1999-08-30.EL MUNDO.LA POCA VERGÜENZA GABRIEL ALBIAC
Publicado: 1999-08-30 · Medio: EL MUNDO
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LA POCA VERGÜENZA EL MUNDO 30/08/99 GABRIEL ALBIAC Gregorio Morán -silenciado autor de la más rigurosa crónica del posfranquismo- narra la anécdota en su Miseria y esplendor del PCE: recién constituida la Junta Democrática, el año antes de la muerte del dictador, un don nadie solicita audiencia, en París, al viejo zorro Santiago Carrillo. Se llama Felipe González Márquez y acaba de birlarle -con el apoyo de Willy Brandt y del Departamento de Estado Americano- cartera y siglas PSOE al infeliz Rodolfo Llopis y a su precario núcleo de exiliados. «No se tiene noticia de qué ocurrió, aunque cabe sospechar que Santiago le explicó la situación política y los rudimentos del análisis y Felipe escuchó atentamente, introduciendo a duras penas algunas reflexiones de la realidad cotidiana que él tenía más cerca. Santiago debió salir convencido de que se trataba de un novato, hombre de paja de alguien (Múgica Herzog)». La entrevista entre esos dos personajes, nefastos para la España de fin de siglo, marca la fatalidad de la Transición. Un solo partido (el PCE) con presencia combatiente en los últimos veinte años de dictadura; unas siglas de rancia rentabilidad electoral (PSOE), recompuestas bajo tutela de las dos fuerzas hegemónicas del orden internacional: la socialdemocracia alemana y los servicios de inteligencia americanos. Y, al frente de ambos, dos sujetos vírgenes de escrúpulo. Lo que vino luego -desde la trituración del PCE por Carrillo hasta la gestión del GAL por el señor X- no fue sino consecuencia. Leo, hoy, que González -en defensa de Pinochet- afirma: «Yo hice la Transición y no me habría gustado que nadie hubiera interferido». La ausencia de vergüenza de quien fuera Presidente cuando GAL y Filesa no me sorprende. Sólo me hace recordar una conversación con Antonio García Trevijano, hace unos años: «El PSOE estaba dispuesto, aun antes del nombramiento de Suárez, a presentarse en la ventanilla de Carlos Arias. Cuando me opuse a ello, preguntaron con jactancia que quién los iba a echar del Platajunta, contesté que yo. Era el 15 o 16 de junio del 76; yo había salido de la cárcel dos días antes y tenía consciencia de que, si había sido encarcelado por Fraga, quien me hizo mantener dentro durante cuatro meses fue González. Tan pronto como entré en la cárcel, reaccionaron los comisarios europeos en Bruselas y decidieron amenazar con que, si no me ponían en libertad, rompían los contactos con España. Antes de ejecutar ese acuerdo, Willy Brandt y Helmut Schmidt consultaron con González, y él les respondió que aquel acuerdo era perjudicial para la oposición y que yo estaba de acuerdo en que no se hiciera nada por mí. Así que Fraga me metió en la cárcel, pero fue González quien se las apañó para mantenerme en ella». ¿Glez, autor de la transición? Sí: de ésta.