aunque los intereses de socialistas y comunis­tas son contradictorios, quizá su­ponga una reflexión poco favora­ble sobre la política francesa del momento, apenas si puede decirse que suponga una reflexión poco favorable sobre el sistema electo­ral. sobre todo si. como parece posible, las derechas y el cen­tro desunidas consiguen la victo­ria sobre las unidas izquierdas. La mejor prueba de que una lu­cha es buena es vencer en ella, como dicen los ingleses.A PROPOSITO QUE OCUPABADEL SOLAR "MADRID"MADRID, 6. — (Crónica de FANCISCO UMBRAL, especial para LA VOZ DE GALICIA).Ha comenzado el derribo del edificio que fuera sede del dia­rio «Madrid», en la calle del General Pardiñas. Parece ser que se necesita el dinero del solar para pagar a la gente. Va a quedar, efectivamente, un her­moso solrr en pleno barrio de Salamancr, por el que se pue­den sacar unos buenos millones de pesetas para fundar otra co­sa más pertinente que un perió­dico.Desde que el periódico no fun. ciona, os antiguos redactores, que le tienen querencia al ba. rrio, se reúner en la cafetería «Dickens» que está enfrente, y allí hacen proyectos, escriben co­sas y eligen representantes cor­porativos para las gestiones le­gales. Yo ere que con el tiem po acabará» fundando otro pe­riódico en la cafetería, porque son gente lista y emprendedora, de modo que lo mejor sería demoler, asimismo, la barra del «Dickens»DOS HERMOSOS HUECOSEs lo que tiene esto del peno, dismo y !a cultura, que se de­rriba un periódico y la gente acampa en un café, y si derriba usted el café para ponei un ban­co, los periodistas y los cafete­ros acampan bajo el puente de Toledo y fundan, a lo mejor.un club político, que es peor. El derribo de la antigua Casa de la Moneda, en la plaza de Colón, y el derribo del edificio del «Madrid», en el mismo ba. rrio de Salamanca, dejan dos hermosos huecos en una zona noble de !a ciudad, dos espacio, sos solares que no debemos des. perdiciar levantando en ellos nuevas cecas ni periódicos, sino aprovechar para zona verde, su­permercados, aparcamientos, o nuevos campos de fútbol, que los que hay están un poco lejos. En su día se abrió concurso ur­banístico para premiar los me­jores proyectos arquitectónicos con vistas a la futura plaza de Colón. El señor Chueca Goitia y otros profesionales presenta­ron muy interesantes ideas que fueron premiadas y seguidamen. te olvidadas, pues, en la actuali­dad se está construyendo allí un aparcamiento y encima se piensa colocar la estatua de Co­lón, que es mala, canija y fea. Pues bien, con el solat que deja ei «Madrid» podría hacer el Ayuntamiento otro tanto: abrir concurso de ideas urbanísticas para construí! allí, poi ejemplo, la gran plaza de la Prensa, el monumento al periodista cesan, te o una fuente luminosa dedi­cada a Gutenberg inventor de la imprentaEn este hermosa plaza, tos periodistas jubilados del «Ma­drid» nocirían tomar el sol por las tardes, comentando y recor­dando aquella famosa tercera página del periódico, que ahora ha sido antologizada en libro, e intercambiándose anécdotas re­trospectivas de sus respectivas secciones oeriodísticas: los to­ros, el teatro, la política, etc. Plaza de Calvo Serer, sería el nombre adecuado.FABRICA DE LONGANIZAS Se dice que las inmobiliarias, que también tienen su corazon- cito se niegan a construir blo­ques Parl- vender por pisos en el futuro solar, y que los fabri cantes ampoco quieren montar una fábrica de longanizas sobre las ruinas de un periódico Lo más digno, sí, sería convertir el solar «i plaza, y para ello ha corrido ya el rumor, por la cafetería <Dickens», de encargar­le a luán Je Avalos un monu­mento que Iría en el centro de dicha plaza, monumento en el que aparecerían las figura esti­lizadas de García Trevijano An. tonio l'nntán v Calvo Serer pro­curando evitarles toda aparien cia de mártires y llevando en sus manos respectivamente, m paquete de acciones del periódi. co, un ejemplar del «Madrid», abierto por la tercera página y, en cuanto a la figura de dorRafael Calvo Serer, se le pon. dría en la mano derecha, alzada en alto, un pasaporte.DEMOLER TODOS LOS PERIODICOS DE MADRIDLos antiguos redactores del pe­riódico han querido estar pre­sentes en el acto de demolición de la primera piedra, acompa­ñando el lúgubre golpeteo de las piquetas legales con ;1 reci- taod dei poema a las ruinas de Itálica y del soneto de Quevedo que comienza así: «Miré los mu­ros de la patria mía...». Final- mene todo el personal congre­gado entonó con sentimiento el(Pasa a la PENULTIMA)MUCHO se han alegrado los amigos 1,1 de Federico Zamora al recibir, o ver en los escaparates de las tien­das, su libro de refranes. (1).Todos sabíamos que nuestro amigo llevaba muchísimos años recogiendo los refranes y dichos populares de la región, «Unha rolleita felta pacente- mente na sua teimora e demorada esculea», dice don Leandro Carré, y . teníamos algo de miedo de que su refranero no llegara a rematarse o de que se rematara y quedara iné­dito, cual ocurrió con otro anterior agavillado por un académico.Por suerte Federico Zamora ve hoy coronado su esfuerzo realizado tanto en las bibliotecas como por la calle. Su primera pregunta a los conocidos, y a los desconocidos, era la de: «¿Cántos reirás coñeces?».Debido a sus actividades comercia­les Federico Zamora tuvo ocasión de viajar por Galicia y la experiencia del trato popular presta veracidad y encanto a su refranero que es, según creo, el primero gallego que se pu­blica en libro.* * *Federico Zamora tiene 81 años que no representa. Nació en La Coruña el 7 de agosto de 1892. Según nos cuenta don Leandro Carré (2) tuvo la educación del «self made man». A los 13 años era «neno de reca­dos» de una tienda entonces muy famosa en nuestra ciudad «La villa de París». Luego, como tantos otros hombres de su generación, Federico Zamora emigró a Buenos Aires, en donde no le acompañó la fortuna. Primero porque allí le pescó la de­presión económica acaecida en tiem­pos de la primera guerra mundial y segundo porque se lesionó jugando al fútbol.Volvió a España Federico y, en su ciudad natal, ingresó en un círcu­lo de carácter patriótico y literario que enriqueció su vida de un modo casi mágico, prestándole contenido espiritual y propósito. En 1916, cuan­do se constituye la primera «Irman- dade da fala galega», Federico Za­mora fue uno de los jóvenes entu­siastas que interpretaban aquellas primeras obras en gallego. También formó parte de la directiva de la «Irmandade».* * *MI conocimiento del refranero cas­tellano es harto superficial, por lo que no puedo enjuiciar acertadamen­te su semejanza con el gallego. Ad­vierto, en principio, una aproxima­ción en los dichos, pero es muy pro­bable que todos los refraneros se Da- rezcan entre sí.Sería fácil encontrar semejanzas entre los refranes de Galicia, los de Irlanda, los de Gales o incluso ¡os del Turkestán.Un refranero es la expresión del alma colectiva de un pueblo y hayuna zona Intima y recóndita en donde confluyen todos los sentimientos por encima de las particularidades o di­ferencias nacionales, al modo como las aguas de todos los ríos conflu­yen en un mismo mar.Si atendemos, entre nuestros re-1 franes, aquellos que tienen un ca­rácter moralizador, advertimos una tendencia generadora de pureza: «a tranquilidade trae a felicldade», pero esat «tranquilidad», inherente a un estado de ataraxia, será más inten­sa si el hombre se aviene con su me­dio: «en térra de lobos, oubear co­mo todos». Es necesario que el lom- bre* se ayude a si mismo en su ca­mino: «sin axuda chega a morte, pe­ro non a boa sorte»; que no sea ex­cesivamente vanidoso u ostentoso: «bodas e festas na casa do vecino», y que, en último extremo, se revis­ta de la resignación de los estoicos: «cando o mal e de morte o remedio e morrer».Entretanto no llega la muerte, se insiste en la conveniencia de ciertos hábitos de laboriosidad: «quen apro- veita a mañán ten feita a xornada», y no debe creer el perezoso que por cambiar de aires se cambia de con­dición: «o que é burro, tan é aquí como en Lugo».* * •A la hora de ejercer la crítica so­cial se advierte una cierta timidez o desesperanza en el gallego, como se advierte el peso de la distrofia (ham­bre generacional) en refranes como «Morra Marta e moría farta».Dichos como el de: «a bondá des­truí a autoridá», señalan la necesidad de una «mano dura» en el gobierno, mientras otros refranes como el de «amigos da taberna, amigos da mer- da», indican una desconfianza muy extremada en la bondad del género humano.La existencia de una injusticia so­cial básica surge en múltiples refra­nes y uno de los más amargos es él de: «a mín chámanme ladrón, pero aos que rouban moito chamanlle don».Non se cree, empero, que un mun­do tan mal constituido sea suscep­tible de reforma: «¿Cómo irnos se­ñor?... A cada paso pior».Del triste peregrinar «hacia lo peor» procuran salvarse los emplea­dos y jornales gastando pocas ener­gías: «fazer que fazemos e non nos movemos».También, aparte de no agotarse en el trabajo, será conveniente ca­llarse y no presumir de inteligencia: «faite o parvo, está calado e terás moito ganado».* * *Ni la propia familia escapa a una crítica que se vierte principalmen­te sobre el orden matrimonial: «can­do te casache... mal negocio arran-xache»; «¿imiiler casada?, burra e amolada».Ni siquiera un cupo elevado de hi­jos alcanza el beneplácito del refra­nero que recomienda: «flllos... cantos como orellas».Las relaciones entre familiares, es­pecialmente las de nuera y suegra, son descritas en tonos de muy acu­sado pesimismo: «a rasa labrada, a viña xa prantada e a sogra xa en­terrada», «alá vais casada, onde non atopes sogra nin cuñada», «sogra, ni» mala nin boa».Tampoco las relaciones más dis tantes entre suegros y yernos gene­ran optimismo: «amistade de xenro e sol de invernó».El matrimonio con una mujer rica reviste no poco peligro: «na casa da muller rica ela manda i ela grita».Pero, a la hora de la verdad, no hay ventura en matrimoniar con ninguna mujer: «quen ten Unha boa muller e a perde, non sabe o que gana».* * *Entre las exigencias del amor pue­de figurar ei que la mujer sea ba­jita: «a muller e a sardina, peque- niña», y también la de que no esté instruida en la lengua 'atina: «mu- ller que sabe latín e muía que fal hin hin, arrenega déla hastra o fin».Igualmente se previenen contra ciertas costumbres: «muller >que me- xa de pé, nunca boa é».A los enamorados, sumidos en dul­ce éxtasis, previene el refranero: «coi- dan os namorados, coidan e non coi- dan ben, coidan que ninguen os mira e todo mundo os ve».Figuran igualmente en el libro de Federico Zamora ios refranes de los pueblos gallegos y algunos son muy graciosos:A Mahía pásala con día A Muxía rvin de noite nin de dia Besta luguesa, muller cruñesa e home santiagués, pea amolar os tres Vaiche boa Vilaboa Mondoñedo... teño mede En Ares non te pares En Camouco para pouco En Redes non te quedes En (Júrense bon vino, oca xente e auga quenteEn Noia non bal unha mina xoia En Muros moito peíxe e poneos durosEn Carballo cada un v-ve do scu traballoFuh a Lindin, tal fun, tai vin Por Vigo andar, por Vigo cansar Por Valdoviño moita auga e pouco vinoTerrón por terrón vaite a Panton Redondela, mal por tj mal por en Vas pra Santiago, vas apañado1)2)Federico Zamora Mosquera, re- frans e ditos populares galegos, edit. Galaxia, Vigo 1972. Prólogo de Leandro Carré al libro citado.UN GUARDIA EN VIGOA I usted, a las nueve de la mañana, se en- w euentra en Vigo sin saber qué hacer, porque ha habido un error de horario, lo me­jor que puede ocurrírsele es subir hasta La Guía. Sobre todo si la mañana luce esplen­dorosa, que diría un escritor bonaerense, y la habitual belleza del panorama se adere­za con la perfecta transparencia de aquella especial luz que tiene la ría viguesa.El otro día, acompañado de un profesor vasco de Psicología yo me vi a esa hora en La Guía. Le estaba explicando —«Mire, aquello es Cangas; aquello otro Moaña, allí están Las Cíes...»— cuando se nos aproxi­mó un guardia urbano, el único ser vivien­te en aquella hora y en aquel lugar.—No, no aparcamos más que un minuto —me excusé—. Enseguida marchamos.—No tenga prisa, señor —me dijo, ama­ble—, A estas horas, no hay problema. Por cierto, ¿cree usted en Cristo?La pregunta, por inesperada e imprevis­ta, me sorprendió.—Hombre, sí...—Pues por ese camino está su salvación. Como Cristo le dijo a María Magdalena-Añadan a ésto una especie de sermón- conferencia bíblica de cuatro o cinco minu­tos y comprenderán nuestra estupefacción. La del psicólogo, la del conductor que nos llevaba y la mia. De pronto, se aclaró:—Bueno, a usted le sorprenderá eso de encontrarse a un guardia de la porra que sea protestante...—Mire, pues más bien lo que me sorpren­de es la circunstancia.—No. yo soy protestante, pero no pro­testo de nada Lo que hago es servir a la verdad Tenga, tenga - y me soltó un fo­lleto de exaltación de la Iglesia Evangélica. Y si tienen tiempo...La verdad es que el tiempo se nos aca­baba para aquello, allí y a aquella hora. Por la noche, cenando con María del Carmen Pa­rada y Segundo Marino, así romo con otros queridos compañeros de la Prensa olívica, me identificaron al urbano «Como guardia es excelente —me explicaron - y posee anéc­dotas muy curiosas, porque resulta que te­nia un hermano gemelo, católico éste, que, Plumado 'Medianoche* ^&zfrarrd-^se le parecía como una gota de agua a otra». Y me contaron, entre otras historias, la de aquel dia que uno de ellos llamó la aten­ción en la calle de Príncipe a un súbdito portugués que iba con su coche a velocidad peligrosa, indicándole que la próxima vez se vería obligado a sancionarlo. El interpe­lado, de mala gana, se excusó como pudo y continuó su camino quizás a mayor velo­cidad todavía. Habría atravesado la ciudad a todo gas, cuando casi le dio un síncope al encontrarse al mismo guardia que lo dete­nía de nuevo. Naturalmente no era el mis­mo, sino su hermano. Pero el susto aún le dura al caballero.Cosas curiosas de Vigo, como la exhibi­ción de ese popular personaje que vende periódicos, creo que se llama Castro, que mantiene un ejemplar de LA VOZ apoyado sobre la punta de su dedo índice en posi­ción perfectamente vertical Todo un alarde que la gente allí ya no valora, pero que tie­ne una dificultad verdaderamente circense.—Oye, ¿qué te crees? —me dice Víctor de las Heras—. En Vigo tenemos gentes muy singulares.—Entre otros, tú mismo —se mete con él María del Carmen Parada que da la casualidad que eres de La Coruña...ICONGRESO EN VALENCIA' N Valencia, sin demasiados alardes, se está celebrando un Congreso que yo con­sideraría muhifudmario, con ia concurren­cia de multiludes si en él estuvieran todos los qut son en lugar de ser todos los que están.Me explicaré enseguida si les digo que se trata de unas Jornadas organizadas sobre el tema «Competencia desleal». ¿Se imaginan lo que ésto significa y a todo lo que atañe?Por supuesto que en el mundo aún que­dan algunas islas solitarias y aisladas, al­gunos rincones silenciosos y perdidos, en los que la competencia leal todavía es posible. Pero éstos son lagares remotos e ignorados donde apenas si hay diversión porque tam­poco hay apreturas, zancadillas, empujones, mentiras y todo eso tan normal de la com­petencia en uso, que es la que divierte a este hombre tan alienado y traumatizado de nuestros días.—Ayer me estuvo hablando Fulano de tí...—Oye, no le creas ni la mitad de la mi­tad...—No, si me habló bien.—Cntonces no era Fulano.Por supuesto que quedan algunos tipos excepcionales que no concurren ai juego de la desleal competencia. Pero son los menos, porque la vida es cada día más dura y la solidaridad es cada vez más infrecuente a fuerza de lujosa, de cara, de insólita.Vamos, que si en ese Congreso estuvieran los que les corresponde, en Valencia habría ahora muchos más apuros que en las Fallas.PAPEL POR JAMONQ EGUN un periódico madrileño, sigue la gue- w rra al fraude del papel. Es decir, a esos tenderos que por cien gramos de jamón lo que sirven son sesenta de jamón y cuarenta de un papel bueno, pero no tanto para pagarlo a pre­cio de Jabugo. Eso, en todo caso, debería ser !o que los economistas llaman algo asi como valor añadido, pero nunca complementado.La picaresca nacional ya no se contenta con echarle agua a! vino, almidón al queso, harina al turrón. Ahora, con todo descaro, le pone pa­pel ai Jamón, cosa en la que el Indime, al pa­recer, no ha intervenido todavía, pero sobre lo que tendría que opinar.Porque ni siquiera aunque fuera jamón en­vuelto en dólares devaluados, la cosa tendría justificación. Sobre todo a la hora de hacer ei bocadillo, que es cuando quien quiere jamón no se contenta con papel, por timbrado que sea.