1994-10-20.ELMUNDO.LOS ESTANCOS UMBRAL
Publicado: 1994-10-20 · Medio: ELMUNDO
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LOS ESTANCOS EL MUNDO.20-10-1994 FRANCISCO UMBRAL http://fundacionfranciscoumbral.es/articulo.php?id=2312 Los estancos del cuarentañismo fueron como cuartelillos del «Todo por la Patria», con su bandera nacional y su olor a pólizas y picadura, pura tribu española. Los estancos vendían cáncer, pero eran patrióticos. Luis Carandell, en su inolvidable «Celtiberia Show», puso de portada un estanco de Alcaín. Yo tengo una caja de cerillas y un episodio de Galdós con la bandera republicana, pero eso es otra historia, o la misma, ahora que Trevijano presenta su «Discurso de la República», toma ya. Rafael Torres ha debelado/desvelado aquí el otro día que los estancos, que creíamos tomados a las viudas nacionales, las viudas de guerra, los caballeros mutilados y los loteros y lotarios con multiholding (estanco, décimos, marroquinería), algunos estancos, digo, siguen estando controlados por la derechona leguleya y algún listo del PSOE que quiere ponerle al estanco de su cuñada el puño y la rosa. Más de una vez he contado que Arias Navarro, siendo ministro, le puso un estanco en Ayala a una hermana o cuñada, con orden al Ministerio de comprar allí todos los timbres y papel de barba, o sea un pastón para la noble anciana. Bueno, pues parece que seguimos igual, mayormente, que ciertos estancos son hereditarios, como las fincas, las coronas, los ojos azules, el misal de la abuela, el parrús cálido o frígido y el poder de Felipe Glez., que se hereda a sí mismo. Con o sin ley, muchos estancos y estanqueras siguen siendo cuartelillos, como digo, del nacionalnacionalismo. Quiere decirse que cuando la derecha roja y gualda tome el poder van a convertir todo Madrid en un inmenso estanco para surtir de esencias y labores al resto del país, se acabaron los nacionalismos, los coros y danzas, los separatismos, el rosario de la madre de Sabino Arana, la gran sardana nacional, el Rh, los aizkolaris, Pi i Margall, el petróleo de Fraga, el valenciá, Joanot Martorell, el federalismo y el Senado de las Autonomías o antología de las zarzuelas dialectales. Adolfo Suárez se inventó el «café para todos» y éstos se van a inventar los celtas para todos, que saben a hombre, a raza española. Cada sistema político tiene su arquitectura. La monarquía es una pirámide, la dictadura es un paralelepípedo como el Bernabéu, la república es un palacio barroco, entre Quevedo y Churriguera, y la derechona es un estanco. Lo que comenta Rafael Torres es la rara astucia de quienes comercian en estancos y han salvado ese pequeño cortijo de tabaco y pólizas de las primeras nacionalizaciones de Boyer. Uno piensa en el estanco como emblemático de cierto patriotismo, y hasta la palabra «estanco» nos habla de algo que está estancado, o sea las ideas de Donoso Cortés, Vázquez de Mella, Maeztu, Calvo Sotelo y Balmes, filósofo, cura y vendedor de sombreros de cura, de quien decía Eugenio d»Ors que es un filósofo con el que jamás se puede encontrar el Polo, ni siquiera el Polo. El conservatismo nacional y estancado resume todos los atributos de nuestros abuelos políticos y politicastros, o sea la reacción: el puro capitalista, el papel de barba covachuelista y un olor colonial, virreinal, que es el paraíso perdido de las cien familias. Como un anticipo de lo que van a hacer cuando vengan, ya sabemos que sus cuarteles de invierno son determinados estancos, donde siguen atrincherados desde que murió Franco, y que su utopía social es un estanco para cada viuda, una lotería para cada familia numerosa, un vivir del Estado mientras se privatizan hasta las papeleras municipales. El estanco navega quieto por las procelas urbanas y nos da el alto en cada esquina con la bandera nacional. El estanco sigue siendo sacristía y rebotica de los campaneros de derechas, los sotosacristanes del PP y los nietos de caballero mutilado. Si ganan, volverán a implantar hasta la cartilla de fumador.