1996-07-02.EL MUNDO.LA VACA LOCA DE LA IZQUIERDA RAUL DEL POZO

LA VACA LOCA DE LA IZQUIERDA
EL MUNDO. 02/07/1996 Página, 4
RAUL DEL POZO
Las derechas, que se aborrecían, han formado una poderosa locomotora de Gobierno que decreta desamortizaciones y abrazos de Vergara, ante el estupor y la anemia mental de las izquierdas. Es verdad que en España no estar en el poder es estar en el error; como en la Restauración, los partidos que pierden la manta del Presupuesto se desecan y sus cabezas parecen hueras de ideas. Ya observamos el servilismo español a los ungidos; los mismos que hace tres meses rechazaban a José María Aznar por falto de carisma, le aclaman en los estrenos. Los tiburones que sobornaban al PSOE lo intentarán con el PP, y guardarán los albaranes hasta que deseen echarlos; conociendo la fascinación por los que mandan en esta nación no me extrañaría que esto degenerase en aclamación.
¿Qué hacen los partidos y los hombres de la oposición mientras el Gobierno Aznar pone patas arriba el Estado en las tres semanas que asombraron al mundo? Ante el desfile de la victoria de los liberales, algo se mueve. Felipe González reconoce que su partido está excesivamente institucionalizado; Antonio García-Trevijano comenta, casi con melancolía, que antes había oposición y Prensa crítica y ahora faltan ambos controles.
Con la estructura antigua, y en algunos casos corrupta, de los partidos de izquierdas se intenta frenar la voracidad de la derecha. Dice Julio Anguita que Pujol, Ardanza y Aznar se entienden en la ideología feroz de los números por encima de barretinas e ikurriñas. Y, sin embargo, Anguita rechaza «por imposible» cualquier alianza con el PSOE. Es que ahí está la madre de todas las incomunicaciones y enemistades. Izquierda Unida cree que con este PSOE no se puede salir a la calle en zapatillas y después de tomarse una cerveza correr delante de los guardias jurados, porque estos anarquistas tahtcherianos habrán suprimido ya la Policía cuando llegue la manifestación a Neptuno.
Los de Nueva Izquierda no se quieren enterar de que el felipismo es la vaca loca de la izquierda. Felipe González no sabe, o no quiere saber, que mientras no caigan cabezas en el cesto, es imposible formar una alianza entre el PSOE e IU.
El ex presidente quiere crear, según Francisco Frechoso, un bloque de opinión para integrar a los tanques del pensamiento alternativo al actual poder. Propone una fundación. Las fundaciones nacieron, después de las de Santa Teresa, para evadir impuestos; eran testamentos de los magnates para aliviar su culpa por una vida dedicada a fabricar TNT, armas o a traficar con esclavos; los bancos aprendieron después ese truco.
Es verdad que Felipe González propone otro tipo de foro. Pero siempre que González urde un club es para que los intelectuales y regeneracionistas calienten el horno hasta que lleguen los políticos. Nunca olvidaremos lo que hizo con Belloch, con Garzón o con Semprún. ¿Dónde va encontrar González intectuales que se ofrezcan como ratas de laboratorio para otro de sus experimentos? Un olivo felipista con Suárez, López Garrido y él mismo sería un olivo bonsai.