1994-07-24.EL MUNDO.LOS QUE NOS LLEVARON AL FRACASO AGT

Publicado: 1994-07-24 · Medio: EL MUNDO

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LOS QUE NOS LLEVARON AL FRACASO
EL MUNDO. DOMINGO 24 DE JULIO DE 1994
ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO
A partir de la muerte de Carrero Blanco inicié la acción política que condujo a la formación de la Junta Democrática de España, como organismo de impulso, dirección y coordinación del movimiento por las libertades, la amnistía y la democracia. En una primera fase, que terminó el día de San Juan de 1974, esta acción se desarrolla de modo separado, pero convergente, con la de Don Juan de Borbón. El Conde de Barcelona se comprometió a manifestar al diario Le Monde los puntos requeridos para la implantación de la democracia, que serían los mismos que los del programa de unidad de la oposición. 
Los compromisos políticos para la unidad de acción de las organizaciones clandestinas y la movilización de la conciencia democrática en la sociedad civil, tuve que ir estableciéndolos, por razones estratégicas, en este orden: PNV (a través de Lasarte, que además transmitió la idea a Nicolás Redondo); Asamblea de Cataluña (a través de Andreu Abelló); grupos gallegos (a través de Valentín Paz Andrade). El paso siguiente fue incorporar a empresarios, Partido Comunista, Partido Regional de Andalucía (Rojas Marcos), Comisiones Obreras y personalidades independientes, entre las que fue especialmente importante Rafael Calvo Serer. Con esta sólida base, propuse el tema a Gil Robles, que lo rechazó por la presencia del PCE. En seguida hice la propuesta al PSOE y al partido socialista de Tierno Galván. Sólo quedaba pendiente la respuesta de Ruiz Giménez y Felipe González, cuyas reacciones habían sido positivas. 
Pero dos circunstancias nos obligaron a presentar en París la Junta Democrática antes de conocer la respuesta del PSOE: las noticias sobre la enfermedad de Franco y la negativa de Don Juan de Borbón a realizar las declaraciones a Le Monde. La novedad de la Junta consistió en ser un movimiento para conseguir la ruptura de la legalidad de la sociedad política (franquista), desde el seno de la sociedad civil (democrática). La decisión de que la Junta fuera un movimiento, y no una plataforma de negociación con el poder franquista, fue tomada en los primeros días de agosto de 1974, en una votación que arrojó quince votos a favor de la tesis que yo defendía (constitución de millares de juntas por toda España) y tres votos a favor de la tesis contraria de Carrillo. El éxito en el combate por las libertades desarrollado por las Juntas fue tan espectacular como su fracaso en el terreno político. 
El PSOE y el PCE decidieron por separado utilizar el poder de la «Platajunta» para conseguir el reconocimiento de su legalidad por la dictadura a cambio de liquidar el movimiento popular. Cosa que hicieron mediante una comisión negociadora, a propuesta del catedrático Carlos Ollero y al margen del órgano unitario de la oposición. A esta Comisión le corresponde el mérito de sustituir la ruptura democrática de la dictadura por la ruptura oligárquica de la «Platajunta» y de la esperanza democrática de la sociedad. Que no ha podido elegir la forma de «su» Estado y de «su» gobierno, limitándose a refrendar lo que seis personas antidemocráticas decidieron: una partitocracia como la fenecida en Italia por corrupción, y un Estado anacional diezmado en Autonomías burocráticas. En resumen, la Junta tuvo un éxito extraordinario mientras desenvolvió su acción en el seno de la sociedad, y un fracaso no menos extraordinario en cuanto los dirigentes de los partidos de izquierda pisaron alfombras mullidas, se sentaron en el famoso sofá del Estado y se integraron en la sociedad política con los restos de la dictadura. Todo lo demás son historias para niños.