1990-10-19.EL INDEPENDIENTE.LA OPINIÓN MUNDIAL ENTRA EN EL ESCENARIO BÉLICO AGT

Publicado: 1990-10-19 · Medio: EL INDEPENDIENTE

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LA OPINIÓN MUNDIAL ENTRA EN EL ESCENARIO BÉLICO
EL INDEPENDIENTE, 19 OCTUBRE 1990 
TOM PAINE = ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO
Los gobiernos democráticos, aunque podían, no han usado el atributo estatal de declarar la guerra sin saberse, o creerse, asistidos de la opinión pública interior. Pero ningún gobierno tiene hoy suficiente autonomía para tomar la iniciativa de las hostilidades sin el apoyo, o la resignada comprensión, de ese nuevo poder, la opinión pública exterior, que ha emergido del final de la guerra fría como conato de opinión mundial.
La novedad del fenómeno desconcierta a los gobiernos y a los analistas de la guerra del Golfo. Consideran meras operaciones de propaganda interior a la complicada batalla que se está librando, por televisión, para obtener la complicidad de la opinión mundial en la guerra de las armas. Se hacía, antes, la guerra psicológica para ayudar a la victoria militar, incrementando el ímpetu de los combatientes y la solidaridad de las retaguardias. Se batalla, ahora, por la conquista de la opinión mundial para moralizar la derrota de la humanidad, haciéndola participar en un consenso de muerte.
El rito de la guerra psicológica, es decir, rivalizar en alardes de ferocidad antes de enzarzarse en la pelea, no ha desaparecido del instinto de los beligerantes. Lo nuevo es que ese instinto animal se manifieste, además, con gesticulaciones humanitarias, erróneamente interpretadas como signos de apaciguamiento, para hacer recaer sobre el adversario toda la responsabilidad de la masacre que se prepara. Las consecuencias políticas que habrá de afrontar el vencedor, tras una guerra deshumanizada, son determinantes del modo de iniciarla. Se sacrifican las enormes ventajas militares de un ataque por sorpresa a la oportunidad política de desatarlo cuando el enemigo, hostigado en una guerra de nervios, cometa un error, ante la opinión mundial, que haga parecer un simple mal, relativamente menor, la mayor matanza, por hora de guerra, que la técnica militar permita.