1995-05-11.ELMUNDO.LOS INDEPENDIENTES UMBRAL
Publicado: 1995-05-11 · Medio: ELMUNDO
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LOS INDEPENDIENTES EL MUNDO.11-05-1995 FRANCISCO UMBRAL http://fundacionfranciscoumbral.es/articulo.php?id=2545 En las próximas municipales las estrellas parece que van a ser los independientes. El independiente es un particular que se mete en política como otros debutan en el golf, con la madurez, en la filatelia, el bingo, el aerobic, los masajes tailandeses de la calle Princesa, o se hacen del Atlético porque les cae Gil y Gil y se vuelven, de tarretes, un poco masocas. El auge de los independientes se debe, políticamente, al desprestigio de los partidos que tanto denuncia García Trevijano. Parece que el independiente trae la democracia natural, la singularidad del hombre solo, el «caballero sin espada» de Capra. Dice Pasqual Maragall que los independientes suponen «apuesta de futuro y alternativa de libertad». Pero se ha visto en comicios anteriores que algunos independientes venden luego sus votos a un partido, o son ya, previamente, submarinos de ese partido o de otro. El independiente es el cometa Halley de unas elecciones, pasa fugaz por el cielo de la política y es raro que un independiente, como aquel Poujade francés de los 50, llegue políticamente a nada. El independiente es el lobo solitario de la política, pero suele acabar en perro del hortelano de algún partido. El independiente suele haber sido hijo único y siempre le dijeron sus tías que era el niño más relimpio del barrio y más bonito que un San Luis. El independiente es el autista de la cosa pública, el cow-boy de medianoche, resplandeciente de honestidad, honrado en sus negocios, ejemplar en la oficina y que hace muy bonita letra inglesa, con gordos y finos. La honra del independiente dura en política lo que la de la pardala recién llegada en la calle de la Cruz. Meterse en política por libre es como meterse puta sin un chulo. El chulo suele ser Felipe González, que acaba chuleando a los independientes como geishas por rastrojo. Los políticos es mejor que vengan de raza, de familia, como los toreros, que ahora tenemos un Joselito y un Paco Camino en las dinastías de la fiesta. El independiente es el espontáneo al que siempre le coge el toro de un gran partido o se lo llevan los guardias al trullo. Glez. empezó a echar mano de los independientes cuando los profesionales, los históricos, había que mandarlos al tinte porque ya todos tenían un aire usado, un aire falso, o se habían quedado de un aire. Belloch es el gran modelo de independiente. Con toda su aura sombría de memorión presidenciable, Belloch se nota que no es del oficio por lo de Laos, por lo de Lasa y Zabala, por todos sus jaleos de aficionado. Un político profesional mediocre no habría caído en muchos de los errores de este brillante amateur. Garzón era la pardala recién llegada que decíamos antes. Se metió en política como el que se mete bombero o paraca o puta, y efectivamente le putearon a modo en Moncloa, en el partido y hasta en el fin de semana. Pero tuvo la inteligencia y la testosterona suficiente para volver a su sitio, el juzgado, donde está dando un juego espectacular, histórico, y prestando un fuerte servicio a la democracia, limpiando fondos al país, en fin. Uno cree que la política es como los toros y la literatura, como la alfarería y la monarquía, que sale mejor si se viene de raza. El independiente es un préstamo que la sociedad le hace al Estado, un rehén de la calle y, para los profesionales, siempre un parvenu. El hombre sin partido tiene el ensalmo de la democracia directa, pero siempre hay unos señores que le patean y putean. España no la van a salvar los independientes, que son las púberes canéforas de la república y acaban jodidas y descontentas. Felipe ronea mucho de independientes y canéforas, que son su harén electoral, pero estos amores no duran más allá del 28/M.