2001-09-06.LA RAZON.LOS TERCIOS VASCOS DE FLANDES JOSE A. SENTIS
Publicado: 2001-09-06 · Medio: LA RAZON
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LOS TERCIOS VASCOS DE FLANDES LA RAZON 6 DE SEPTIEMBRE DE 2001 JOSÉ A. SENTÍS Es posible el análisis de que el terrorismo es cuanto quieran (queramos) los medios de comunicación que sea. Aunque no siempre es seguro, porque las acciones del terror, como hechos noticiables, son ineludibles y, si se silenciaran, probablemente se multiplicarían hasta lograr la repercusión deseada. Pero es completamente cierto que interpretar el terrorismo por lo que se teme de sus actos terroríficos (el aterramiento, en palabra de Trevijano) no hace sino ayudar a sus fines sin desgaste de sus medios. Otra cosa bien distinta es la orquesta mediática alrededor del nacionalismo separatista. Ahí sí que no hay perdón en la exageración en la cobertura periodística a cualquier estupidez emanada de sus agentes, del que el más cualificado por su oportunismo es Arzallus. Como periodista, me resulta muy complicado disminuir la valoración de una bomba en un supermercado, aunque sepa que relatarla sirve para propagar la voluntad de aterrorizar. Pero cada vez veo con más distancia a las plañideras del nacionalismo vindicativo que lloran por lo que desearían que fuera lo que no fue, que sea lo que no será, para ser ellos mucho más de lo que son. Los nacionalistas viven de la renta de los medios. Tiembla España con sus declaraciones. Sin ir más lejos, el citado Arzallus, amenazando ayer con un «referéndum de autodeterminación» si no se pliega el Estado a las exigencias del Gobierno vasco sobre el Concierto económico; especialmente a su deseo de ser interlocutor ante la Unión Europea al margen del Gobierno nacional. Pues mira qué miedo. Ríndase España que Ibarreche se basta para sacar pecho en Europa y explicarle que sus ventajas fiscales han de ser asumidas por Alemania y Francia. Seguro que en Bruselas y en Estrasburgo ya le temen como a los tercios de Flandes. Déjese de bravatas y ponga los pies en el suelo. Los nacionalistas vascos pueden hacer mucho daño, pero a pocas personas. Fundamentalmente a sus hijos, a los que están educando en un odio a lo ajeno, en un tribalismo étnico, en un ensimismamieto social y en una manipulación histórica imperdonables. Pero están bordeando el ridículo y, al final, no van a superar el cuento del lobo con su grito: «¿que viene la autodeterminación!». Los nacionalistas sólo tienen un cierto interés informativo (indigno, evidentemente) cuando se aprovechan de los actos del terror. Sin ellos son dragones desdentados, exhalando fuego fatuo. Yo, como periodista, les seguiré haciendo caso, pero sólo porque es un espectáculo, a veces cómico, a veces trágico. Pero ustedes, como lectores, harían muy bien en rebajar su indignación y simplemente reírse de Arzallus y compañía, que quieren lo que nunca tendrán; lo quieren lograr con las armas de otros, y quieren que esos otros y nosotros coreemos sus ambiciones con un aplauso de rendida admiración.